domingo, 31 de diciembre de 2023

2620 (FELIZ 2024)

2620

Este año he corrido 2620 kilómetros. Unos 218 kilómetros al mes; o algo más de 7 kilómetros
diarios. Y lejos de lo que pudiera parecer, y más allá del mero ejercicio físico, son 2620 kilómetros de reflexiones, meditaciones, rectificaciones, introspecciones, propósitos e incluso llantos.

Kilómetros de acariciar recuerdos, crear, y viajar con mi imaginación. O de navegar en lágrimas los momentos tristes (este año hubo uno especialmente doloroso); momentos de izar mis velas hacia un viaje interior y descubrir lo que tengo dentro. Momentos de inflexión. Instantes de descubrir, de bañarme en amaneceres y atardeceres para iluminar mis instantes más tristes.

Con estos kilómetros, se va el año 2023. Y muchas cosas se van junto con él. Pero en estos kilómetros, he aprendido que el futuro no tiene atajos, que la duda sabotea el amor, y que los ojos, la mirada, si es verdaderamente la ventana del alma.

Con este año que se va he aprendido a escoger. A saber quién  para siempre, quien a ratos, y quien nunca más.

He aprendido que mis circunstancias nunca deben pesar más que mis sueños. Que en las decepciones que arrancaron mis alas, puedo hallar la fuerza para alzar de nuevo el vuelo.

Que hay personas que se han ido, pero siempre seguirán siendo.


Que los días que la nostalgia llama a mi puerta y me gana la batalla, he de invitarla a tomar un café, porque es la que me ayuda a reflexionar y darme cuenta que mientras tenga vida, tendré posibilidad.

He comprobado que por suerte nuestra memoria es selectiva, y termina guardando por encima del resto las cosas bonitas. He sentido que la clave está en lo simple: Los días sencillos, los gestos sin importancia, los despertares pausados, un baile espontáneo, un viaje imprevisto, un abrazo auténtico, una risa floja, perder la razón, o un simple ¡te amo! sin abreviaturas.

Este año que viene quiero más sueños. Y no los espero, lucharé por ellos. Este año quiero ser simple. Porque es simple ser feliz, pero difícil ser simple.

Y con ello quiero sentir que mi vida se puede ir en cualquier momento, porque eso me hará aprovechar cada día.

Para este próximo año, prometo no estar en ningún lugar donde no quiera estar y aprender a decir que no más seguido. A dejar que las cosas se rompan. A no dejarme arrastrar por los miedos y echarlos fuera transformados en colores, en acciones y en un par de cojones. Y por tanto no tener miedo a la nostalgia o la tristeza, porque esos sentimientos son los matices que necesita la vida para poder reír más fuerte, gritar más fuerte, y sacar valor.

No quiero ser de esos que por ser herido hiere, ni por ser criticado critica… Seré yo mismo, e iré solamente a lugares donde mi alma se sienta bien; me rodearé de esas personas que al verlas notas que centellean, porque tienen un propósito en su corazón y les brillan los ojos. De esas que a los cinco minutos de conversación, tienes claro que les contarías tu vida entera, y escucharías la suya. A escapar por tanto de esas que hacen que nada fluya y llevan la excusa por bandera.

Dejamos atrás otro año y seguimos siendo tremendamente  incoherentes: Vivimos como si no fuéramos a morir jamás, y morimos afligidos como si nunca hubiéramos vivido; tenemos prisa por crecer, y después anhelamos esa infancia perdida; perdemos la salud por ganar dinero, y más tarde lo gastamos para tener salud, y lo peor, pensamos tan ansiosamente en el futuro, que desatendemos el presente. De este modo no vivimos ni presente, ni futuro.

Así que, en resumen, propósito del 2024, ¡vivir el presente!. Y aunque no sea del todo verdad que recibimos lo que damos, mi propósito será recordar cada segundo, que lo que damos dice a los demás quiénes somos. 

