martes, 31 de octubre de 2017

ACOTANGO 2017



El corazón siempre te lleva a buscar la pasión de las cosas, la inspiración en ellas, el entusiasmo, una respuesta y con ello un rumbo. Y en esta búsqueda de tu rumbo, es donde reside tú acción y tú fuerza.
Y aunque tu cabeza persistentemente te sugiera caminos que reclamen seguridad y cobijo, tu corazón te indica otros diferentes que le dan sentido a todo.
Lo sensato y maduro sería llegar a armonizar ambas cosas; cabeza y corazón. Por eso,  un viaje de aventura como este que terminamos de hacer a Bolivia, es un buen medio para que cabeza y corazón marchen de la mano.
Una vez más, partimos
con la nostalgia de una inesperada baja debida a una  eventualidad de última hora. Sabemos que esto es probable cada año, pero da mucha pena no contar con algún querido miembro del equipo.
En su nombre, Javier L (su primer viaje), África (3), Dulce (2), Ana (3), Héctor (3), Carmen R (4), Carmen S (3), Ricardo (3), José Antonio (2), Esteban (3), Juan Jaime (3), Pili S (3), Mª José (4), Javier A (5), Rosana (5), y yo mismo, Javi, hemos fraguado otro año más júbilo, palpitaciones, aventuras y sobre todo gratitud.
Y como cada año (y han sido cinco consecutivos), muchos sentimientos se aúnan en mí tras la finalizar la experiencia.
Esta vez ha sido en Bolivia: Realidades, ilusiones, deseos, sueños, superación personal, y asimismo miedos, que nos han reportado por la isla del Sol, la cordillera Real, y finalmente al volcán Acotango de 6052m.
Ahora todo parece un sueño; Memorias de abrazos, palpitaciones, muchas emociones, amparos mutuos, sonrisas que jamás olvidaré, y como no, confianza y coraje.
Coraje como disposición a sentir confianza en situaciones extremas; y confianza primero depositada en mí, después en los excepcionales guías locales (Norberto y Eloy), y a continuación, la más importante, expuesta abiertamente  por todos los participantes del viaje, en sí mismos.
Al concluir, distingues fácilmente que la aventura ha sido un éxito en esos sentidos abrazos confundidos de emociones que nunca mienten. Abrazos con los rostros enajenados de sobrecogido llanto,  que nos enmudecen el habla pero reavivan el corazón y la conciencia. Esos extraordinarios instantes donde todos formamos parte de un sueño colectivo que jamás olvidaremos.
Nunca olvidaremos el valle de la luna en La Paz; un lugar que desafía tu  imaginación, generándole la sensación de estar en un pequeño erial de la luna, con sus originales formas fruto de la erosión.
La isla del Sol en medio del enorme azul lago Titicaca, aledaña a la más pequeña isla de la luna.
Isla donde se amaron el Sol y la Luna para concebir dos hijos. Territorios sagrados Incas que irradian palpablemente una energía especial difícil de expresar, pero fácil de percibir.
Después, cinco días caminando por la majestuosa e imponente cordillera Real de Bolivia con nevados de hasta 6500 m de altitud y enormes lagunas a más de cuatro mil metros, donde superamos hasta cinco pasos de más de cinco mil metros,  junto a estos impresionantes cerros, y el pico Austria de 5.300m.

