miércoles, 28 de marzo de 2018

DELEITE


Deportivamente hablando, señalamos como De Élite a un grupo minoritario de personas que tienen un nivel o unas marcas, digamos superior a los demás.
 Pero si la expresión “DE ELITE” la unimos, y le cambiamos de lugar la L, asoma la palabra “DELEITE”.
Una chorrada o carambola gramatical, que simplemente me sirve para explicar como utópicamente es sencillo cambiar el chip, aunque no fácil. 
No generalizo, porque de todo hay en la viña del señor, pero observo una enorme mayoría de gente que corre durante unos años, y después lo deja por falta de motivación. Habitualmente gente de mediana edad para arriba.
Y sobre todo cuando su comienzo en el deporte está influido o estimulado por conseguir un objetivo a o lograr una  marca.
Una vez conseguido esto y el consiguiente subidón de vanidad, la continuidad la mantienen un tiempo con el anhelo de mejorar aún más esa marca, o realizar una distancia más larga.
Pero al final de este recorrido, tarda mas o tarda menos, se termina la motivación por esa fórmula.
Mejoras tus marcas hasta un limite ya acreditado e insuperable, y has corrido todas las distancias que te has  propuesto. Y ya no les motiva salir a correr. Salir por salir; correr por correr.
Debes cambiar el chip.
Y este cambio insignificante, no significa restarle carácter, si no sumarle corazón.
Es un darle la vuelta a las cosas, y   diferenciar y/o separar lo que nos parece urgente de lo verdaderamente  importante, dando oportunidad a eso, a lo importante.
Primero reflexiona bien sobre tu verdadera necesidad, que distará mucho de conseguir marcas, distancias, o batir a tu vecin@ de abajo.
Evalúa la verdadera influencia que el deporte ha tenido o tiene en tu vida, y delibera sobre tu manera de abordarlo.
Los que habéis empezado a correr no hace mucho tiempo, o lo estáis haciendo ahora, haceros unas preguntas (bueno, y los demás si queréis también):
¿Quién era yo antes de comenzar a correr?, ¿Cómo era?, ¿Por qué decidí comenzar a hacerlo?, ¿Qué me agobiaba antes de declararme oficialmente corredor o corredora?
¿En tu respuesta aparecen las palabras estrés, nervios, tensión o crisis?...
En tal caso...
Si correr en particular o hacer deporte en general, te ha ayudado a superar todo eso, o va camino de hacerlo, ¿por qué ahora, una vez seducido y beneficiado por esto de correr o hacer deporte, por culpa de ritmos o retos, transformas nuevamente esa efectiva terapia en una vía de estrés, nervios o tensión?.
¿No te das cuenta que conviertes tu alivio o desahogo de nuevo en tu tormento?.
¿Y todo por estar en “la élite”, regional, local, de tu club, del facebook, o de tu barrio?
¡Olvídalo y deleitate!.
Estoy de acuerdo que en algunos casos, durante algún tiempo, uno puede deleitarse sin perder de vista lo que quiere lograr puntualmente, pero ha de valorar siempre explícitamente y sin coacciones, cómo cometerlo desde lo físico, lo mental, lo enérgico, e incluso espiritual, disfrutando de todo ello.
Posteriormente, evita excusas y justificaciones que de antemano te hagan angustiar y creen obstáculos en tu camino.
Por desgracia somos humanamente limitados, pero a la contra, por suerte asimismo ilimitadamente humanos con todas sus consecuencias.
Yo soy deportista, corredor o montañero de DELEITE. ¿Y tú?.

