domingo, 27 de octubre de 2024

JORNADAS BARRANQUERAS

Ayer, me invitaron a dar una charla en las jornadas de barranquismo organizadas por Montañeros de


Aragón en Alquezar por el 75 aniversario. Tengo el honor de formar parte de la historia del club como socio desde hace más de cuarenta años, en los que me enseñaron a esquiar, a caminar por la montaña y a escalar; posteriormente fui miembro de la junta directiva, participé en la fundación de la primera sección de barranquismo y escalada, impartí cursillos como monitor de escalada en roca, hielo, alpinismo y barranquismo durante años, y formé parte de alguna de las expediciones del club; incluso a mi hija, la asociamos al club el mismo día de su nacimiento. Yo, siempre me he considerado montañero por encima de cualquier deporte que haya practicado, me educaron como tal, y sentirse montañero va más allá de una mera disciplina deportiva, es un espíritu, una conciencia, un corazón; Un espíritu que aplico a cada reto que me propongo. Para mí el deporte, hacer deporte en general, y el montañismo en particular es una búsqueda de superación, el equilibrio, y la mejora como persona (unas veces lo logré, otras no), promueve el intercambio sociocultural, y valores como la auto disciplina, el sentido de grupo, la solidaridad, la comprensión y la tolerancia, y todos estos valores los ejercité y ejército, los aprendí y sigo aprendiendo junto a excelentes personas en este club. Como dijo Mandela. -"El deporte tiene el poder para cambiar el mundo. Tiene el poder para unir a las personas en sólo una dirección. Toda mi trayectoria, como ayer les conté, nació y ha estado necesariamente ligada al barranquismo y a la sierra de guara, donde volvía y vuelvo indispensablemente. Viví (Por edad) toda la evolución de este deporte: Me llevaron a los catorce años por vez primera, fui guía, monitor  y sigo siendo un apasionado de su práctica, sus paisajes y su magia. Admiramos las cosas por muchos motivos, pero las amamos sin razones. Porque lo que nos impresiona, nos impresiona una sola vez; sin embargo lo que nos resulta extraordinario, cuanto más lo contemplamos, más nos lo resulta. Este es mi caso. Me apasionan muchas cosas, sí,  pero una muy importante en mi vida, son los barrancos “de Guara”. No cualquier barranco, “los de Guara”. Mi tierra. Y cada año me reedito. Como cuando se visita a un gran amigo sigo fiel a esa cita. Solo, o acompañando gente para presentárselos como quien presenta a su mejor amigo. Los barrancos de Guara han sido, son y serán, parte de mi vida. Dejo aquí el primer montaje que proyecté en la charla de ayer,  con un recorrido fotográfico por su historia y mi historia deportiva intrínsecamente unidas desde hace ya más de cuarenta años , porque no entiendo lo uno sin lo otro, y sobre todo porque soy consciente que  no hubiera sucedido lo otro sin lo uno. Gracias por la invitación a estas jornadas.




lunes, 14 de octubre de 2024

14 AÑOS DE PADRE

Hoy recuerdo la razón por la cual cada día me hago más y más fuerte... y por el contrario, cual es mi mayor
debilidad.

Sigo mirando a sus ojos y continúo viendo en ellos un universo único, mientras en su corazón van brotando ilusiones que harán que su camino ahora mágico, posteriormente sea único.

Observar crecer a mi hija , es para mí una de las experiencias más profundas y conmovedoras a las que me he enfrentado . Ver cómo madura, como descubre el mundo y se desarrolla en él; Todo repleto de instantes que me llenan de amor y de orgullo. Probablemente porque vea en ella una mezcla de mis propios ideales, anhelos y deseos, o los de su madre; pero lo que más veo, es a una persona única ante su propio camino y destino.

Cada mirada, cada sonrisa y cada pequeño logro, para mí tienen un significado especial. Son un constante recordatorio de profunda conexión, y la advertencia del increíble papel que juego/ jugamos junto con su madre en su vida, como guías, maestros, modelos y protectores.