¡Feliz 2024!










sábado, 14 de octubre de 2023

GRACIAS POR ELEGIRME

 
Hoy es un día tremendamente especial.
Hace 13 años ya, llegaste a este mundo y llenaste nuestras vidas de alegría.
Y desde entonces cada día a tu lado ha sido, y seguro seguirá siendo, una aventura repleta de sonrisas, aprendizaje y momentos inolvidables.
Mi mayor aventura con diferencia.
Hace unos pocos días una amiga me mandó un video que me llegó al alma; en él, una abuelita recitaba un poema de un libanés.
Este poema de Kahlil Gibran reflexiona sobre la idea de la educación, la independencia de los hijos y la importancia de permitirles ser quienes son, en lugar de intentar moldearlos según nuestros deseos.
Y el poema dice así:

"Tus hijos no son tus hijos, son los hijos e hijas del ansia de la vida por sí misma. Vienen a través de ti, pero no de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes albergar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti, porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. El arquero ve el blanco en el camino del infinito, y Él te doblega con Su poder para que sus flechas vayan veloces y lejos.
Deja que la mano del arquero te doblegue con alegría, porque, así como ama la flecha que vuela, así ama también el arco que permanece estable."


No puedo estar más de acuerdo. Esta conjetura de que "tus hijos no son tus hijos", te desafía para ser un padre más comprensivo y abierto. Te anima a escuchar, aprender y crecer junto con ellos, en lugar de imponer tus ideas y deseos sobre ellos.

Creo que el abrazar esta filosofía, hace que construyas relaciones más sólidas y auténticas, basadas en el respeto mutuo y el amor incondicional.
Para mí, ver crecer a mi hija es una experiencia conmovedora y gratificante, y en esta práctica atravieso una amplia gama de emociones, vibraciones y momentos inolvidables.
Y no tengo duda que todo esto que redacto, lo suscribiría igualmente su madre. Una gran y comprometida madre.
Y si, el tiempo pasa volando. No hay que desperdiciar ni un segundo.
Por eso, tengo muy claro que "perder el tiempo" con nuestros hijos, es ganarlo.
Impiden que nos lamentemos del pasado, pues son sus mejores frutos; son una aventura llena de sorpresas y cambios; La razón por la cual te haces más y más fuerte... y por el contrario, tu mayor debilidad.
Ahora miro sus ojos y veo un universo único, y en su corazón vislumbro como van brotando sueños que harán su camino ahora mágico y después único.
Nosotros tenemos la fortuna, como antes la tuvieron con nosotros nuestros padres, de ser sus guías en este viaje incierto, pero no somos propietarios de su ser ni mucho menos de su destino.
Me gusta pensar que es ella la que me ha elegido como padre y no al revés.
Porque a menudo caemos en la trampa de querer moldear a nuestros hijos según nuestras propias expectativas, deseos y sueños no realizados.
Y no, no podemos modelar sus sueños ni sus deseos, pero si podemos ofrecerles nuestro amor incondicional, consejos y compartir nuestras pasiones pero sin obligaciones.
Tienen voz y razón, y como tales caminan su propio sendero con su propia pasión y su propia seguridad. Tiene un camino único por recorrer, con lecciones que aprender y experiencias que vivir. Pienso que nuestra tarea como padres es estar allí mientras descubren su propia voz y su camino en la vida.
Un delicado equilibrio entre guiar y permitir.
Debemos permitir que crezcan y se conviertan en la persona única que están destinados a ser.
Así que un día como hoy, celebro todo esto; su esencia y su libertad, porque aunque no nos pertenezca en propiedad, siempre será nuestra en el alma y la eternidad.

¡¡Felicidades!!. Es un auténtico privilegio ser tu padre.


