Para empezar
diré, que todos deberíamos viajar a la India al menos una vez en la vida.
Porque la India
te genera entereza y fervor, pero también humildad, e incluso vergüenza.
Sentimiento que no está nada mal para agitarte por dentro y rebajar tu
suficiencia.
En unas horas de vuelo, allí nos aguarda un choque cultural, social, mental e incluso anatómico tan enorme, que en un primer instante te golpea, te aturde y extenúa; acto seguido te sorprende y enajena; pero más tarde, si te paras y permites que tu percepción se dilate y armonice con todo sin enjuiciarlo, nos situaremos, percibiremos, nos maravillaremos y definitivamente nos hechizará. Y ese será mi primer objetivo con este grupo, antes de dirigirnos a las montañas del Himalaya.
Y como conozco el grupo, estoy seguro que en poco tiempo así andaremos por allí; Hechizados. Hechizados de luz y colores; de aromas y olores; de especias y sándalo; de respeto y aptitud; de sentimientos, estremecimientos, impresiones y sensaciones.
Yo pisé la India
hace ahora veintiún años. Delhi, Agra, Jaipur, Amber, Khajuraho, y la
conmovedora y a la vez seductora Benares donde asistí por primera vez a una
cremación. Nunca después los años
venideros, ningún país me conmovió y removió tanto como este.
Si, quizás fue por mi inexperiencia o aprendizaje de entonces. Pero en cualquier caso, estos días nos vamos a encontrar con contrastes tan sorprendentes e inesperados, que no dejaran a ninguno indiferente.
Si, quizás fue por mi inexperiencia o aprendizaje de entonces. Pero en cualquier caso, estos días nos vamos a encontrar con contrastes tan sorprendentes e inesperados, que no dejaran a ninguno indiferente.
El primero y más amargo,
observar situaciones simultáneas de riqueza insultante junto a pobreza extrema;
O armonizar la apacibilidad de las zonas rurales, con el bullicio de ciudades
como Delhi.
En el proceso todo
dependerá de la actitud. De nuestra actitud ante situaciones que, por la
diferencia cultural, religiosa, económica, etc., a priori pueden suscitarte
reacciones contradictorias dependiendo de tu sensibilidad o comprensión.
En definitiva: Como cada
año, trataremos de vivir una experiencia extraordinaria en un lugar
indescriptible, pero sobre todo de convivir, dejándose guiar por el sentido
común, la camaradería y la correspondencia, que al final es lo que acaba
poniendo a cada uno y las cosas en su sitio, y lo mas importante, de ponerte en
el lugar de tu compañero de viaje.
Es entonces
cuando ya no sientes desconfianza ni escrúpulos. Es entonces cuando te
impresionas de tu propia
tolerancia, de tu capacidad de integrarte ante cualquier situación, e
incluso de tu propia espiritualidad; Y descubres tu naturalidad para
desenvolverte con el grupo, cada uno según su propia capacidad, pero con una
capacidad común indestructible. Te conviertes en una familia viajera.
En la India,
queda probado de forma manifiesta que los hindúes observan y actúan desde la
cercanía y la lejanía al mismo tiempo, que asumen la transitoriedad de la vida
y las circunstancias. Que son un ejemplo de coexistencia de razas, culturas,
actividades y opiniones. Así que por encima de ningún récord de altura, ni
hazaña aventurera, eso es lo que espero que al volver todos hayamos captado y
recordemos para siempre.
Va a ser como cada año, una gran experiencia con un gran grupo humano.
Si puedo
conectar durante estos días, iré al menos colgando fotos de la experiencia.
Aquí os dejo
calentita una entrevista desde Aragón Radio (Tierra de Gigantes).
Por cierto, con
una pequeña errata por mi parte: Acabo diciendo que regresamos el dia 22, y no.
Regresamos el dia 24.
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ENTREVISTA |
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