Si el hombre es, somos, parte de la naturaleza, y aún más, no somos nada sin ella, ¿por qué siempre hablamos de la naturaleza como si fuera algo extraño a nosotros?. Somos parte de ella.
Eso
sí, por desgracia, en la actualidad, también somos el factor mas
desequilibrante para ella.
Esta
semana, un clásico entre los clásicos, que por desgracia se suele secar casi
siempre a comienzos de verano: “El Mascún”.
Cuando
comenzamos a funcionar como guías por el año 95/96, ir al Mascún era casi una
celebración y siempre siempre un enorme placer con sentimiento de aventura.
Era
salirte de la rutina; salirte del Vero (el que más se descendía por entonces),
y al mismo tiempo, visitar a Manolo (Único habitante de Otín que junto a su
pareja Bárbara (Alemana) regentaban allí un insólito semi albergue y un
hospitalario bar (hoy por desgracia todo abandonado y en ruinas).
Cuantas
noches de tertulias, paellas de conejo a la brasa, e incluso bailes disfrutamos
en Otín por entonces... Que decir, Manolo era todo un quimérico personaje...
Volvamos
al barranco. El recorrido de este clásico, de comienzo a fin está repleto de
localizaciones características y reputadas de la sierra de Guara: El delfín, la
fuente del Mascún, la Torre de Santiago, la Cuca Bellosta, la Ciudadela, el
Saltador de las Lañas, la cascada de Peña Guara, el pozo negro, el Caos del
Onso, o rocas tan originales como el beso o el zapato...
Son junto con
el Cañón del Vero, indudablemente los barrancos con más reputación de la
Sierra.
Un barranco,
de los que lo tiene todo: Una prolongada y hermosa aproximación, un descenso
furtivo, latente y técnico donde
encontramos saltos (siempre evitables), pozas, galerías, oscuros, rápeles y
destrepes, velados con la ornamental estética característica de Guara y su
belleza salvaje. Té cautiva.
Un
barranco en el que incluir lo mirado, lo externo, en nuestro impresionable
interior, contribuye por un instante a pulir la mejor versión de nosotros
mismos. Esa que hace manar la curiosidad, y de la que nace un primer
conato del creer en algo y del encanto por la vida.
Además
del placer deportivo de su descenso, la contemplación de toda su esencia, te
proporciona un peldaño mas de comprensión, de tolerancia y adhesión hacia la
naturaleza, hacia todo, incluso hacia ti mismo.
Es
en lugares como este, donde podemos salir de nosotros mismos.
A-CO-JO-NAN-TE.
ResponderEliminarTe van a tener que dar algún título honorífico de embajador de Guara o algo así. Son los mejores vídeos que he visto. Captan perfectamente la majestuosidad de este territorio.
Lo que más me impresiona es el como puedes grabarla tú sólo.
Tremendo!
jajaja. todo lo que se hace con pasión, no cuesta tanto como aparenta.
EliminarGracias Roberto
Que pequeñita haces que me sienta cuando te leo. Cuanto he de aprender para ser.
ResponderEliminarTe agradezco tu comentario, pero no me lo tomo como un halago. Al revés, nada mas lejos de mi intención cuando escribo, que hacer sentir a nadie pequeñito. A todos nos falta mucho para ser, pero, aunque sea una contradicción, todos somos. Tú la primera.
EliminarUn fuerte abrazo
Gracias por el abrazo. Entiendo perfectamente tus intenciones, solo que cuando eres auténtico muestras al mundo tu verdadera belleza y eso a mi al menos hace sentirme así. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por deleitarnos con este precioso barranco. De éste si que había oído hablar mucho, pero ahora cuando lo he visto siento emocionada que es verdad todo lo que se decía de él.Tienes que sentir un cosquilleo de emoción al poder contemplar y disfrutar de la cantidad de pozas de agua en escalera "verde turquesa" , laberintos estrechos, saltos de agua,,,,,,, bueno todo, lo haces tan fácil de contemplar,, en una palabra Javi,,,,, IMPRESIONANTE.
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