Ser padre es una experiencia poderosa y transformadora. Lo más increíble, bonito, y peligroso que he hecho en toda mi vida. Porque no es solo está la responsabilidad de cuidar, sino también la de guiar, apoyar y enseñar sobre una vida a la que nunca terminas de tomarle el pulso y en la que tú todavía sigues aprendiendo. Y esto conlleva emociones y desafíos únicos: la alegría de verte crecer, la preocupación por tu bienestar, y la satisfacción de verte convertir en una persona única e independiente. Un proceso de aprendizaje continuo que nos s exige a todos paciencia, dedicación y amor incondicional.

Ser padre incluso implica adaptarme, porque a menudo, eres tú quien me enseña a ver el mundo de maneras nuevas y diferentes.

Feliz cumpleaños, mi bonita Nayra! No puedo creer que ya tengas 14 años. Esto va que vuela!! Estamos muy muy orgullosos de la joven fantástica en la que te estás convirtiendo: fuerte, valiente, inteligente y lo mejor, con un corazón lleno de bondad. A medida que siguas creciendo, recuerda siempre que estamos aquí para apoyarte a cada paso de tu camino, en tus sueños y en tus desafíos. ¡Nunca dejes de ser tú misma, porque eres extraordinaria tal y como eres! Espero que este año esté lleno de nuevas aventuras, aprendizajes y momentos inolvidables. Te amo/ te amamos más de lo que las palabras pueden expresar, ¡feliz 14, mi cielo!



lunes, 7 de octubre de 2024

NO SÉ CUANTOS AÑOS TENGO. SÉ LOS QUE YA NO TENGO: 57

Cuando era pequeño, pensaba en las personas de más de 50 años como esos “abuelos” que acompañaban o recogían a sus nietos del colegio. Nunca me imaginé a mí mismo con esa edad.

Y un día llega. Casi sin pensar, en un respiro, vas y cumples 50. Y en otra exhalación, ¡57!.

Muy bien se tiene que dar, para que viva otros tantos… He vivido ya más de la mitad de mi vida. Más de la mitad de las cosas que “debo vivir”. He plantado algún que otro árbol, he tenido una maravillosa hija, he montado en globo, y aunque no he publicado ningún libro, creo que lo de escribirlo lo tengo ya convalidado. Y bueno, independientemente de este conocido formulario, he tenido la fortuna de perseguir y cumplir muchos de aquellos sueños de aventurero y trotamundos que revoloteaban  por mi cabeza cuando era niño. Así que no puedo quejarme.

Este año una reflexión me llevó a decidir señalar que ya no sé cuántos años tengo; sé los que ya no… “hoy ya no tengo 57”. Una buena oportunidad para agradecer, ser feliz y compartir.

Desde el día que nacemos, el planeta va dando tantas vueltas al sol como años vamos cumpliendo. Así que incluso me parece algo caprichoso establecer el inicio del año el uno de enero. Pues para cada cual, podría ser precisamente la significativa fecha de su cumpleaños. 

Y aunque cumplir años es como una cuenta atrás, también es una cuenta hacia delante. Y conforme vamos cumpliendo, el espacio dentro de ti se vuelve más sereno y se amortiguan los ruidos del mundo exterior. Mente y corazón se encuentran más en armonía. Cumplir años te permite vivir el presente sin cargas del pasado y sobre todo sin la ansiedad por el futuro. En este caso más es menos. Vas construyendo un refugio personal obrado con aceptación, gratitud y capacidad de soltar lo que no puedes controlar. Así que lo uno por lo otro. O más bien, no existe lo uno sin lo otro…


Hay ciertas cosas que ya he aprendido a lo largo de estos años: Que darlo todo, no significa recibirlo todo; Que hay que disfrutar los instantes, porque son efímeros y fugaces; Que todo sucede cuando tiene que suceder y por alguna razón; Por mucho que te impacientes, ni antes ni después; Que quien te hace llorar no merece tus lágrimas; Que el amor aparece cuando menos lo esperas, y forzarlo a aflorar es una equivocación muy común; Que hay amigos que son familia, y familia que son solamente conocidos; Que siempre hemos de imponer nuestra voluntad a nuestras debilidades en la eterna lucha entre deseos de reto y pereza; Que ser bueno, no es ser idiota. Ser bueno es una virtud o cualidad, que algunos idiotas desconocen. Que no somos lo que dicen que somos, si no lo que hacemos con lo que somos. Y que la palabra exacta, puede abrir puertas imposibles o cerrarlas para siempre.