lunes, 19 de marzo de 2018

UN AÑO


Un año.
Fueron los días más tristes de mi vida.
Te fuiste llevándote algo de mí que no puedo describir, y  dejando un enorme vacío. Ha sido difícil aceptar que no estás; aceptar y conllevar día a día que de momento no te vería más.
¿Por qué? ¿Acaso hacían falta más ángeles en el cielo? 
Cuánto me hubiera gustado poder detener el tiempo, o echarlo atrás.
No oyó ni una sola de mis inútiles e infinitas plegarias, y todo siguió su curso llevándose consigo parte de lo que fui, y dejándome a solas con un sentimiento con el que no ha sido fácil lidiar.
Pienso y siento tantas cosas, que las palabras, las letras, no alcanzan a expresar.
Aquí quedó tu ejemplo, tu fortaleza, sinceridad, virtud, rectitud, elegancia, independencia, tantas cosas que  recuerdo y veía en ti.
Una mujer sencilla que al mismo tiempo no claudicaba en sus principios de honestidad y respeto; incapaz de subestimar a nadie y siempre dispuesta a ayudar a los demás.
En pocas palabras, una buena persona; y eso es lo que más valoro.
Ese es el mejor recuerdo que me quedó, y el ejemplo que quiero seguir. 
Ha pasado ya un año. Y aunque los colores del cielo siguen siendo los mismos, y mis sueños no han cambiado, nada es igual sin tu presencia.
Todo es diferente.
Y aunque el tiempo pasa, el hecho de no tenerte continua doliendo, y se que continuará siempre.
A veces te busco con desvelo esperando una señal,  y cada paso o pensamiento lo realizo imaginando cómo lo veras desde donde te halles.
Sé que de algún modo sigues a mi lado, a nuestro lado, porque así lo siento todo el tiempo, en muchas cosas, en muchos detalles, eso me hace tolerar el hecho de que ya vives donde no puedo verte y me conforta.
Aunque siempre me invade tu recuerdo y te imagino en cada rincón.
Algunas veces miro al cielo y busco tu sonrisa modelada por las nubes,  deseando que llegue el dia para poder volver a abrazarte y contarte cómo ha ido mi vida.
No hago más que preguntarme qué te gustaría que hiciera con mi vida, con mis sueños, con mi futuro, con mi presente.
Y sé la respuesta; - “Que sea feliz”.
Lo hiciste muy bien,  mejor de lo que pudiste imaginar.
Ahora lo sabes.
Yo de mala gana entendí lo que se siente al perder a una Madre, y sentí ese el dolor tan grande.
Cuando se tiene Madre, sin percatarnos creemos que es simple recorrer los caminos de la vida; pero al perderla, nos damos cuenta que es por su guía y apoyo por lo que todo se hacía más accesible y más simple todo. Sin miedo.
Ella es nuestro soporte, a la que siempre podemos recurrir porque todo lo puede solucionar, siempre nos va a ayudar y nunca nos va a juzgar.
Muchos han sufrido la ausencia de ese ser maravilloso que es la madre, pero muchos más la tienen con vida y les ruego que lo valoren.
Hacerlo, porque el día que os falte, os exhortará pensar lo mucho que pudisteis darle en su momento.
Tener hijos nos llena, pero recibir la reciprocidad de esos sentimientos aportados, esa dedicación, ese esfuerzo, aunque no sea ninguna obligación, es un privilegio y una legítima prebenda.
Y sí, poco a poco volveremos a reír, a soñar despiertos, a llorar, y a dejar que la vida nos guíe, pero en cada uno de esos instantes nos faltará ese eco de tu inconfundible sonrisa  y ese brillo de tus ojos.
Desde ese triste día, no ha habido un solo momento en el que no te haya pensado, y de algún modo, cuándo no sé bien qué hacer, siento que me susurras la mejor respuesta a la peor de mis dudas; siento que camino de tu mano sin soltarme.
Desde aquel día gris percibo páginas que nunca me cansaré de releer: tu olor,  tu alegría, tus consejos, y en definitiva esa esencia que me da fuerzas cada mañana para afrontar un nuevo día, combatir las adversidades, y encontrar el sentido en los pequeños detalles.
Sé que tendré, que deberé aprender a vivir con tu ausencia, con la necesidad de contarte mis sueños.
Sé que no pasará un solo día en el que no te eche de menos.
Pero seguiré buscándote entre las nubes o las estrellas, en cada recodo, en el silencio de la soledad y sobre todo en mis recuerdos.
Porque también sé, y estoy seguro de ello, que siempre siempre te encontraré cuidando de todos nosotros.
Gracias por darme tu ejemplo aunque sea difícil de seguir. Te agradezco tanto.

martes, 13 de marzo de 2018

EL PRIMER PASO DE UN AUDIOVISUAL



Por fin he comenzado a escribir el guión de lo que será el audiovisual sobre la última aventura en Bolivia el pasado mes de octubre. Tras el proceso de escritura, vendrá el de doblaje, y después montaje de imágenes, música, etc. Así que aún tardará un poquito. Pero llegará.
Para hacer boca, comparto aquí el texto de uno de los pasajes.
Nuestra visita a la isla del Sol en el lago Titicaca:
  
