miércoles, 25 de noviembre de 2015

DE ELITE


Decimos Elite, a un grupo minoritario de personas que tienen un estatus digamos superior a los demás, al que muchos quieren pertenecer.
A la “Élite” social, laboral, o del deporte... Ser “De Elite”
Si el término “DE ELITE” lo sumamos, y cambiamos de lugar la L, nos aparece la palabra “DELEITE”.
Así de fácil.
Muchas veces, un cambio insignificante, no significa restar carácter si no sumar corazón; un dar la vuelta, hace   diferenciar y separar lo que nos parece urgente de lo realmente  importante, dando oportunidad a lo importante.
Se trata reflexionar sobre tu necesidad, y de ser lógic@.
De evaluar la significación en tu vida; deliberar sobre tu manera de ver y hacer deporte.
Los que habéis empezado a correr no hace mucho tiempo, preguntaros (bueno, y los demás si queréis también): ¿Quién eras antes de comenzar a correr?, ¿Cómo eras?, ¿Por qué decidiste empezar a hacerlo?, ¿Qué te afligía antes de declarar de manera oficial que eras corredor o corredora?
¿En tu respuesta aparecen las palabras “por estrés, nervios, falta de aire, tensión o crisis”?...
¿ El deporte en general o el correr en particular, te ha ayudado a emerger, a superarlo, o va camino de ello?.
Entonces, ¿por qué ahora, una vez seducido y favorecido por esto de correr en particular, o hacer deporte en general, transformas por culpa de competiciones, carreras, ritmos o marcas, esta terapia manifiesta, en una vía mas de estrés, nervios, falta de aire o tensión?.
¿No te das cuenta que estás convirtiendo tu cura de nuevo en tu estigma?.
¿Todo por estar en la elite, regional, local, de club, de facebook, o de tu barrio...?
Omítelo y deleitate.
Vale que en algunos casos, sin perder de vista lo que quieres lograr puntualmente, pero valora explícitamente y sin coacciones cómo cometerlo desde lo físico, lo mental, lo enérgico, e incluso lo espiritual. Disfrutando de todo ello.
A continuación, evita las excusas y justificaciones que de antemano te hagan angustiar y planten obstáculos en tu camino.
Por desgracia somos humanamente limitados, pero por suerte asimismo y con todas sus consecuencias, ilimitadamente humanos.
Yo quiero ser deportista, corredor, montañero de DELEITE. ¿Y tú?