Lo mejor que he hecho estos últimos años, ha sido aceptar que pase lo que pase, “pasa”. Y que todo lo que pasa o quien pase, por lo que sea, siempre está bien. He aprendido que todas esas veces que me dijeron que callar mantenía la paz, esa paz no era mía. Que el verdadero aprendizaje muchas veces consiste en desaprender.  Que existen dos razones para parar y cambiar: Que aprendiste demasiado, o ya sufriste suficiente. He terminado de ser consciente que ante algunos traumas cerré mi corazón y me puse una armadura, pero que al  sanarlos, lo he abierto y claro, he puesto límites.

Vivimos en unos tiempos en los que se venera la juventud sin concesiones, cuando lo que ahora más


aprecio yo, es que exponencialmente, cada año me gusta más valorar las cosas verdaderamente importantes y disfrutar con pasión mi vida. De esta forma reivindico mi edad, cada edad. Y me gusta celebrarlo, porque cada día que pasa me siento mejor conmigo mismo, y porque significa un año más de crecimiento y aprendizaje. Dejando atrás miedos. Significa que estoy vivo y que estoy aquí, que mi camino aún no ha terminado. Que me quedan muchas cosas que aprender, muchas puertas por abrir,  muchos viajes por hacer, personas por conocer, aventuras por vivir, y escenas que compartir. Pero lo más bonito de cumplir años es, definitivamente, poder hacerlo junto a esas personas que amas. 

Se dice que los ancianos son sabios, y que a fuerza de haber vivido saben más y mejor… así que hazte caso a ti mismo antes de que sea demasiado tarde, dejando de lado las penas, la vergüenza, el miedo a fracasar o a hacer el ridículo, porque nada de eso te importará más adelante. 

Este año descubrí una máxima de Clint Eastwood que me encantó y hago mía: A sus 93 años, está dirigiendo una película (espero que no la última), y le preguntaron: “Señor Eastwood, ¿Cómo hace para mantener esa fuerza de voluntad a su edad?”. A lo que respondió: “No dejo que el viejo entre en mi”…

No tengo más que decir. A por mi siguiente vuelta al sol con los brazos abiertos, para abrazar todo lo que me quiera ofrecer. La última ha estado bien…
















jueves, 7 de marzo de 2024

JUAN CARLOS RAFEL (BUENA GENTE)

 


Gente buena: Buen amigo, buen hermano, buen vecino y alma buena. Ser de luz y un verdadero héroe. Porque el verdadero héroe no busca el aplauso, surge del deber y la valentía, aunque sus pequeñas o grandes proezas pasen totalmente inadvertidas. 

Iluminó muchas vidas con su presencia, tejiendo vínculos significativos en cada rincón que pisaba. Siempre compartiendo risas en días soleados y ofreciendo su hombro en días nublados. Su generosidad se manifestaba en simples actos de amabilidad.

Dicen que un alma buena es aquella que irradia bondad desde su núcleo. Y que una persona de alma buena deja huellas de positividad y afecto en su camino, inspirando a otros a construir un mundo mejor. Sin duda eras un alma buena. 

Siempre, desde que lo conocí, y de eso hace muchísimos años, Juan Carlos destilaba esencia de gente buena: Aquellos que nutren amistades, fortalecen lazos familiares, y construyen comunidades. En su presencia, el mundo se volvía un lugar más cálido, más amable y más humano. En tu ausencia, te recordaremos por siempre. Gracias por tanto AMIGO, hermano. Ha sido un enorme placer y un verdadero honor compartir un trocito de mi vida contigo Mamuto. Lo hiciste bien. Descansa en Paz. Volveremos a vernos.



Protagonizó la vida social de Barbastro y alrededores desde finales de los años 80. Así, fue presidente del grupo Scouts Aragón de Barbastro y coordinador de la feria Zagalandia. También estuvo vinculado a Cáritas Diocesana como educador social y como monitor de tiempo libre fundó la empresa Tritón.

