Otra filigrana cincelada a partir de agua y siglos, que nos regala la cabecera del río
Vero. “El Portiacha”.
Otro increíble paisaje de fábula que nace y finaliza con dos formidables
anfiteatros naturales de color naranja que no precisan ni coartadas, ni
intrigas, porque al contemplarlos se pronuncian por sí solos.
Si el Basender es una academia de rápel y
barranquismo seco, el Portiacha con sus cuatro rápeles (dos si se hacen
continuados, con volados de 40 y 45 m) es el perfeccionamiento y el graduado en
esta asignatura.
Cambiando levemente de tema, mucha gente, y
cuando digo mucha, es mucha, me pregunta si alguien me ayuda con la grabación
de estos videos.
He de confesar al que no lo sabe, que no. Los
grabo en solitario.
A mi favor, o en mi contra, parto de la base que
no tengo ninguna formación en realización de audiovisuales, y los forjo de
manera espontánea, intuitiva e instintiva, orientado únicamente por mi
inspiración, y una enorme devoción cinematográfica, que me invita a aprender
sobre la marcha.
¿Qué cómo lo hago?. Pues con mucho esfuerzo, pero
con mucho entusiasmo (me encanta); a continuación una pizca de imaginación, un
asomo de juicio, y (claro) muchas
vueltas.
Un rápel o un salto lo puedo ejecutar mínimo dos
veces, para obtener los planos que ansío para el resultado que pretendo.
Mientras desciendo, voy componiendo cada toma, y
con varias tomas desde diferentes ángulos creo cada secuencia, y para ello
sostengo la cámara en mi mismo, o la fijo atrás o adelante repitiendo la acción
o el paseo varias veces.
Simultáneamente, voy evaluando y matizando lo que
gravo (sin verlo al momento... pues no llevo visor en la cámara GoPro).
Voy inventando
lo que considero para hilar esa película que imagino en mi mente.
Incluso antes de hacer la grabación, en casa, soy
capaz de visualizar cada paso dentro de ellos, e ir componiendo en mi
imaginación las posibilidades de la filmación, y cómo obrar las secuencias que
se me ocurren, vislumbrando como remontar algunos pasos para refrendar una
escena concreta desde diferente ángulos. Todo gracias a que los he descendido
en muchísimas ocasiones desde hace muchos años y los conozco como popularmente
se dice, “como la palma de mi mano”.
¿Por qué voy solo?: Primero porque disfruto mucho
creando la película, y yendo solo mi concentración y abstracción es total:
disfruto grabándolo, y después
editándolo en casa.
Y en segundo lugar, porque me incomodaría ir
acompañado de alguien, y en cierta forma
“hastiarlo y aburrirlo”; Si estoy solo no me importa remontar o repetir cuantas
veces considere necesarias una toma, que si fuera acompañado, me daría apuro por martirizar al acompañante,
e incluso quizá en cierta forma me daría hasta rubor.
Cuando ensayé y grabé el primero, me satisfizo el
resultado obtenido, y continúe, ya que los realizaba como un recuerdo para mí
mismo.
Pero, también los quería filmar de manera
pormenorizada y celosa, para compartirlos con gente tan cercana como mi madre,
que los conoce de siempre por mí. Gente que jamás ya los descenderán, y en cierta
manera pueden hacerlo de manera supuesta de este modo, logrando conocer y
disfrutar tambien así de estos maravillosos paisajes.
Como ya he
escrito en más de una ocasión, hasta la más humilde actividad en la naturaleza,
tiene posibilidades de hacer complacer al que la práctica, pero también al que
la contempla.
Yo era uno de esos a los que m les decían que los grababa solo y no lo podía creer. Me parecía imposible.
ResponderEliminarSi antes me parecían increíbles estos vídeos, ahora sabiendo como están hechos, obra maestra Javier. ENHORABUENA y gracias por compartirlos
De nada Angel. Para mi es un placer
EliminarTendras que llevar un dia un acompañante con otra camara para hacer un making-off de como se hizo ¿se llama asi? Saludos.
ResponderEliminarJajajaja. Apunto tu idea. Seria divertido
EliminarGracias por el hecho de que hay una oportunidad de ver la belleza de la naturaleza de los Pirineos españoles usted. el riesgo de una causa noble.
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