Y lo feliz que me hizo. Primero por él y como
recompensa al enorme trabajo que llevaba detrás, y una pizquita por sentirme
parte de esa su historia y del libro como uno de los prologuistas.
Para los que lo conocemos no fue una sorpresa,
pero los que no lo conocían, creo que se marcharon cautivados por su peculiar
personalidad y sentido del humor. Y ahora están leyendo sus historietas de
corredor de pueblo, con las que muchos nos sentimos identificados.
Y entre las muchas e interesantes cosas que
relató, se me quedó una frase que mas o menos ya conocía y que viene a decir:
"En esta vida, al final de la misma, puedes
lamentarte por alguna cosa que hallas hecho; pero lo malo sería lamentarse por
las que has dejado de hacer".
Es un concepto que siempre he tenido bastante
claro, y que he tenido en la cabeza estos días.
E imagino que estimulado por este concepto, he
comenzado a escribir una trasnochada filosofada casera de estas mías, que
comienzan mientras corro ensimismado por el monte, y posteriormente, a modo de
exorcismo, terminan vomitadas aquí en forma de manuscrito:
A lo largo de mi vida hasta ahora he llegado a
varias conclusiones.
Conclusiones que pueden estar equivocadas, pero
al fin y al cavo son mías y no hacen mal a nadie:
Pienso que persistentemente somos lo que hacemos
para intentar cambiar lo que somos; y esta labor no se termina nunca.
Que el cielo nunca ayuda a la persona que no lo
desean de verdad.
Que la verdadera suerte no se encuentra; Al igual
que con los amigos, se siembra en los momentos dulces, y se recolecta en los
amargos.
Que está muy bien compartir ideas, pero lo primordial en esta vida es compartir momentos.
Que está muy bien compartir ideas, pero lo primordial en esta vida es compartir momentos.
Que los diferentes rumbos que tomamos durante
nuestra vida, únicamente son diferentes formas de ver las cosas.
Que los seres humanos estamos concebidos para
muchas cosas. Pero las más importantes deberían ser conocernos, comunicarnos,
darnos, aprender unos de otros, y abrazarnos de muchas y diferentes formas.
Otro gallo nos cantaría.
Que para bien o para mal, todos podemos
transmitir o contagiar a los demás de nuestras aficiones, gustos o estados de
ánimo.
Que no debemos confundir ser feliz EN tu vida,
con ser feliz CON tu vida. Lo fundamental debería ser siempre, ser feliz CON tu
vida.
Que tampoco, y más llegados a una edad, debemos
confundir los recuerdos con la experiencia. Y hablo por mí.
Que el descontento, es la distancia que hay entre
como vives, y como te gustaría. Y esa distancia hay que esforzarse en que no
exista.
Por ello tu felicidad depende de cómo y que
consideres tú el triunfo y el cómo alcanzarlo.
Que lo más importante en cualquier filosofía de
vida debería ser sencillamente: “vivir y dejar vivir”.
Que la envidia es una proclamación publica de
infelicidad y complejo de inferioridad, y ese miserable sentimiento, permanece
mas en el corazón del envidios@ que lo que dura la dicha de aquellos a quienes
envidian.
Hay un proverbio Ingles sobre esto que me gusta
mucho:
“Cuando
apuntas a alguien con el dedo, ten siempre en cuenta que otros tres dedos te
señalan a ti”.
En resumen, que hay momentos tristes a lo largo
de la vida, pero como bien dijo Paco, lo más triste de una vida, es no saber
aprovecharla.
Y llegados a este punto, “el deporte”.
Para
mí el deporte es una terapia preventiva para multitud de afecciones.
Personalmente
me fortalece y predispone para poder realizar esfuerzos físicos, sí, pero
también mentales; Me relaja y sosiega; Me proporciona salud, pero sobre todo
equilibrio mental.
Y si
lo hago en vínculo con la naturaleza, es armonía y plenitud total.
Gracias. Grandes consejos maestro Javier. Vive y deja vivir... que sencillo pero cuanto contenido lleva dentro. Saludos.
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