Un año más, decidí aprovechar la salida anual de
mi club “Montañeros de Aragón Barbastro” al Aneto, para anunciarlo y
compartirlo con el grupo del viaje de trekinng organizado desde Modoviaje (este
año a Etiopia), y anexarnos con quienes quisieran participar.
Nos unimos cuatro personas.
Llegue a la Renclusa a última hora de la tarde
cuando ya estaban allí todos.
Veintisiete participantes en total. Unos
conocidos, otros por conocer.
Todos ya bien cenados; de tertulia; los
experimentados más relajados, y los primerizos nerviosos e inquietos pensando
en la jornada del día siguiente y en todas sus dudas existenciales; Pero todos
entusiasmados claro.
Mientras tomamos un traguito de pacharán para
sosegar esa ansia, los más veteranos dan consejos, hacen advertencias, y ayudan
a regular los crampones explicando cómo se colocan.
Vamos, lo normal.
Cada
vez que subo por aquí, rememoro cuando desde mis quince/dieciséis años hasta
los veinte y pico, me dio por ascender tres miles uno tras otro. Coleccionarlos
sí.
Y está ya más que probado que me cautivó y aún lo hace, porque como consecuencia de ello, o como progresión lógica se sucedieron los Alpes, los Andes, el Pamir, y el Himalaya, y todo lo que resultó y resulta de ello hasta el día de hoy.
Ahora mis ascensos a los tres miles eran más ocasionales, y normalmente para acompañar a alguien; pero este año en tres semanas ya llevo dos: (Uno con esquís, y este).
Y está ya más que probado que me cautivó y aún lo hace, porque como consecuencia de ello, o como progresión lógica se sucedieron los Alpes, los Andes, el Pamir, y el Himalaya, y todo lo que resultó y resulta de ello hasta el día de hoy.
Ahora mis ascensos a los tres miles eran más ocasionales, y normalmente para acompañar a alguien; pero este año en tres semanas ya llevo dos: (Uno con esquís, y este).
A las
cinco diana, desayuno, y a las seis de la mañana, partimos desde los 2.160
metros de altitud del refugio de La Renclusa (el refugio más alto de los
Pirineos hasta hace muy poco que se inauguró el de Llauset ).
-“No
he pegado ojo”; -“Yo como un lirón”; -“Tu roncas”; -“¿Yo?, Seria el de la
litera de abajo…”
Emergen
sigilosamente las justificaciones y comentarios casi rutinarios tras dormir en
un refugio de montaña, mientras nos ponemos en marcha veinte siete seres y sus
mentes; cincuenta y cuatro patas. Un enorme gusano animado multicolor.
Inusualmente para las fechas que estamos, al poco ya debemos calzarnos los crampones para avanzar cómodamente y con seguridad por la nieve, que a estas horas aún no se ha transformado por el calor y está firme y sólida.
Inusualmente para las fechas que estamos, al poco ya debemos calzarnos los crampones para avanzar cómodamente y con seguridad por la nieve, que a estas horas aún no se ha transformado por el calor y está firme y sólida.
Habitualmente
hasta el Portillón es un fragoso camino de piedras marcado por hitos.
Con paso amable y continuo, trazado en zig zags por José Masgrau (nuestro querido y ya histórico presidente), y vigilando las sensaciones del grupo, ascendemos sin prisa, pero sin pausa.
Con paso amable y continuo, trazado en zig zags por José Masgrau (nuestro querido y ya histórico presidente), y vigilando las sensaciones del grupo, ascendemos sin prisa, pero sin pausa.
Una vez franqueado el Portillón superior que ganamos con comodidad gracias al manto blanco, y en el que tenemos que instalar una cuerda fija de apoyo para descenderlo, asoma el amplio y majestuoso glaciar del Aneto situado a 3050 metros de altitud.
Las
caras de los que por primera vez ven esta estampa tan sublime, es un himno al
sentimiento y la emoción.
Hoy
hay unos cuantos que caminaban por un glaciar por vez primera.
A todos nos impresionó la primera vez, y aun hoy.
A todos nos impresionó la primera vez, y aun hoy.
Está
repleto de nieve; ¡que gozada verlo así para estas fechas!
Hace
quince días bajé esquiando por él, y hoy no puedo evitar mirar de reojo y con
cierta pelusa a los que ascienden con esquís, intuyendo lo que van a disfrutar
bajando.
Como
anécdota he de decir, que hoy sube conmigo Juan Jaime Leache.
No la
primera, pero quizás la segunda o tercera vez que coroné el Aneto, allá por el
año 1985/86, ascendí con él.
Él
por entonces era nuestro monitor de campamentos en los Scouts, y para nosotros
que éramos un poquito más jóvenes, un referente montañero.
Hoy,
más de treinta años después, volvemos a ascenderlo juntos, y ese hecho me
entusiasma.
Con crampones, por un glaciar con tanta nieve como para atravesarlo cómodamente en diagonal desde el mismo Potillón, nos dirigimos caminando gradualmente hasta el collado de Coronas (3198 metros de altitud)
Con crampones, por un glaciar con tanta nieve como para atravesarlo cómodamente en diagonal desde el mismo Potillón, nos dirigimos caminando gradualmente hasta el collado de Coronas (3198 metros de altitud)
El
paso desenvuelto y apacible que marca Martin, y la atenta vigilancia de Agustín
que acompaña y ampara inmediatamente a cualquiera que quede rezagado, consolida
el ascenso.