Y finalmente tras un estimulante chapuzón en las aguas termales del parque nacional de Sajama, a la sombra del volcán del mismo nombre en la frontera con Chile,  ascender el volcán Acotango. Severo, colosal, emocionante, estremecedor, apabullante, y finalmente mágico.
Enmudeces en su cima como si te hallaras en una esfera de otra dimensión suspendida de realidad. A un lado Bolivia, al otro Chile.
Todo un sublime escenario que ya siempre será, formará parte de nuestros recuerdos.
Hemos descubierto que en Bolivia, existen numerosísimas opciones para perderse en la inmensidad de los paisajes, o de la cultura Quechua o Aimara.
Y aunque lo más significado en este caso parezca que haya sido el ascenso al volcán Acotango por su altura de más de seis mil metros, en este país hemos invertido mucho más  tiempo en descubrir inmensos tesoros paisajísticos que nos han abrumado.
Han sido más de 70 Km a pie atravesando montañas y valles por encima de los 4700 m, recorriendo preciosas e intimidantes extensiones.
Esta caminata, una vez más y por quinta vez, nos ha redimensionado y nos ha proporcionado una visión de las montañas en las que cada valle y cada cumbre, ha formado parte del mismo camino: El camino hacia nosotros mismos.
En lo que llevo vivido (que deseo que sea al menos la mitad de lo que me queda por vivir), he ascendido por encima de los 5000m unas dieciséis veces y dormido a esa altura; por encima de los 6000m unas diez y dormido a esa altura; por encima de los 7000m cuatro veces y dormido a esa altura, y por encima de los 8000m una sola vez, cumpliendo el capítulo de un gran sueño.
Y me encanta el carácter de la altitud y la aclimatación por lo que significa.
Me encanta ver y sentir como la falta de oxígeno te hace débil y vulnerable, y te obliga y ralentiza en todos los sentidos.
Como percibes poco a poco como tu cuerpo y tu mente se defienden para sobrevivir, reaccionan y se adaptan.
Entretanto, tienes que esforzarte y afilar todos tus sentidos para no dejarte caer en ese tedio vital que te arrastra a la mínima voluntad.
Debes pugnar con tu mente y manifestar tu carácter; verificarte a cada paso, y con cada inspiración inhalar espíritu para progresar. Y al fin te aclimatas. ¡Menuda metáfora de la vida!.
Todo esto no significaría nada, si no fuera porque haces ese esfuerzo para acceder a lugares fascinantes y casi de ficción.
Durante cinco años he organizado junto con Modoviaje de Barbastro y he  apoyado con mi experiencia a un grupo de personas que por vez primera sentían estas sensaciones, las soportaban y como no, las sometían.
Y ha sido un enorme privilegio hacerlo.
Se ha tratado de impulsar su capacidad de sufrimiento, su motivación y sobre todo y permanentemente la humildad y compañerismo con todo el grupo.
Y ese ha sido el verdadero éxito de esta empresa. El compañerismo, el grupo, y la humildad de nunca creerse superior al objetivo que pretendíamos. Respeto al medio, a tus compañeros y a uno mismo.
Durante estos cinco años, en estos cinco viajes al Kilimanjaro (Tanzania), Kalapathar (Nepal), Machu Picchu por Salkantay (Perú), el glaciar de Bhaguiraty (India) y ahora al Akotango (Bolivia)   he tratado de ayudar, pero igualmente de transmitir, que cada día, cada minuto de ascenso, es un minuto único e irrepetible que hay que degustar y saborear.
Que lo auténticamente placentero y lo verdaderamente significativo, es el trayecto y no el fin (la cima). Por suerte en mi vida me he topado con grandes maestros en eso como Pepe
Chaverri o Fernando Garrido.
Sí, cierto es que percibes una embriagadora sensación precisamente desde la cima una vez alcanzado el objetivo. Porque has volcado todo tu empeño en él, y has luchado más allá de lo que pensabas que podrías abarcar para lograrlo. Cuando das ese último paso, aparece la euforia propia de un logró que tan poco te costó soñar, y tanto te ha significado conquistar. Y es normal.
Has alcanzado aquello por lo que te has estado esforzando tanto. Aquello que te quitó el sueño y que de forma contradictoria, fue lo que mejor te hizo dormir. Te sientes triunfante si,...pero:
Mirando a tu alrededor adviertes que esa montaña escalada es una más; y hay muchas otras alrededor. Muchos más retos por conseguir, y que este solo ha sido el camino para otro reto futuro.
Miras a tus compañeros, los abrazas, lloras de emoción, y corroboras que lo importante ha sido el camino, las vivencias de todos estos días y no la cima.
E
ntonces despiertas de un sueño, pero se abre la satisfacción de fraguar otros nuevos.
Se dice que somos lo que hacemos para intentar cambiar lo que somos, y que esa tarea no se termina jamás.
Y eso ha sido lo que he tratado transmitirles. Aunque no sé si lo he logrado.
He pretendido volcarme, ayudarles, pero sobre todo contagiarles mi ilusión. Enseñarles a desearlo con todas sus fuerzas. Porque los cielos nunca ayudan a la persona que no desean.
Porque no vale compartir ideas, sin compartir momentos importantes de la vida.
De momento pongo fin a una etapa que quizás retome en el futuro, y comienzo de otra. Gracias a Modoviaje, a Montañeros de Aragón Barbastro
Gracias a tod@s los integrantes de estas aventuras. Ahora somos familia. Familia aventurera.

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