martes, 18 de junio de 2019

¿CORRER Y MEDITAR?


Voy a escribir una extravagante y breve crónica de una carrera en la que participé hace unas semanas. Quizás la crónica más excéntrica que he escrito nunca.
Cada vez soy más consciente que hemos de cuidar por igual nuestro cuerpo y nuestra mente. Bastante me ha costado comenzar a explorar este territorio.
Ya lo era de la importancia del ejercicio físico, por una parte, pero comienzo a serlo del pensamiento por otra.
Y esto no significa tener una mente fuerte, firme y combativa que produzca que no flaquees y soportes cualquier extenuación. Esa siempre la he aprovechado más o menos, porque la había precisado en altas montañas, o carreras de ultra distancia, donde la lucha contra tu cabeza es más determinante que contra los elementos externos.
Pero, como narré en mi anterior post, mi recién iniciado contacto con la meditación está cambiando últimamente mucho mi forma de proceder.
Y en este contenido no soy ningún experto. Todo lo contrario.
Pero si soy perseverante cuando estoy convencido de algo y voy a por ello. Tanto es así, que participé en la trail Tozal de Guara, organizado por Peña Guara de 23 kilómetros, y quise correrla aplicando este nuevo dogma.
Aunque había corrido algunas carreras para acompañar o iniciar a algún amigo, llevaba más de dos años sin participar en una carrera por y para mí mismo.
Y esta la quería correr solo, pero sin sacrificarme de ningún modo; disfrutando y siendo consciente del aquí y el ahora; saboreando las sensaciones, impresiones, siendo conocedor en todo momento del presente, y no especulando en ningún instante con resultados, puestos, lo que faltaba, ni lo que llevaba. Quería disfrutar cada segundo.
¿Funcionó?, Pues sí.  
En la salida, aunque me coloqué en primera fila, estaba más relajado que nunca.
No sentía ninguna ansiedad ni desconfianza. Al contrario, tenía muchas ganas de comenzar y pasar la mañana corriendo y disfrutando por ese extraordinario paisaje.
Y en cuanto dieron la salida, pues cogí mi ritmo, siendo en todo momento moderado y consecuente, sin dejarme contagiar por ningún ritmo a mi alrededor.
No me afectaba si sobrepasaba yo a alguien, o si me adelantaban a mí. Yo a lo mío.
Tras treinta y pico años de práctica, ya conozco y no me es nada extraño, que mi mente empiece a divagar cuando estoy corriendo, con contenidos relacionados con el entrenamiento, con mis circunstancias personales, con planes futuros o la carrera en sí, si es una carrera.
Pero hoy, en esta carrera, quería tratar de no pensar más que en el aquí y ahora, pero no como carrera, si no como un anhelado trayecto, y además disfrutarlo.
Y en esta percepción, desde el momento cero lo logré; que la carrera fuera un ejercicio natural y atractivo.
En pocos kilómetros, cuando el camino se emboscó por el barranco de la Pillera, fui consciente, que era precisamente aquí, en este lugar, donde quería estar, y esa práctica de realidad encontraba sentido y espacio.
Aunque soy inexperto, sé que la meditación es una práctica que consiste en enfocar la atención con el fin de despejar la mente y reducir la ansiedad.
Aprender a dirigir la mente para desconectarte de los desasosiegos que de forma insidiosa se filtran en tus pensamientos.
Y por experiencia como corredor, soy conocedor, que correr libera mi mente y cambiar los puntos de rigidez de mi cuerpo, de manera que esa tensión o fuerza los trasformo en movimiento, cansancio, y esto me relaja y sosiega siempre.
Aquí quería correr profundamente implicado en la actividad, pero adoptando una esa especie de actitud meditativa. Ensamblar las dos causas.
Siendo muy consciente del momento presente. Porque habitualmente, nuestra mente se va del pasado al futuro y del futuro al pasado sin detenerse en el presente, de manera que no procesamos gran parte de la información a nuestro alrededor que sí captan nuestros sentidos.
Y este fue mi planteamiento de carrera. Captar cada segundo, cada olor, cada brisa, calor, sonido, paisajes. Vivir lo que estaba viviendo; ocurrir en lo que sucedía a cada instante.
Y, no sé si nunca se me había hecho tan placentera y agradable de principio a fin una carrera… y llevo unas cuantas.
Se me hizo corta y gozosa, y llegue con la misma sensación de tranquilidad, alegría y fuerza que al comenzar.
Correr siempre me ayuda a ser más conscientes del momento presente y a tolerar mejor los problemas que surgen o los que temo que aparezcan en el horizonte.
Pero hecho de esta manera, además, me conectó conmigo en el momento presente.
PD: La carrera del Tozal de Guara, es una de las que disfrutas como siempre. Una carrera altamente recomendable para pasar un buen día.
La organización, ¡chapó!