martes, 17 de noviembre de 2015

EL CORREDOR Y SUS OSCURAS LOCURAS

Como decía Oscar Wilde:  “Un soñador es aquel que sólo puede encontrar su camino a la luz de la luna”
Ha llegado el invierno, y con él, el impopular cambio de hora.
En tal caso, los que por nuestro horario laboral salimos de trabajar a partir de las seis, nos toca correr sin luz solar.
Suelo trotar martes y jueves, algunos viernes, y durante el fin de semana. Normalmente cuatro o cinco días a la semana, a una media de 15/16km cada salida.
Durante años, en estos meses de invierno, padecía teniendo que correr por las calles por improvisados circuitos urbanos.
Y eso que en mi horario, tan solo me veo perjudicado dos días por semana, pues si decido correr el viernes, al tener la tarde libre, no me afecta.
Pero el caso era, que al realizar un circuito urbano, la trotada se me hacia sufrida e infinita.
Es mas, para motivarme me lo tomaba como un entreno psicológico.
Significaba, que salir a correr no era solo un pasatiempo ineludible, sino esos días algo auto impuesto.
Ya en el 2011, cuando preparaba la Jungle Maratón, y rodaba casi todos los días distancias largas, para estas fechas decidí ocasionalmente tirar de frontal, y hermanar el entreno urbano con pistas pedestres, para que no resultaran los kilómetros tan pesarosos.
El año pasado, habituado a salir toda la primavera y verano por el monte y disfrutando; conciliado  completamente con el monte y el correr por placer, el salir por las calles en invierno aún se me hacia más ingrato.
Al carecer de  compromiso u objetivo claro, que me determinara a prepararme incluso cuando no estuviera predispuesto, no soportaba dar vueltas por Barbastro como pollo sin cabeza.
Así que decreté sacar el frontal, y hacer todas esas salidas habituales (15/16 Km.), a oscuras por el monte. Y... volví a disfrutar.
Este año no lo he dudado ni un segundo.
Ya llevo un mes entrenando por mis habituales caminos diurnos, pero con el frontal en modo nocturno.
La poca gente que me cruzo por apartados y oscuros caminos (en coche), supongo que pensaran que estoy loco, pero...
Durante tantos y tantos años me han tildado así, que me he acostumbrado: Primero, hace casi treinta años, cuando sin participar en ninguna carrera o competición y simplemente por placer corría una hora diaria. Los que hacían atletismo, que eran los únicos que entonces corrían, me tachaban de loco; Después, en 2007, cuando comencé a prepararme para el maratón de Sables y corría con peso y mochila; los que corrían ya por placer, también pensaron “Está pirado” correr con mochila (claro, aún no había comenzado la fiebre Ultra...); Así que ahora,... seré el loco del frontal...
Imagino que quien no lo haya hecho nunca le costará incluso pensarlo, pero una vez lo pruebas... se convierte en un instante mágico, diferente y especial.
Al correr por la noche en la naturaleza hallas otra profundidad.
Penetras de alguna forma en una insólita atmósfera alrededor de un foco de luz, y el mundo se reduce a ti, y dos o tres metros delante de ti.
Es como “sobrenatural” e incluso te seduce. Tu, tu reducido y silencioso marco, y algunos ojitos brillantes que te miran en la oscuridad...jajaja.
Pero no todo es sortilegio en estas trotadas nocturnas. También entraña  dificultades que si quieres probar conviene saber:
Luz:
Para ver y correr en la noche lógicamente necesitas luz.
Corriendo, la forma más cómoda y eficiente es utilizar un frontal.
Con un frontal, allá donde miras se dirige la luz, y si no estás acostumbrado, necesitas un poquito de tiempo para acostumbrarte a este tipo de alumbrado, porque ni tus ojos ni tu percepción están familiarizados a estas condiciones.
Poco a poco percibirás mejor la profundidad, las sombras y los realces del terreno.
A la hora de elegir un frontal, al margen del precio claro, es importante tener en cuenta:
La potencia de iluminación, el peso, y la durabilidad de las baterías.
Saber que con el frío, las baterías sufren más y duran menos.
El amplio campo de acción que percibes durante el dia, aquí, en estas condiciones, se reduce a unos pocos metros iluminados por el frontal, así que la vista se resiente en estas condiciones y pierde capacidad de percepción.
El factor psicológico: 
La sensación de soledad, aislamiento, e incluso miedo.
Estas sensaciones, que a algunos nos resultan excitantes, y las tomamos como una especie de diálogo íntimo, entiendo que para otros pueden resultar agobiantes y agotadoras.
En mi caso, gracias a mi adiestramiento desde niño, fraguado en acampadas y campamentos, y posteriormente a mi trayectoria deportiva, durante la cual he andado solo y de noche por montañas, desierto, o incluso el ártico Canadiense, evidentemente el correr un rato a oscuras por un terreno conocido no me perturba nada.
Pero, si a vosotr@s si, para empezar os recomiendo hacerlo  siempre en lugares bien conocidos, e incluso acompañados por otros corredores.
Tanto si vas en grupo, como el hacerlo por terreno ya conocido, reduce las posibilidades de extraviarse o sentir miedo, y te ayudará a probarte en la oscuridad, y conocer tus sensaciones.
Correr con frontal hace que se desfigure el relieve del suelo, por eso, conocer el terreno que pisas, facilita que no tengas un traspiés fatal.
Y el ir en grupo, simplifica y acelera el aprendizaje necesario para hacerse a la noche.
La noche es sin duda novedosa y menos profana que el día.
Incluso a veces pienso que la noche está más viva y es más rica en colores que el día.
Yo salgo martes y jueves a las 18.30. si alguien quiere probar conmigo, solo tiene que ponerse en contacto y acompañarme.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Os Foratos de Lomenas



