lunes, 14 de mayo de 2018

RAZÓN

¿Cuantas veces cuando no entendemos algo lo calificamos de desvarío, locura o bien directamente lo sentenciamos?
En esto del deporte de aventura, existe una especie de furtiva necesidad que nos obliga a ir más lejos, más alto, a buscar algo más difícil a lo anteriormente realizado, o a marchar hacia lo desconocido. 
Un espíritu que estimula nuestra capacidad de soñar, y más tarde, la necesidad de pretender hacer realidad esos sueños, ¿eso es desvarío o locura?.
Todos lo sentimos a diario, pero quizás no nos paramos a valorarlo, y normalmente tomamos el camino más fácil; aquél que nos proporciona seguridad y tranquilidad, y dejamos ciertas emociones en segundo plano que, no por deseadas, se nos antojan peligrosas o imaginamos irrealizables.
El emblemático montañero Reinhold Messner, con el que tuve la suerte de coincidir en el Pamir en 1997, explica muy bien lo que se experimenta al enfrentarse a situaciones límite: - "En esos momentos el hombre descubre una cualidad hasta el momento oculta. Una doble visión hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera porque ve cosas insólitas y maravillosas, y hacia dentro porque puede conocerse en profundidad".
Aunque para mi, la auténtica hazaña no está en lo conquistado, sino en el camino para llegar a ello; En atreverse a intentarlo y además disfrutar del recorrido, vivir, emocionarse con las cosas, y exprimir unas anheladas sensaciones insólitas y vivencias inéditas, que te obligan a sacar lo extraordinario de ti mismo.
Se trata de fantasear con algo, vencer esos miedos imaginados o tus supuestas limitaciones, e ir a por ello. 
Por otra parte, hagas lo que hagas, propongas lo que te propongas, todo conduce al mismo lugar: A ti mismo.
Una vez oí, que la necesidad espiritual en el ser humano, lo lleva a buscar la energía de la que salió un día para fusionarse de nuevo en ella. Suena bien....
Quizás esta secreta misión te lleva a buscar dentro de ti, pero igualmente fuera, en lo que parece inalcanzable.
La clave está en tu valentía (o tu osadía que da igual), cuando un día decides bajar ese barranco que tanto recelo te daba, correr esa media o entera maratón que te parecía imposible, o ascender esa montaña que te parecía inalcanzable. 
Esa valentía que consigue que sientas por un momento palpitar una especie de eco de felicidad, y que a tu alrededor exista la armonía entre lo que ambicionas, lo que amas y lo que posees.

2 comentarios:

  1. Joder Javi. Normalmente me he sentido admirada de tus correrías, pero está vez he de reconocer que también envidia de toda esa gente que va a poder vivir este sueño contigo. El Kilmanjaro es uno de mis sueños de toda la vida. Bueno, de momento lo vivire gracias a vosotros, y en él futuro ya veremos. Os deseo lo mejor

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    1. Pues esta vez no puede ser, pero ya verás como si no desistes en ese sueño, algún dia se cumplirá. Un abrazo y gracias

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