sábado, 7 de octubre de 2023

56. YA NO TENGO TIEMPO PARA TENER PRISA

La mitad de mi vida la he dedicado a vivir aventuras fuera, lejos de mí. A vencer  mis miedos.
Para esta segunda mitad, me di cuenta, que las aventuras, los miedos, están dentro; que mi mayor aventura, con diferencia, comenzó el día que fui padre, y en ella estoy…
Por muy lentamente que me parezca que pasan los días, cuando pienso que esos días nunca volverán a pasar, me parecen brevísimos.
Esto va que vuela.
… Y otra vuelta más alrededor del sol.
Otra vuelta que como todas ha tenido momentos alegres y tristes; este año en concreto ha tenido uno especialmente triste e inesperado… de esos que te sacuden sin remedio y que graban el resto de tu vida.
Me consuelo pensando que nuestros miedos no detienen a la muerte, sino por lo contrario a la vida. Y que hay que seguir viviendo. Por todos. Por los que se han ido, y por los que aún estamos aquí.
Pienso que los desafíos y los dolores de la vida, no deben estar para paralizarnos; están para ayudarnos a descubrir quiénes somos y seguir avanzando.
 Los años me enseñan a reconsiderar.
Los años me muestran la enorme diferencia que existe entre sostener una mano, o tenderla, y encerrar un corazón.
Me han enseñado que la compañía de alguien, no significa seguridad.
Que realizar cosas "solamente" porque me ofrecen un buen futuro, hará que tarde o temprano quiera regresar al pasado.
Los años me han enseñado que sólo quien es capaz de quererte con tus defectos y sin pretender cambiarte, te ofrece verdaderamente felicidad.
Que los besos y los abrazos no son formalidades, ni los regalos obligaciones.
Me han enseñado a reconocer mis errores, y a aceptar mis derrotas con entereza y mis victorias con discreción, y humildad.
Los años han enseñado que cuando caigo, y a continuación me levanto y me creo invencible, me puedo volver a caer.
Que soy mucho más  fuerte de lo que pensabas, y valgo más de lo que creo, o me hicieron creer.
Los años me han enseñado que si estoy al lado de alguien por acompañar mi soledad, acabaré solo.
Que son contados los amigos de verdad; y que, aunque sea feliz con los que tengo, hay días que suspiro por los que dejé ir o ya no están.
Que cualquier cobarde huye o se excusa, y perdonar o pedir perdón es de valientes. Me han enseñado a pedir perdón, decir que quiero, te necesito. Los años me han enseñado que cada instante, cada experiencia vivida es especial e irrepetible.
Que las cosas no tienen un porque, ni un porque no.
Los años me han enseñado que las segundas, terceras, e incluso cuartas partes o mas, “si son buenas”.
Los años me han  enseñado,... que pasan sin remedio, y es mejor aprender que vencer; respetar que despreciar; mirar que eludirse.
Me hallo en una  edad intermedia, en la que aún no sabes bien si vas o vuelves, pero te empieza a dar igual.
Ya no es una edad de hechizos, si no de encantos.
Hemos alcanzado esa madurez,  adquirido esa experiencia que nos otorga en teoría más  inteligencia y en realidad mucha más serenidad.
Ante cualquier dificultad podemos afirmar: “Tarde no es, y prisa no tengo”.
Cada año hago recuento de los triunfos y las desilusiones; ganancias y pérdidas. Y afirmo tras ello: "Estoy aquí". "Estoy vivo". "En realidad no he perdido nada".
En ese instante soy consciente que la vida comienza cada día. Cada mañana.
Ser cincuentón o cincuentona, significa juventud más experiencia.
Piso mirando al frente y no al suelo, y doy más valor a lo que reclama mi corazón.
Reconozco que he vivido, y mi vida, más que nunca, tiene el sentido que yo quiero darle.
Un momento ideal para reflexionar sobre lo que he sido, lo que he hecho, lo que me falta por ser, por hacer, pero sobre todo lo que ya no quiero.
Ya no se trata de contar los años, sino de que cuenten.
Esta vez de nuevo el número 5  asociado generalmente a la energía, la aventura, la libertad, versatilidad, curiosidad y deseo de experimentar; Y el número 6  que se asocia con responsabilidad, el cuidado, la armonía y el servicio a los demás.
Así que combinado ambos para formar el número 56, se puede interpretar como una necesidad de equilibrar la búsqueda de experiencias emocionantes pero con cuidado y responsabilidad. Y si no, pues nada, un año más.

Cumplir 56 años es una oportunidad para celebrar todas las experiencias y logros que he acumulado a lo largo de los años, así como para mirar hacia el futuro con entusiasmo y determinación.
Ya soy un señor maduro.
Y para mí, la madurez es saber cuándo ser inmaduro; esa edad en que uno ya no se deja engañar por sí mismo.
La madurez es saber reírse de la vida, y tomarla en serio solo cuando es necesario. Ya sabes muy bien, que la seriedad no es signo de madurez.







sábado, 4 de marzo de 2023

SALVEMOS LA CANAL ROYA

 Que decir que no se haya dicho ya de este disparate. Para que repetir.

Aportaré una viñeta que creo que en pocas palabras resume muy bien mi pensamiento, y un video que me ha mandado mi amigo Carlos Soria.

Paremos este despropósito.