Entre 2004 y 2007, Juan Carlos Rafel entró en el Ayuntamiento de Barbastro como portavoz del grupo Chunta Aragonesista, sustituyendo a Chorche Alonso. En el siguiente mandato encabezó la lista electoral de este partido, entrando a formar parte de la corporación municipal hasta 2011. En los últimos comicios locales regresó a primera línea política, como número 2 de la confluencia En Común Cambiar Barbastro.

Entre estos dos momentos ha sido una figura clave en el impulso de la Vía Verde entre Barbastro y Monzón, pasando por Castejón del Puente. Ejerció de portavoz de la Plataforma Barbatro en bici, desde donde abanderó la reivindicación. En diciembre de 2022, expresó una «enorme fe¬licidad de parte de todos» quienes conforman este colectivo.

domingo, 31 de diciembre de 2023

2620 (FELIZ 2024)

2620

Este año he corrido 2620 kilómetros. Unos 218 kilómetros al mes; o algo más de 7 kilómetros
diarios. Y lejos de lo que pudiera parecer, y más allá del mero ejercicio físico, son 2620 kilómetros de reflexiones, meditaciones, rectificaciones, introspecciones, propósitos e incluso llantos.

Kilómetros de acariciar recuerdos, crear, y viajar con mi imaginación. O de navegar en lágrimas los momentos tristes (este año hubo uno especialmente doloroso); momentos de izar mis velas hacia un viaje interior y descubrir lo que tengo dentro. Momentos de inflexión. Instantes de descubrir, de bañarme en amaneceres y atardeceres para iluminar mis instantes más tristes.

Con estos kilómetros, se va el año 2023. Y muchas cosas se van junto con él. Pero en estos kilómetros, he aprendido que el futuro no tiene atajos, que la duda sabotea el amor, y que los ojos, la mirada, si es verdaderamente la ventana del alma.

Con este año que se va he aprendido a escoger. A saber quién  para siempre, quien a ratos, y quien nunca más.

He aprendido que mis circunstancias nunca deben pesar más que mis sueños. Que en las decepciones que arrancaron mis alas, puedo hallar la fuerza para alzar de nuevo el vuelo.

Que hay personas que se han ido, pero siempre seguirán siendo.


Que los días que la nostalgia llama a mi puerta y me gana la batalla, he de invitarla a tomar un café, porque es la que me ayuda a reflexionar y darme cuenta que mientras tenga vida, tendré posibilidad.

He comprobado que por suerte nuestra memoria es selectiva, y termina guardando por encima del resto las cosas bonitas. He sentido que la clave está en lo simple: Los días sencillos, los gestos sin importancia, los despertares pausados, un baile espontáneo, un viaje imprevisto, un abrazo auténtico, una risa floja, perder la razón, o un simple ¡te amo! sin abreviaturas.

Este año que viene quiero más sueños. Y no los espero, lucharé por ellos. Este año quiero ser simple. Porque es simple ser feliz, pero difícil ser simple.

Y con ello quiero sentir que mi vida se puede ir en cualquier momento, porque eso me hará aprovechar cada día.

Para este próximo año, prometo no estar en ningún lugar donde no quiera estar y aprender a decir que no más seguido. A dejar que las cosas se rompan. A no dejarme arrastrar por los miedos y echarlos fuera transformados en colores, en acciones y en un par de cojones. Y por tanto no tener miedo a la nostalgia o la tristeza, porque esos sentimientos son los matices que necesita la vida para poder reír más fuerte, gritar más fuerte, y sacar valor.

No quiero ser de esos que por ser herido hiere, ni por ser criticado critica… Seré yo mismo, e iré solamente a lugares donde mi alma se sienta bien; me rodearé de esas personas que al verlas notas que centellean, porque tienen un propósito en su corazón y les brillan los ojos. De esas que a los cinco minutos de conversación, tienes claro que les contarías tu vida entera, y escucharías la suya. A escapar por tanto de esas que hacen que nada fluya y llevan la excusa por bandera.

Dejamos atrás otro año y seguimos siendo tremendamente  incoherentes: Vivimos como si no fuéramos a morir jamás, y morimos afligidos como si nunca hubiéramos vivido; tenemos prisa por crecer, y después anhelamos esa infancia perdida; perdemos la salud por ganar dinero, y más tarde lo gastamos para tener salud, y lo peor, pensamos tan ansiosamente en el futuro, que desatendemos el presente. De este modo no vivimos ni presente, ni futuro.

