En
las llamadas enfermedades laborales, son incuestionables las alteraciones o
lesiones causadas por la repetida y mecánica utilización de la misma parte del
cuerpo día tras día, tras día...
Pues
bien, creo, (y todo esto es una opinión personal guiada por mi propia
experiencia), que las enormes palizas a las que sometemos a nuestro sistema
motor los que en algún momento nos dedicamos a entrenar digamos, un poco a lo bruto durante años, y/o a correr Ultra distancia, serán o ya son, muy
probablemente las que nos causen un incremento o celeridad del desgaste que
debería ser de forma natural mas prolongado en el tiempo.
Si
lo pensamos bien tiene su lógica. Nuestro cuerpo es un vehículo. Nuestro
principal vehículo. Como lo ha sido a lo largo de los siglos. Y cada día que
pasa, y tan solo por eso mismo, el paso del tiempo, se degenera y se
deteriora. Y al igual que cualquier vehículo, sufre una lógica erosión
natural. Pero, también como cualquier vehículo y dependiendo de su uso, si lo
apuramos en demasía todo o parte de él, lo desgastaremos evidentemente antes...
La
gran mayoría de los ahora fieles del deporte, no son o no somos profesionales,
pero en algún momento entrenan o entrenamos como si lo fuéramos.
Y
esto es un problema. Porque mezclamos salud y rendimiento, cuando
deberían ir separados.
Lo
importante del mantenimiento de una buena salud física y quizás mental, reside
en dos términos: bienestar hoy, a
diario, y prevención futura.
Y...
si entrenas o compites como un profesional, no garantizas estas intenciones.
Puesto
que el esfuerzo físico continuado y extremo, genera desgaste en toda tu musculatura,
tus articulaciones, e incluso tu sistema de producción energética.
Indudablemente,
un deportista profesional es libre de escoger este modo de vida, físicamente excesivo
, teniendo en cuenta que a cambio de ello cobra...
¿Pero
nosotros los aficionados?...
La
línea que separa el esfuerzo sano, del tormento físico es muy sutil. Y nunca
debiera ser normal terminar una práctica deportiva con dolor en todo el cuerpo,
no pudiendo ni moverte, o al borde de una lipotimia, o con necesidad de
una semana para recobrarse del esfuerzo, teniendo que ir al fiseo o al
osteópata para que te recoloquen y recuperen...
Somos
seres eminentemente emocionales. Y (a mi el primero), nos gusta mucho la
idea de controlarlo todo y de aplicar la razón a cada uno de nuestras acciones,
si, pero en realidad, si somos sinceros con nosotros mismos, lo que nos hace
ser y estar felices, es el cómo te sientes mientras realizas una actividad;
durante la actividad, y no después de ella.
Hoy,
la sociedad está basada en la productividad individual. Por lo que nos
han o hemos convertido más que en seres vivos, en máquinas. Donde lo que
importa son los números y la competencia. Y eso, que en la mayoría de los
casos, en un principio, uno de los objetivos para practicar deporte es enmendar
y alejarnos de esto. Cuantas veces decimos: hago
deporte para desconectar.
Pero
después, nos compramos un GPS y un pulsómetro, o un cacharro para llevar el
móvil encima mientras corres monitorizando tu rendimiento y visualizando tu
velocidad media, velocidad punta, distancia, tiempo, etc, etc. ¿Nos estamos
equivocando?. Yo creo que si, y por ello llevo un año en periodo de reajuste y
moderación, haciendo únicamente lo que me apetece y me hace disfrutar
verdaderamente.

No
hay que perder esa satisfacción que te da practicar lo que sea. Por la que
empezaste a practicar todo aquello.
Últimamente,
en lo de correr, casi sólo la ves en los principiantes y en los que no llevan
crono.
Recuperar
ese cruzan una meta o subir un monte, etc, no sólo por el cansancio, sino por
la satisfacción y la felicidad que te produce al hacerlo.
Si
simplemente lo haces por tu bienestar, ¿no deberías acabar siempre contento
independientemente del tiempo o de cómo salga la cosa?
Hay
que re enfocar el deporte hacia tu salud. Y no lo confundirlo con tu
rendimiento ni la falta de él.
Intentar
olvidarse de los números.
No
debemos confundir esfuerzo con sufrimiento.
Y...
¡Mea culpa!. Ahora creo firmemente que el exceso de ejercicio, igual que
el defecto, es perjudicial.
Hay
que aprender a escucha a tu cuerpo. Conocer tus sensaciones, y con ello
generarte buenas palpitaciones.
“La
felicidad quizás está ya en la antesala de lo que pensamos que es la felicidad.”
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