A partir
del collado de Coronas, toca apretar los dientes para un último tramo de fuerte
pendiente hasta el ante cima. ¡Pero ya está allí!
Tras este tramo cuesta arriba que superamos poco a poco, pero sin dificultad, nos situamos ya a 3.400 metros de altitud, y nos enfrentamos a el temido desafío de "El Puente de Mahoma". A cuatro metros de desnivel de la cima.
Un paso de unos 50 metros de longitud, que, aunque de poca dificultad técnica objetiva, lo aéreo y expuesto de su enclave, hace acentuar el temor al atravesarlo; sobre todo a personas con algo de vértigo.
Tras este tramo cuesta arriba que superamos poco a poco, pero sin dificultad, nos situamos ya a 3.400 metros de altitud, y nos enfrentamos a el temido desafío de "El Puente de Mahoma". A cuatro metros de desnivel de la cima.
Un paso de unos 50 metros de longitud, que, aunque de poca dificultad técnica objetiva, lo aéreo y expuesto de su enclave, hace acentuar el temor al atravesarlo; sobre todo a personas con algo de vértigo.
Hay
que afrontarlo sin temor, pero siempre con respeto y prudencia.
Hemos
tenido la fortuna de llegar en un intervalo entre grupos.
Los
que nos precedían ya han bajado, y los que nos siguen aún les falta para
llegar. Así que el puente está libre y estamos solos.
Podemos
instalar convenientemente una cuerda de extremo a extremo del puente con varias
fragmentaciones, y colocarnos Martin, Juan Jaime, Fernando y yo, en los pasos
más técnicos para echar una mano, y así poder atravesar uno a uno asegurados y
con total desenvoltura, salvándolo sosegadamente, con prudencia y facilidad.
Superado
el Puente de Mahoma llegamos a la cima del Aneto (3404 m).
¡Siempre
emocionante! ¡El techo del Pirineo!.
Pero
hoy no es real… En esta ocasión, y debido al espesor de la nieve, la cima del Aneto
está más alta. Así que al menos y por esta vez, hemos coronado un Aneto de
(3405 m).
¿Cómo explicar que se siente cuando te abrazan con manifiesta y sincera emoción? Pues no hay palabras para hacerlo.
Solo sé que tras ese gran estímulo quedas como golpeado. Golpeado de optimismo y felicidad.
¿Cómo explicar que se siente cuando te abrazan con manifiesta y sincera emoción? Pues no hay palabras para hacerlo.
Solo sé que tras ese gran estímulo quedas como golpeado. Golpeado de optimismo y felicidad.
Se
adueña de ti una combinación de satisfacción y bienestar.
Los
novatos por ser la primera vez; los veteranos por la emoción propia de la
montaña, de volver a subir una montaña que amamos, sumado a ser testigos de ese
milagro de felicidad que da haber conseguido un sueño por parte de otros.
Miras, mides, estas, suenas, sueñas, y sucedes.
Miras, mides, estas, suenas, sueñas, y sucedes.
Intentas
captar el instante, retenerlo en imágenes, en la retina, el corazón, y muchas
fotografías para hacer el instante inmortal.
Instantes con márgenes imaginarios y libres.
Apostar contra tus miedos, a favor de tus ilusiones, y ganar.
Instantes con márgenes imaginarios y libres.
Apostar contra tus miedos, a favor de tus ilusiones, y ganar.
Si afrontas
un desafío, sabiendo que el único final posible es la meta, la cima o el éxito,
pierde ese fulgor de hazaña e incertidumbre, que tanto nos motiva.
Esta travesía, este día, ha sido extraordinario por tantas cosas: reencuentros de amigos en un marco incomparable, el primer tres mil de algunos con su bautizo, el primer Aneto de otros, padres e hijos en la cima… Tantas historias. Cada cual la suya.
Esta travesía, este día, ha sido extraordinario por tantas cosas: reencuentros de amigos en un marco incomparable, el primer tres mil de algunos con su bautizo, el primer Aneto de otros, padres e hijos en la cima… Tantas historias. Cada cual la suya.
Gracias
a todos por compartirlo y hacerme partícipe.
Por
cierto, plantamos en la cima una botella del vino tinto de bodegas Pirineos
3.404, para hacer un favor a un amigo que ya hace un año me pidió hacerlo, y
nos dio mucho juego. Lógicamente y para celebrarlo, nos la bebimos, y nos
bajamos el envase claro…
Finalmente,
en general, se trata de saber extirpa cualquier pensamiento negativo.
Es la
diferencia entre “no puedo más” y “aguanta un poquito más”. La diferencia entre llegar o no.
En esto,
en esta ocasión, José Masgrau nos dio un gran ejemplo.
No
era su mejor día, y sin embargo tiró de orgullo, amor propio y pudo con todo el
deseo de coronar junto con sus hijos su primer tres mil, y bautizarlos en una
especie de relevo generacional del que fui emocionado testigo.
Si crees en ti mismo, no habrá nada lejos de tus
posibilidades.
Y si lo haces constantemente, llegará el día en
que otros no tendrán más remedio que creer en ti.
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