Rostros y
voces de amigos como Om, Pradip o Anjan, o de cientos más anónimos emergen en
mi mente desde el pasado sábado...
De que forma
la suerte nos favorece a unos y parece torturar a otros.
Cómo ya
escribí en alguna ocasión, soñar, pensar, vivir ¿qué diferencia hay? Nunca
sabemos si lo soñado fue pensado, o lo pensado primero imaginado o soñado y
después vivido. Si lo que ayer viviste fue una realidad, y hoy es un
anhelado sueño, o como en este caso una tremenda pesadilla...
Hace tan solo
seis meses, regresamos de Nepal emocionados tras tantos momentos de emociones,
e instantes de sentirnos insignificantes pero a la vez enormes en este
atractivo lugar, tan auténtico y extrañamente inocente y familiar. La primera
vez que viaje allí fue en 1985, después 1999, 2001, y este pasado 2014; hace
tan solo seis meses.
Era mi cuarto anhelado viaje a este querido país, y estaba ansioso por mostrárselo a mis compañeros de viaje, porque vasta una sola visita para enamorarse de él.
Era mi cuarto anhelado viaje a este querido país, y estaba ansioso por mostrárselo a mis compañeros de viaje, porque vasta una sola visita para enamorarse de él.
Ahora lloro;
todos lo hacemos. Porque cuando algo o alguien a quien quieres sufre, tu sufres
con él.
Imagino que
esa abundancia de imágenes que vemos de Katmandú estos días, va asociada al
horror que muestran, y eso que desde aquí tan solo podemos eso, imaginar.
Son imágenes
difíciles digerir, y más cuando hace muy poco tiempo paseabas boquiabierto y
despreocupado por donde ahora se sienta desesperación, montones de escombros y
pilas de cadáveres,
Se habla y
hablará mucho y con dolor de esta enorme tragedia. De la búsqueda de
supervivientes, recuperación de cadáveres, y las muestras de solidaridad de
todo el mundo. Y durante unos días, Nepal es el centro de nuestras oraciones
porque estamos conmovidos con las imágenes de esta brutal tragedia, donde miles
de personas desaparecieron en pocos minutos.
Un minuto y a
continuación devastación, familias desmembradas, casas y templos milenarios
derribados, carreteras cortadas y recursos vetados.
En definitiva,
la cadena de dolencias que siguen a una catástrofe de esta magnitud.
Y la empatía
con las víctimas de este terremoto es normal, y no dudo que sea sincera. Y de
allí el esfuerzo de miles de personas para ayudar por todas las vías posibles:
dinero, recursos, agua, comida, o manos...
Sin embargo
esto pasará, y después de solidarizarse, penar y llorar, a muchos se les
olvidará Nepal, como olvidamos Ruanda o Haití.
Porque estos
son los países más pobres del mundo, y por tanto habitualmente invisibles. Y
sólo nos acordamos de ellos cuando ocurre una gran desgracia como esta.
Y tan solo
habrán sido fuente de demagogias, pues las catástrofes y tragedias tienen un
gran valor discursivo y político.
¿Qué será de
su vida diaria entonces?, ¿Quién paliará su pobreza y hambruna?.
Por eso, que
nos sirva esta obligatoria mirada hacia Nepal, para recordar, apuntar, entonar
un mea culpa por estos países que son una llaga que siempre sangra.
Países
abandonados por un mundo que por otra parte se entusiasma, nos entusiasmamos
con su cultura, su acogedora hospitalidad, o en este caso el Himalaya y sus
montañas.
Y por eso, más
allá de esta enorme tragedia, me preocupa que cuando haya pasado esta primera
conmoción, y poco a poco se hayan recuperado los cadáveres de los escombros, y
hayan llorado a sus muertos; cuando este precioso país vaya edificando de nuevo
sus casas y reparando sus caminos, fuera ya de los foros, quede también fuera
de los corazones.
Y desde aquí
pido solidaridad. Una de las palabras más hermosas y de más
magnitud humana que existen.
Solo se trata de ver al otro, a los demás, por muy lejanos que nos parezcan, no como un artificio o un número, sino como un prójimo, como a ti mismo o a un amigo.
Solo se trata de ver al otro, a los demás, por muy lejanos que nos parezcan, no como un artificio o un número, sino como un prójimo, como a ti mismo o a un amigo.
Practicar esa
verdadera solidaridad que trasciende fronteras y se levanta sin importar raza,
edad, sexo, credo, nacionalidad o ideas políticas. Sentir conciencia de familia
con el resto de la raza humana y empatía con el dolor de otros.
Durante este último
viaje, nos trajimos cientos de fotos de niños supuestamente humildes, que
aparentaban y contagiaban una envidiable felicidad. Una imagen alegórica de un
país que te hace sentir siempre como en tu propia casa, y te da lecciones de
humildad.
Ahora es un
suplicio ver fotografías de criaturas ungidas de pena; de niños heridos o
que han perdido a sus padres y lloran junto a unos escombros.
Como padre,
siento enorme pena con la figura de esos niños a los que por afinidad pongo
caras; Caras ahora transformadas en símbolo del flagelo de un humilde país,
como una cruel metáfora de llanto e impotencia.
Desde aquí un
llamamiento. Porque todos podemos hacer algo para ayudarles: Desde donar una
cantidad de dinero o enseres, a no dejar nunca de visitar ete cautivador y acogedor pais si ese era tu deseo,
o volver siempre si ya lo has hecho .
Os dejo el enlace de la página oficial de Cruz Roja por si queréis colaborar. La forma más comida es el mss desde el teléfono móvil al 28092 con la palabra AYUDA, el coste es de poco las de un euro que va íntegro a la ayuda para esta tragedia.
ResponderEliminarhttp://prensacruzroja.es/cruz-roja-espanola-destinara-una-primera-ayuda-de-30-000-euros-para-las-victimas-del-terremoto-de-nepal/
Muchísimas gracias!!
EliminarA ti por hacer esta entrada, no soy representante suyo pero debo mucho a la Cruz Roja y en cuanto me enteré de la iniciativa lo llevo comunicando a todo el que puedo. Un saludo!
EliminarMucho ánimo y gracias a ti por tu gesto solidario. Granito a granito
ResponderEliminar