PRÓLOGO:
He tardado en escribir sobre esta pequeña gran carrera, que me ha regalado repensar y ratificar lo que llevo practicando estos, al menos dos últimos años:
“Participar únicamente en las carreras que verdaderamente me apetece hacerlo”.
La corrí hace tres semanas en Torla. “Porque me apetecía”.
Alcanzar la madurez en este deporte, significa reeducarse permanentemente; De manera que en cada momento,  estableciendo tus propios pasos para mantener esa esencia, sigas disfrutando y sigas recreándote en él.
Lo que te servía, te incitaba hace unos años, o incluso el año pasado, puede no parecerte este.
Yo estoy ahora mismo en una fase, en la que mis trotadas semanales, abstraídas y vitales (algunos las llamaran entrenos), son como siempre y me encantan (32 años las ratifican).
Y son, siguen siendo, una necesidad vital. Pero mis  participaciones en competiciones son cada vez mas limitadas y escogidas, porque ni me satisfacen, ni lo necesito.

CARRERA:
Acudí a esta por que me habían hablado muy bien de ella y a la vez, participaban muchos queridos amigos para compartirla y disfrutar juntos del dia y el ambiente.
Salir y llegar a la localidad de Torla, disfrutando de sus inmediaciones durante veintiún kilómetros, pero sobre todo del valle de Bujaruelo, era un monográfico muy apetecible.
Y he de decir que no me decepcionó.
Carrera con aroma a las de antes. A las carreras por montaña pioneras.
Participación ajustada y familiar, aunque competitiva;  esto hoy en dia ya es inevitable, y mas si los premios son en metálico (para mi un error en este tipo de eventos).
Posterior y circunstancialmente, también ayudó a este buen sabor o evocación, el disfrutar de un espectacular dia de otoñal.
Esto en las inmediaciones de Ordesa significa correr sobre sendas humedecidas y térreas, enmoquetadas por vívidas hojas, y enmarcadas por unas celosías de centenares de luces y colores, conformadas de arboledas cobrizas, esmeraldas y doradas, totalmente indescriptibles.
Un placer para los sentidos.
Mi carrera,  correcta, pero sobre todo cabal: 1h 45 m. Puesto 21 de 201, y 3º en mi categoría.
Regresaba de realizar el viaje por Perú, y aunque eso significaba estar falto de ritmo y rodaje, supe encontrarme a gusto.
La falta de oxigenación no me servia de excusa, pues volvía de estar mas de diez días en alturas de entre 3500 y 4600m.
Así que en ese sentido, de hematocrito tenia que ir sobrado.
Por lo que me habían explicado a priori de la carrera, procuré dos cosas: Primordialmente, y aún contraviniendo a mis entusiastas y optimistas  amigos, espoleándome en la línea de salida para salir a “ganar”...jajajaja...,   la de siempre, “disfrutar y no sufrir”, yendo a un ritmo en el que me encontrara confortable y conveniente; Y la segunda, intentar, aunque fuera despacio, correrla completamente.
No lo cumplí. A no ser que estés como un toro, el recorrido esconde severos repechos, en los que inmediatamente eres consciente que corriendo no adelantas mas que andando rápido, pero te desgastas el doble...
Una vez dan la salida, en muy poco, y casi sin darte ni cuenta, te ves inmerso en un universo de pistas forestales, prados de cultivo, y bosques rebosantes de avellanos, robles, álamos, arces, cerezos y fresnos con esa sugestiva coloración de la metamorfosis otoñal.
Un recorrido muy sugestivo, que en su mitad alcanza el puente de los Navarros por una exuberante senda junto al río Ara.
A continuación, aunque  la pista de Bujaruelo hasta el puente de los Abetos, es un tramo menos agradable por tratarse de la pista  vehicular de acceso al valle, abordas una de las sendas, si cabe, más espectaculares del recorrido y eso compensa. Además, a partir de aquí me quedé solo como a mi tanto me gusta, y esto amplío mi sensación de agrado.
Personalmente, todo me agradó, pero el ultimo tramo, por el camino de la Escala, donde tras salvar el desnivel y coronar, disfrutas mientras corres de unas increíbles vistas del valle de Ordesa, y Torla, me hipnotizó.
Los últimos kilómetros entre  rápidos descensos asociados con algún ascenso rompe piernas, donde si tus patas resisten, puedes echar el resto para llegar hasta la entrada al pueblo y hacer un victorioso y bullicioso paseo a meta con la tu mejor cara posible.
Tras la llegada, de lo que disfruté más, fue de animar a cada uno de los amigos que iban llegando felices, y después de la comida y como siempre las risas, que es lo que hace que sea una gran jornada.
Carrera muy recomendable.

