martes, 29 de agosto de 2017

COMUNICANDO


Este pasado domingo, descendí la Peonera por segunda vez en dos semanas, guiando a un grupo de buenos y queridos amigos.
Es con diferencia  la actividad que más me vivifica. La que más privilegiado me ha hecho sentir siempre, y me contenta de una manera difícil  de expresar.
Sentir cada vez, una pequeña batalla que creíste perdida y finalmente ganas, y que año tras año se sigue reeditando, como desearías que ocurriera en otros aspectos de tu vida.
Ahora “Madrugando bastante”, disfrutar de esa apacible soledad.
Quizás sea por la manera en que coqueta murmura el agua mientras corretea libre, o por esta amplificación emocionada de naturaleza, o es simple apasionamiento de un lugareño como yo. Pero lo cierto es que para mí, en los cañones y barrancos de Guara habita una quietud y una placidez que hallo difícilmente en cualquier otro lugar. 
Es algo mágico.
Entre sus rocas y sus aguas, allí de pie,  escuchando, sintiendo en toda su magnitud, consigues llevar tus pensamientos a una abstracción casi total.
Cuando contemplé por primera vez la parte oculta de una de estas gargantas de la Sierra, me invadió una combinación de fascinación, asombro, espejismo, desconfianza, ilusión y temor. La razón es que hoy, mas de treinta años después, esa sensación aún me recorre cada vez.
Después está esa necesidad de compartirlo, comunicarlo.
Por ese motivo comencé a guiar grupos de manera explícita allá por el año 1984. Algunos años de manera profesional, y otros de manera fraternal o lúdica, pero siempre de manera  auténtica.
Es bonito sentirlo, pero igualmente intentar transmitirlo y hacer partícipes a los demás.
Porque para mi un barranco es un ambiente "mágico" .
Aclarar, que descender un barranco, no era una batalla que hayas que ganar, si no un placer que hay que saber disfrutar.
Y si de verdad lo sientes, engloba tanto el consciente como el inconsciente.
Y puede conducirte a un estado de fuerza tal, que todo a tu alrededor se someterá a ese estado de ánimo desatando tus emociones.
No es ningún misterio que el contacto con la Naturaleza, posiblemente sea la mejor escuela de vida que existe. Desarrolla algunos valores ya casi extintos y fortalece, pero a la vez sensibiliza.
Cuando guío un grupo, como estas dos semanas, al final del día, cuanto mérito siento en ellos :
Con vértigo o sin él, con miedo o sin él, con torpeza o habilidad, con nula voluntad o con la ambigüedad que da el desconocimiento, siempre acorde a las posibilidades de cada uno, la mayoría, por no decir todos, con tu ayuda o sin ella, consiguen conectar su alma con este mundo de extraños contrastes, de fríos y calores, de miedos paralizantes y alegrías perdurables; de vida y de muerte.
Cuando progresas por el corazón de uno de estos barrancos, te cuestionas a ti mismo, temes.
Pero paso a paso, el temor disminuye, la confianza aumenta y te asalta la embriaguez del entusiasmo, el respeto y la admiración.
Y yo año tras año regreso con mis sentimientos embriagados o mis decepciones. Con mis recientes vergüenzas o viejas pedanterías, y todo ello se descompone al contacto con la primera gélida poza.
Y una vez mas me recorre aquel escalofrío de la primera vez, y emerjo de esas aguas, como más fuerte, más noble, mejor persona.
¿Están los barrancos colmados de esos sentimientos, o los traes tu enterrados y se manifiestan en ese lugar?.
No lo sé. Es un misterio. 
Pero por un día, por unos instantes, te descubres capaz de operar en una frecuencia más alta de conciencia, voluntad, compañerismo e incluso valor.
Si penetras en un barranco con la humildad de sentir, y no con la presunción de vencer, cobrarás un sinfín de emociones nuevas, e incluso algunas que tenías relegadas.
No es sólo esa sombra de serenidad lo que me atrae de los barrancos, sino también ese hechizo que parece envolverlos y hace de estas líneas un texto desierto incapaz de despertar en sus letras este grandioso y magnífico entorno.
Lo que menos miente en este mundo es un paisaje como este.
Es algo tan espontáneo y verdadero, que no tiene ni dobles deducciones, ni anhelos de ser nada que es por si mismo.
Andar, nadar, saltar, rapelar e incluso correr por dentro de estos cañones siempre me hace sentir un ser especial.
Lo siento y lo comparto como una privilegiada manera de dejar atrás este trastornado mundo cargado de complicaciones.
Allí no eres nada. Tan sólo un individuo impulsado por unos pulmones, un corazón, unas piernas y brazos que progresa entre paredes gigantescas. No eres nada, pero te sientes “TODO”. ¿No es eso mágico?
Sigo disfrutando mucho de contagiar, de compartir, de llevar grupos de amigos. Me satisface su satisfacción.
Pero sobre todo me emociona, que sean capaces de captar la magia que encierran. Y siempre saben hacerlo.
Si desciendes un cañón con humildad y respeto, en él hallaras aquello que necesitabas encontrar. Si por el contrario lo haces con soberbia... como decía Quevedo: “La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”.

