
La
conclusión: que nuestro destino no es un lugar concreto o diferente, sino una
diferente forma de ver las cosas.
Allí
en India, todos descubrimos crudos
axiomas, una realidad inclemente, la severidad de sobrevenir, incluso temores,
pero asimismo, armonía, utopías, deseos, y superación.
Todos
los ríos fluyen hacia el mar con distintos nombres. Y he tenido la fortuna de
ver quizás los tres más distinguidos: El Nilo, el Amazonas y el Ganges.
Y de
estos ríos, es el Ganges el que más me ha sobrecogido.
Y no
sólo porque cruzando 2.600 kilómetros de distancia riegue todo el norte de la
India, convierta en fértiles sus tierras y sea una vía natural de comunicación,
si no sobre todo porque sus aguas llevan consigo una espiritualidad y una
energía difícil de explicar.
Ahora
todo parece ya un sueño (en mi caso mucho).
Pero
en mi, en todos, permanece esa memoria de abrazos sinceros, las palpitaciones,
el entusiasmo obtenido, los temores vencidos, los favores descubiertos y muchos
gestos que nunca olvidaré. Cuantas lagrimas vestidas de sentidos abrazos.
Quedan
en mi memoria breves pero inmortales instantes, que forman ya parte de un
compromiso y de un grupo que jamás olvidaré.
India
se presentó como un escenario sorprendente que siempre será, formará parte de
nuestros recuerdos.
Los seres humanos estamos concebidos para muchas cosas.
Entre ellas para conocernos, darnos, para aprender unos de otros y abrazarnos
de muchas y diferentes formas.
Incluso en cierta forma y muchas veces sin darnos cuenta,
todos podemos contagiar a los demás de nuestras aficiones, gustos o estados de
ánimo.
En este viaje por India, por el nacimiento
del Ganges, he tenido la suerte de nuevo de conducir a un grupo de gente heterogénea, pero
impetuosa, alegre y versátil. Soñadores como yo. Unos ya conocidos, otros por
conocer.
Y cada cual viajó con sus propios anhelos y
por sus propias sugestiones. Esto es algo que parece simple, pero creo que no
lo es.
Porque todo, incluso viajar, comienza en "la
conciencia de uno mismo", pero después, si este viaje es en grupo se trata
de algo más dificultoso; se trata de compartir.
Y compartir por si solo ya es una enorme responsabilidad de uno hacia
los demás.
Y este viaje cada año se convierte en un ejemplo de
amistad, cordialidad y buen rollo, que nos seduce (entre ellos a mí), y en
cierta manera nos impulsa a repetir.
Pues la vida muchas veces nos desajusta, nos distrae, nos
emplaza, e incluso nos enajena.
Y son instantes como estos, en un viaje entre amigos que
te escuchan sin juzgarte, que te amparan sin reclamarte, a uno de estos
exclusivos y misteriosos rincones del mundo, los que te “recarga las pilas” de
una forma desorbitada difícil de
expresar.
Durante nuestra vida, se van presentando en muchas formas
barreras que nos parecen infranqueables: Enfermedades propias o de personas que
queremos, desafíos, amenazas inesperadas o retos.
Frente a todo esto, miramos arriba, abajo, a un lado, al
otro, y al final... a nuestro propio ombligo.

Compartir, viajar, disfrutar, pero a su vez aprender a pararte y a pensar.
Entender que nadie puede dar lo que no tiene, y que como
personas, como amigos, como viajeros, "No siempre lo que tenemos delante
es todo lo que nos queda por andar”.
Desarrollar
la capacidad de aprender y mucho de personas normales como nosotros mismos, y
que "aparentemente" no tienen o tenemos nada que enseñar.
Las
aguas de este río sagrado han fluido desde el inicio de los siglos, y según
cuentan, tienen su origen en el centro del Universo, desciendo a la tierra a
través de los cabellos enredados del dios Shiva. Nos hemos sumergido en sus
aguas, y para nosotros ha significado un baño de humildad, de dogma y respeto.
La
diosa Ganga, el Ganges, es venerado por los hindúes como principio de
fertilidad, y nace a cuatro mil metros de altitud tras resquebrajarse su lengua
de hielo, en la vertiente meridional del Himalaya.

Bañarse
en el Ganges o peregrinar hasta estos
lugares sagrados constituyen las máximas aspiraciones de todos los hindúes, y
ha significado un enorme afirmación e inspiración para nosotros.
Fue
nuestra elección y nuestra predisposición el apostar por nuestros temores pero
también a nuestras ilusiones; se trató de señalar a nuestros sueños y avanzar
hacia ellos. Pase lo que pase, nunca puedes perder.
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