Así que, en resumen, propósito del 2024, ¡vivir el presente!. Y aunque no sea del todo verdad que recibimos lo que damos, mi propósito será recordar cada segundo, que lo que damos dice a los demás quiénes somos. 

¡Feliz 2024!










sábado, 14 de octubre de 2023

GRACIAS POR ELEGIRME

 
Hoy es un día tremendamente especial.
Hace 13 años ya, llegaste a este mundo y llenaste nuestras vidas de alegría.
Y desde entonces cada día a tu lado ha sido, y seguro seguirá siendo, una aventura repleta de sonrisas, aprendizaje y momentos inolvidables.
Mi mayor aventura con diferencia.
Hace unos pocos días una amiga me mandó un video que me llegó al alma; en él, una abuelita recitaba un poema de un libanés.
Este poema de Kahlil Gibran reflexiona sobre la idea de la educación, la independencia de los hijos y la importancia de permitirles ser quienes son, en lugar de intentar moldearlos según nuestros deseos.
Y el poema dice así:

"Tus hijos no son tus hijos, son los hijos e hijas del ansia de la vida por sí misma. Vienen a través de ti, pero no de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes albergar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti, porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. El arquero ve el blanco en el camino del infinito, y Él te doblega con Su poder para que sus flechas vayan veloces y lejos.
Deja que la mano del arquero te doblegue con alegría, porque, así como ama la flecha que vuela, así ama también el arco que permanece estable."


No puedo estar más de acuerdo. Esta conjetura de que "tus hijos no son tus hijos", te desafía para ser un padre más comprensivo y abierto. Te anima a escuchar, aprender y crecer junto con ellos, en lugar de imponer tus ideas y deseos sobre ellos.

Creo que el abrazar esta filosofía, hace que construyas relaciones más sólidas y auténticas, basadas en el respeto mutuo y el amor incondicional.
Para mí, ver crecer a mi hija es una experiencia conmovedora y gratificante, y en esta práctica atravieso una amplia gama de emociones, vibraciones y momentos inolvidables.
Y no tengo duda que todo esto que redacto, lo suscribiría igualmente su madre. Una gran y comprometida madre.
Y si, el tiempo pasa volando. No hay que desperdiciar ni un segundo.
Por eso, tengo muy claro que "perder el tiempo" con nuestros hijos, es ganarlo.
Impiden que nos lamentemos del pasado, pues son sus mejores frutos; son una aventura llena de sorpresas y cambios; La razón por la cual te haces más y más fuerte... y por el contrario, tu mayor debilidad.
Ahora miro sus ojos y veo un universo único, y en su corazón vislumbro como van brotando sueños que harán su camino ahora mágico y después único.
Nosotros tenemos la fortuna, como antes la tuvieron con nosotros nuestros padres, de ser sus guías en este viaje incierto, pero no somos propietarios de su ser ni mucho menos de su destino.
Me gusta pensar que es ella la que me ha elegido como padre y no al revés.
Porque a menudo caemos en la trampa de querer moldear a nuestros hijos según nuestras propias expectativas, deseos y sueños no realizados.
Y no, no podemos modelar sus sueños ni sus deseos, pero si podemos ofrecerles nuestro amor incondicional, consejos y compartir nuestras pasiones pero sin obligaciones.
Tienen voz y razón, y como tales caminan su propio sendero con su propia pasión y su propia seguridad. Tiene un camino único por recorrer, con lecciones que aprender y experiencias que vivir. Pienso que nuestra tarea como padres es estar allí mientras descubren su propia voz y su camino en la vida.
Un delicado equilibrio entre guiar y permitir.
Debemos permitir que crezcan y se conviertan en la persona única que están destinados a ser.
Así que un día como hoy, celebro todo esto; su esencia y su libertad, porque aunque no nos pertenezca en propiedad, siempre será nuestra en el alma y la eternidad.

¡¡Felicidades!!. Es un auténtico privilegio ser tu padre.