martes, 29 de diciembre de 2020

ADIOS 2020. ¡FELIZ 2021!

Hay años de crecimiento, de evolución, únicos e inolvidables; años desdichados y tristes, años de posibilidades, de alternativas, e incluso de espera; años de promesas, de expectativa, de frustraciones; años de crecimiento e incluso de letargo... ¿Pero de pandemia? ¿Quién iba a imaginar algo así hace tan solo un año por estas fechas? 2020. Un año que jamás olvidaremos. Un año sin esos sueños/planes cumplidos, sin besos tomados ni robados, sin abrazos, con sonrisas enclaustradas, e incluso imprudentes. Un año de incidentes, avenencias, de tedios, de nostalgias, y también de grandes arrebatos de voluntad y valor, sobre todo por parte de quienes han tenido que luchar en primera línea contra esta pandemia. ¡Gracias a todos ellos! Si hago mi propio balance de satisfacciones, decepciones, entusiasmos, perdidas, hallazgos, aciertos o errores. Si me evalúo con la intención de decidirme a favor o en contra del año vivido, siempre intento sacar lo bueno. Soy optimista por naturaleza. Y reconozco, no sin cierto sonrojo por la que está cayendo, que he tenido un buen año. Todos hemos sido víctimas de esta realidad, pero cada cual, dentro de una mayor o menor fortuna y de nuestro ajustado escenario, hemos tenido en nuestra mano crear nuestras propias circunstancias. Y en un trance fruto de la casualidad y fuera de nuestro control, ante esta adversidad, está nuestra actitud; y con ella, muchas circunstancias propias que no son producidas por esa casualidad, sino la causalidad: Situaciones por las que atravesamos que nosotros mismos creamos. Y sé bien que una crisis, sea del tipo que sea, es siempre una oportunidad para progresar y explorar tu papel protagonista dentro de dicho suceso. Un instante para hacer una pausa y “Detenerse”; palabra maravillosa y necesaria para asimilar las lecciones que se nos presentan. Es, o ha sido un momento de ser y recrearse en uno mismo y tus personas más cercanas. De secundar y cimentar. Puesto que, y pese a lo que pueda parecer, ser uno mismo es más sencillo, más práctico, y te hace sentir mucho más especial; y con ello, además, cobra sentido el hecho de que puedas ser para otros lo que eres para ti mismo. Si tratas de ser alguien que no eres, siempre serás una simple imitación. Deseo que, para bien, claro, dejemos que la vida siga sorprendiéndonos; y si equivocamos el camino, nunca nunca, le echemos la culpar al camino... Mi resumen personal de 2020 lo tengo muy claro; y en la forma, está muy alejado de esas épicas imágenes de viajes y aventuras de otros años. Transita en el pequeño comedor de mí casa. Llega un día en el que nuestros recuerdos son nuestra riqueza, y este me ha hecho inmensamente rico. ¡Mucho ánimo a todos y a por el 2021! Que como decía un queridísimo amigo: ¡Se va a cagar!!





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