martes, 22 de agosto de 2017

OSCUROS DEL BALCÉS:




Los seres humanos, estamos en constante inventar  y evolucionar. 
Todos nuestros sentidos se implican en la confección de nuestros pensamientos y sobre todo sentimientos. Desde las palabras, las miradas, a cuando tocamos, escuchamos, u olemos…
Y todas las experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida, se van almacenando en nuestra memoria, y al final son las que nos definen a cada un@.
Nadie elegimos vivir todo lo que vives, pero si parte, y finalmente son todas, las escogidas y las circunstanciales, las que moldean tu personalidad.
Por esto, el diálogo más honesto que puedes tener, es contigo mismo en un hermoso lugar. Es allí donde te entiendes, y das rienda suelta a lo que te apasiona.
Cuando hay pasión, hay evolución, y entonces, no hay absolutamente nada que no puedas lograr.
El secreto creo que solo es ese: Disfrutar de tu pasión o pasiones, y no dejarte llevar por la opinión de los demás. Porque la pasión por algo, por cualquier cosa, es uno de los sentimientos más poderosos que la vida nos da.
Asi que yo sigo con mi pasión por los barrancos de Guara.
Los Oscuros del Balcés, es otro de esos lugares mágicos y clásicos entre los barrancos de la Sierra de Guara. Hay muchas reseñas en libros o en la red para llegar a él, y para reconocer su recorrido, es por eso, que junto con la película, yo escribo mas sobre lo que me inspiran.
El Balces es un choque de luces, sombras y colores, fruto del engarce de la luz, la piedra caliza y blanca, y las aguas verdes turquesas de su cauce. El tramo más característico y el que le da nombre, es una prieta cueva por donde converge el cauce, y que se pliega antes de un estirado y sublime pasillo de imponentes y dilatadas paredes que te traspasa, y por el que, por si solo, merece la pena venir hasta aquí.
Este barranco me inspira tregua, esencia y corazón, y como recomiendo en todos, si los desciendes a horas en las que puedas disfrutar a solas de él, es como un bálsamo de fantasía en la tierra.

Pasión y naturaleza en la puerta de casa. Me considero un privilegiado, y es uno de las  pócimas más benéficas que conozco para mi salud emocional.
Es un fuego interno que surge, y da una satisfacción indescriptible.
Si, otras personas te puede dar muchos tipos de placeres, pero la satisfacción y la felicidad de sentirse uno mismo, de disfrutarse, de sentirse cómodo en tu propio pellejo, sólo puedes dártela tú mismo en lugares como este.

Tu valentía (o tu osadía que da igual), cuando un día decidiste bajar ese barranco que tanto miedo te daba, ascender esa montaña que siempre veías en el horizonte soñando que pisabas su cumbre pero te parecía inalcanzable, o cuando por primera vez corriste esa media maratón que te parecía imposible, consigue que sientas palpitar una especie de eco de felicidad, y que a tu alrededor exista un halo de armonía entre lo que quieres y deseas y lo que tienes.
Si objetivamente miramos dentro de nosotros mismos, entenderemos la razón... y la locura.

miércoles, 16 de agosto de 2017

LA AIGÜETA DE BARBARUENS



Todo lugar tiene un alma única.
Un alma marcada por su carácter natural y estimulante.
Ese alma o espíritu del lugar, es accesible trivialmente, o bien a través del germinar de una emoción especial que nos pone en contacto con nuestra propia alma.
Podemos acercarnos a ese lugar a través del conocimiento físico: vegetación, superficie, relieve... o bien como a mí mas me gusta; a través de nuestra conexión personal y nuestras sensaciones al ver y sentir ese paisaje, ese río, valle o montaña
La Aigüeta de Barbaruens es muchas cosas: Matices de luz, olores que trae el viento, fragancias y  perfiles de su atmósfera, el sonido del agua, e incluso detalles tan sutiles, que sólo podremos reconocer entrando a ella con un estado de conciencia análogo al lugar.

Entonces, es cuando mantienes una relación directa, y consciente, con el alma de ese lugar. Por un instante, por unas horas, te conviertes en parte de ella.

