viernes, 15 de diciembre de 2017

Feliz Navidad y feliz 2018

Sigues tu camino. Te paras. Te sientas a reflexionar. No puedes. 
Y decides correr, sin mirar y sin pensar. 
Y te equivocas.
Y si miras atrás, ya solo ves que el viento que va borrando tus pasos.
De alguna forma, alegres o tristes, las Navidades son los  posdatas, las apostillas de cada año. El epílogo del año que termina, pero también el prólogo del que comienza.
Un año de perdidas que nunca olvidaré.
Desde 1998, dibujo y envío por correo una postal Navideña.
Desde 2010, año en el que nació mi hija, son monotemáticas apareciendo ella y como va creciendo. 
Incluso desde  hace tres  años ya la dibujamos juntos...
Feliz Navidad y feliz 2018.

domingo, 10 de diciembre de 2017

No perdamos al niñ@

Cada etapa de la vida es única e...”irrepetible”.
Pero la etapa de la “infancia” es muy determinante para la vida de cualquiera. Para lo bueno y para lo malo. 
Salvando lo malo, eran aquellos maravillosos años en los que no nos complicábamos la vida, y disfrutábamos de cada instante; aquellos años en lo que todo, por enrevesado que fuera, lo convertíamos en un juego. 
Ahora, ya de "adultos", por el contrario, nos angustiamos con cualquier cosa, y todo tiene que tener un “porque” o un “porque no”. 
Siendo niño todo parecía tan colosal...
No salíamos solo a jugar a la calle, salíamos de expedición. Cuando necesitábamos ver la inmensidad desde lo alto, trepábamos a un enorme árbol. 
Ahora somos adultos, si, pero quizás esos juegos o acciones infantiles de corre corre que te pillo, o esa bicicleta que en nuestra imaginación era un caballo o una moto, esas exploraciones de casas abandonadas o recónditos bosques, o esas escaladas de formidables árboles, han prosperado junto con nosotros en el perfil adulto de hacer footing, nadar, escaladas, o ir en bici... sin mas. 
Cuando niños, nuestras fantasías hacían acrobacias en torno a los personajes que participaban de nuestra imaginación. 
Ahora de adultos no solo los emulamos, somos nosotros mismos, corriendo mas lejos, escalando mas alto, o llevando aquellas fantasías a un entorno real. 
Somos adultos si, pero quizás solo en el perfil, porque puede que en el fondo seamos aún esos niños deseosos de salir a jugar con nuestros amigos a la calle en forma de quedar a correr, salir al campo en apariencia de excursión, escalada o expedición, o a jugar al río en la silueta de descender un barranco. En definitiva, la vida está llena de magia para la persona que se deja arropar por ella. 
Asociamos la niñez con inocencia, naturalidad y alegría, y pensamos que al hacernos adultos, esos valores se deben sustituir por otros como la sensatez, formalidad o madurez...
¿No pueden convivir juntos?... Yo pienso que si. 
Hacerse adulto no implica tener que olvidar al niño que todos llevamos dentro. 
No dejemos morir ese niño. 
La infancia es una etapa de felicidad, en la que por general, no se tiene conciencia de la existencia de problemas, ya que otros nuestros padres, maestros, etc. los solucionan por nosotros. 
Sin embargo después, crecemos, y se produce un cambio de mentalidad tomando conciencia de las responsabilidades. Entonces, cada persona empieza a orientar su vida en una determinada dirección y madura equivocándose una y otra vez, esa es la realidad. 
Pero con este post, pretendo ser realista al afirmar que el deporte “en general”, es una forma de mantenernos en contacto directo, en roce continuo con esa etapa de felicidad y juego, y pretendo deciroa... ¿salis a jugar?