EPILOGO:
En cada fase por las que he pasado, siempre he disfrutado.
Pero desde que decidí correr solamente las carreras que realmente me apetece, las termino de forma excelente independientemente de marcas o puestos. Las finalizo repleto de bondades y lleno de experiencias gratificantes. Y si es juntamente con amigos esto se amplifica.
Se trata pasarlo bien, compartir, y además,  ya de paso mantenerme en forma.
Aunque parezca demasiado presuntuoso enfocar todo esto como una filosofía especial, si toma un sentido esta idea aplicada a mi vida.
Es mi filosofía.
Todo tiene sus momentos: Se corre para mejorar marca, para superar un objetivo puntual, para mantener una determinada condición física que con los años cada vez parece menos sostenible, o porque correr es un deseo en sí mismo y lo llevas dentro.
No nos debe importar que en un determinado momento, o con una edad, se vaya más despacio (y yo de momento no me quejo), o simplemente cambien nuestros propósitos o punto de vista.
Se disfruta mucho mas si se echa una pizca de realismo, imaginación y amor propio.
En cada fase de tu vida, debes observar y dominar los límites de tu cuerpo; tus extremos, y llegar donde quieres llegar sin dejarte arrastrar por auto sometidas coacciones, camarillas o populismos. Este es el primer mandamiento de un corredor feliz.
Al final, con el tiempo,  te das cuenta que la lucha no es contra un crono, ni siquiera contra ti mismo (esa  ya la pasaste), sino contra las lesiones, la falta de recuperación, la motivación, o tus obligaciones.
La madurez en el deporte, en el correr, es más emocionante que ninguna otra etapa.
Acabo de cumplir 48. Me siento joven y ágil, pero ahora cada año me lo tomo como una meta parcial; como llegar al siguiente avituallamiento.
Envejecer corriendo es un privilegio y objetivamente eleva mi bienestar y mi felicidad; la de cualquiera, por encima del común sedentario.
El correr,  no es una profesión para casi ninguno de los participantes en cualquier carrera popular, y por ello, debemos tomarlo como lo que es, una diversión o desahogo que haces lo mejor que puedes, con un nivel de exigencia que tiene que ser ajustado a tu nivel de entrenamiento, a tu edad, tus circunstancia, y tu exigencia individual.
En este terreno, nadie excepto nosotros mismos somos culpables de nuestros fracasos o frustraciones.
Si lo tomas como debieras, escuchándote a ti mism@, solo obtendrás victorias. Bien sean superficiales en forma de medalla o marca, o las mejores, las fundamentales, en forma de convivencia, divertimento, amistad y bienestar.
Ni más, ni menos.
¡¡Disfrutar cojones!!