La isla del Sol.
Habitualmente nunca te encuentras a ti mismo cuando te buscas, lo haces por sorpresa cuando menos te lo esperas.
En un pequeño fondeadero de Copacabana,  tomamos una lancha para dirigirnos a la Isla del Sol.
Al poco, nos hallamos navegando por el famoso lago sagrado Titicaca (Puma de piedra). Titi- Puma; Caca – Piedra. En alusión a la roca sagrada que se encuentra en la Isla del Sol.
Con una extensión de unos 8.500 kilómetros cuadrados, casi el tamaño de la Comunidad de Madrid, es el lago navegable mas alto del planeta: 
204 Km. de longitud por 65 Km. de anchura máxima,  y una profundidad media de 107 m.
Una imponente masa de agua compartidas entre Perú y Bolivia.
Mientras lo navegas y el viento te abraza y te besa en la cara, es como si te hipnotizara; no puedes apartar la mirada de sus misteriosas aguas.
Cuando lo piensas bien, cuando tomas conciencia de donde te hayas, una especie de excitación, de pálpito, recorre tu cuerpo.
Todos nos miramos conscientes y cómplices, y nos sonreímos.
Cuenta la leyenda, que un día ya lejano, el dios Inti (el sol) miró hacia abajo para ver cómo iban las cosas en la tierra, y lo que vio no le gustó nada.
La humanidad vivía en un estado de salvajismo y miseria tal, que se entristeció.
Vivían en discordia, desconocían la agricultura, no sabían construir herramientas, e ignoraban cualquier tipo de norma de comportamiento social.
Ante tal situación, el sol decidió tener dos hijos, y que estos enseñaran a la gente los fundamentos de la civilización, y los guiaran.
Y se retiró a la isla del Sol junto con la luna para amarse y concebirlos.
De allí nacieron  Manco Capac y Mama Ocllo.
Estos, cumpliendo el mandato de su padre, enseñaron a los hombres civismo y los rudimentos de la agricultura, y a las mujeres a ser excelentes trabajadoras, esposas, y hábiles artesanas.
Y allí y desde allí, se desarrolló y propagó la cultura Inca, que se asentó después en Cuzco (Perú).
Que hermosa introducción nos relata Luisa (nuestra guía) durante el viaje en lancha para esta isla que estamos a punto de pisar.
En mas o menos una hora de navegación, desembarcamos en la zona Sur de la isla del Sol; en la comunidad Yumani.
Caminamos en ascenso por un perceptible sendero rumbo al poblado, atravesando el yacimiento arqueológico de Pilcocaina (Residencia de los pájaros).
Un señero edificio de la  época prehispánica, que algunos dicen que era la residencia del mismísimo soberano inca  cuando se desplazaba hasta la isla, y otros señalan como un templo de culto al sol, puesto que todas sus aberturas se emplazan en dirección este (lugar dónde se sucede el amanecer).
Lentamente, pues no olvidemos que nos estamos a casi cuatro mil metros de altura, llegamos a  Yumani. Comunidad de origen Quechua y Aymara.
La población más grande de la Isla, y el lugar en el que se concentra la mayor parte de los comercios, restaurantes y alojamientos.
Nos alojamos en el sencillo hostal Pachakuti; todo un lujo en un lugar así.
Que verdad es que la felicidad arraiga en la sencillez de las cosas, de las personas y de los lugares.
Por desgracia mañana no podremos visitar la parte norte de la isla como era nuestra intención, porque hay conflictos entre la comunidad Yumani (donde nos hallamos) y la comunidad Challapampa de la parte norte, y esta parte  ha quedado cerrada al turismo por completo.
Aun así que magnitud,  matices, entorno y placidez.
Aquí todo se ordena para disfrutar de una fascinante representación de avenencia entre la tierra, el agua y el cielo.
El ocaso, la alborada, las horas que pasas en esta isla, suponen inhalar serenidad, sosiego, placidez y en definitiva magia.
Si hay magia en este planeta, que la hay,  muchos de nosotros aseguraríamos que este lago y su isla del Sol, es uno de los lugares donde descubrirla.
Quizás por una especie de áurea que rodea este entorno, por su dimensión, o las leyendas y misterios que se mecen a su alrededor, pero percibes claramente que el lugar es mágico.
Y esta magia vive en cada rincón; solo hay que observar atentamente.
Al amanecer; El horizonte ensalza al sol mientras este irradia su primer misterioso resuello de perfil purpúreo.
Y de nuevo nos regala un brindis a la vida simplemente sublime.
En este lugar realmente conectas con el entorno.
Tras desayunar, subimos paseando hasta el mirador Pallakasa.
Y desde allí contemplamos toda la extensión del lago rodeado por las imponentes cimas nevadas de Los Andes.
Y toda la isla del Sol , que  tiene 14,3 kilómetros cuadrados: 9,6 de largo y 4,5 en su parte más ancha.
Terrazas de cultivo, las humildes casas de los campesinos, las mujeres engalanadas con sus faldas multicolores, los rebaños de ovejas o llamas, o los niños el rostro encendido de sol inmisericorde. Que bodegón más espectacular!!
Aquí, observando a sus gentes,  cobra sentido eso de que no es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita.
Todo nos dispone a la emoción de forma definitiva.
Viendo la inmensidad azul del Titicaca desde esta atalaya natural, no es difícil dejarse arrastrar por mitos y creer a pies juntillas, que de estas aguas nacieron los hijos de Inti para civilizar a los hombres.
Bajamos de manera vertiginosa hacia el embarcadero a través de La Escalera del Inca.
A medio camino se encuentra la Fuente de las Tres Aguas, o de la eterna juventud. Una muestra del dominio hidráulico de los pueblos prehispánicos.
Muy curioso también el sistema de terrazas de cultivo en los costados de la escalera, conocido como el Jardín del Inca.
La mística de las islas del Sol y de la Luna, casi enfrente a esta, atrae cada equinoccio de Primavera (21 de septiembre) y solsticio de Invierno (21 de junio)  a miles de turistas que buscan experiencias ‘sobrenaturales’.
Entendemos que la Paz viene de dentro de cada uno, y no deberíamos buscarla fuera, pero escenarios como este ayudan a encontrarla dentro de ti.
La Isla del Sol. Un lugar que jamás olvidaremos.