Es un proceso de asimilación, que a partir del conjunto de tus vivencias, de tu experiencia, se abre en el tiempo.
Vivencias, recuerdos, evocaciones. En cada poza, en cada salto de agua, el espacio pasa a formar parte del ser, casi cargado de un significado entre el recuerdo y el rito.
Se conviene, deporte, naturaleza, fiestas, ritual, e incluso se reconocen cualidades de tu propia identidad.
Conforme se acumulan vivencias relacionadas con un lugar,  con el tiempo, la identificación con él se acentúa, y deseas que todo siga igual, que nada cambie.
En un mundo que todo se mueve vertiginosamente, acercarse a un paraíso como la Aigüeta de Barbaruens, te produce una armónica relación con la naturaleza y contigo mismo, acercándote a algo parecido a la satisfacción.
Porque como tú mismo, tiene  un poco de todo: resaltes, remansos, rampas, vetas y torrentes... en definitiva, “luces y sombras”.
Es mi barranco favorito del Pirineo.

martes, 8 de agosto de 2017

GORGAS NEGRAS

Esto es Gorgas, y son palabras mayores:
Recóndito, salvaje, y fiel a la verdadera legitimidad de un gran barranco de Guara.
Igual que un poeta trata de manifestarnos mediante su ingenio y sus palabras, imágenes, olores, o sonidos, hay lugares que contagian su palpitación, y nos empujan a una alianza con el mundo y las cosas que nos rodean.
Lugares en los que la naturaleza nos ofrece un umbral para esa comunicación a través de la contemplación, y te brindan una especie de revelación personal e intransferible. Hay un  antes y un después.
Si los románticos descubrieron la idea de lo sublime, en lugares como Gorgas Negras, donde (al menos a mí), su indómita belleza extrema me puede llevar al éxtasis, sientes elevación y excelencia, en un paisaje salvaje que se manifiesta como un misterio sobre los orígenes.
Sientes
la grandeza de percibir el todo en un instante.
Siempre que lo he bajado, se me presenta como un recorrido personal. 
Y aún desde mi perspectiva de local, de amante incondicional, siempre me surge esa búsqueda personal de la esencialidad. Como en un anhelado peregrinaje.
Un territorio donde el cromatismo parece redundar, y la soledad te induce a una meditación sobrecogedora. Una belleza que comunica con gran intensidad.
Pero, dejando aparte el romanticismo, si hay un cañón duro en Guara, ese es Gorgas Negras.
Entre la aproximación, el descenso y la vuelta, se puede dilatar hasta mas de diez horas.  
A ello hay que añadirle la fianza de su desamparo por aislado, su agua fría, y su caprichoso e irregular terreno. Este conjunto de ingredientes, lo conciben solo apto para personas más experimentadas, y con buena forma física.
Cuando en los inicios trabajaba como guía, era muy poca la gente que llevábamos allí, y siempre tras haber bajado con ese mismo grupo otros barrancos y observar antes su resistencia y como se desenvolvían.
Por otra parte es un magnifico descenso de ambiente encañonado y salvaje, donde su primera mitad es realmente sublime llena de resaltes, marmitas, cascadas, caos y rápeles o saltos, espectaculares.
Después poco a poco el río se va abriendo y aparecen no menos bonitas, las largas, oscuras y frías badinas que le dan nombre.
La salida de Gorgas Negras es o bien por la senda bien indicada por la que se accede al barranco de Barrasil (como en el video), retornando de nuevo por el barranco de Andrebot y la fuente del Mascún hasta Rodellar; o bien tirando por el Cañón de Barrasil, que es la prolongación natural del río, para terminar en el Puente medieval de Pedruel en el Camping del Puente.
¡Hablando de la fuente del Mascún!:
La Surgencia del Mascún, es un manantial que alimenta a este río a su paso por Rodellar.
¿Cuantas  veces, hemos parado en ella para refrescarnos?. ¿Conocéis la teoría sobre misteriosa procedencia de sus aguas?
Cada año brotan de ella hojas de haya.
Y la cuestión, digna de Iker Jiménez, es que no se “halla” esta clase de árboles en toda la Sierra de Guara.
Así  que un laberíntico conjunto de simas y corrientes subterráneas  serian las responsables del transporte de estas hojas hasta aquí.

En el año 1850 Pascual Madoz expuso una teoría sobre ello:
"Se cree con bastante fundamento que en la sierra de Jánovas, aguas del Río Ara, se filtran por entre las grandes cavernas que en ella se descubren y da origen a la muy nombrada fuente que nace en el barranco de Rodellar llamada Mascún, al pie de la sierra de Guara”.  Cuando crece el río Ara esta fuente aumenta el caudal de agua que allí brota, y cuando las avenidas del Ara arrastran hojas de haya, en la fuente se presentan estas mismas hojas."...
Puede que esta sea la explicación...
Es sorprendente dada la enorme distancia que separa la Surgencia del Mascún del Río Ara, uno de los ríos pirenaicos mas importantes.... pero, de algún lado tiene que venir las hojas de haya...
Como Gorgas Negras. Su misterio es la suma de la fascinación y el temor.