viernes, 26 de julio de 2019

MI ADIOS AL CRUZADO ARAGONÉS (JAVI)


Hace la friolera de treinta y dos años que dibujo chistes para este semanario local de Barbastro “El Cruzado Aragonés”.
Concretamente desde 1987 estando como directora Elena Martija.

Desde niño me gustaba mucho dibujar.
No se me daba mal, y lo hacía de forma espontánea, autodidacta, como hobbie.
Así que un buen día, no recuerdo bien el por qué, me acerqué con varios de mis dibujos, y me ofrecí como dibujante al semanario de Barbastro.

Supongo que, llevado por esa vanidad de los veinte años, que hace que te creas el mejor en lo que tú mismo supones que sabes hacer.

Y la respuesta de su directora Elena fue afirmativa, pero con una sorprendente propuesta: Dibujar viñetas o chistes: - “Una tira cómica” fueron sus palabras exactas.
Casualmente, a la vez se había ofrecido también otro dibujante: Santi (Santiago Sánchez).
Así que la oferta de colaboración fue para ambos: Realizar una viñeta en semanas alternas. Una semana cada uno.
Y aunque era algo que ninguno de los dos habíamos hecho jamás, no sé si algo inconscientemente (hablo por mi), aceptamos el reto.

En mi caso, comencé a hacerlo inspirándome en consagrados viñetistas a los que admiraba como Forges o Quino, y poco a poco empecé a discurrir y dibujar lo que buenamente podía, basándome en sucedidos locales al principio, para paulatinamente hacerlo con estímulos más globales.
Y treinta dos años después, aquí continuábamos cada semana intentando sacar una sonrisa al personal en la contraportada del periódico.

Y para bien o para mal, en tantos años hemos aprendido un poco, y evolucionado en la forma, en el fondo, e incluso desarrollando un estilo propio.
Cada cual el suyo.
Y como todo en la vida, a unos les gustaremos más, a otros menos, e incluso a alguien nada de nada. La calidad de nuestro trabajo, no seré yo quien la juzgue.

Ciertamente, y seguro que hablo también por Santi, siempre lo he realizado con el mayor entusiasmo, respeto y sin ánimo de ofender a nadie. Partiendo de la base de que no somos profesionales.

Y, asimismo, después de tanto tiempo, declaro que este tipo de creación es muy complicada, debido a tu propio nivel de exigencia personal y a esa búsqueda de equilibrio entre lo desvergonzado y la corrección, entre tu propia sensibilidad y la de quien lo lee.

Pues bueno…Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza.
Barajando pros y contras, pero sobre todo recapacitando si aún lo realizaba por mí mismo y para mí, o ya como una obligada rutina, casi tradición, que los demás esperaban de mí.
Siempre hay que ser fiel a lo que nace dentro de ti.
Así que, he llegado a la conclusión de decir adiós, o hasta luego (nunca se sabe) a esta etapa como dibujante de viñetas para el Cruzado Aragonés.

Treinta y dos años y más de setecientas viñetas resultan; que se dice pronto.

Y como me gustan los finales abiertos, en el cine, televisión, literatura, e incluso en la vida; esos finales que suponen un estímulo para imaginar cómo continuará la historia, deseo pensar que esta historia no ha terminado del todo. Sencillamente cierra un capítulo de mí diario personal.

Se trata de finalizar una etapa para poder emprender otras que estarán por llegar y todavía desconozco.
A estas alturas de mi biografía, he comprendido, que nuestra vida está llena de ciclos que comienzan y otros que acaban.
Percibiendo que, muchas veces, un final en algo, es tan solo otro principio.
Y tener finales, comporta tener principios. Con doble sentido.

Así que una vez más, cierro ciclo en una faceta concreta de mí vida, y voy del final al principio. De la contraportada a la portada, para descubrir posiblemente un nuevo título en ella.
Un final de esta bonita y dilatada etapa, que aun habiéndolo decidido yo mismo, siempre sabe agridulce, porque de manera silenciosa su acontecer se ha entremezclado con el mío.

Enfrentarse al final de una historia que te apasionó nunca es fácil, pero si persigues tu certidumbre es necesario.
Para mí la vida es cíclica, y cada etapa tiene su momento.
Todo comienza y acaba, incluso eso, la vida. 
Me reitero: Un final es tan solo otro principio. Nada más… y al mismo tiempo, todo eso.
Y no hay que llorar porque terminó, si no alegrarse porque ocurrió.

Quiero dar las gracias de todo corazón primero a todos y cada uno de los colaboradores y periodistas con los que he compartido páginas en El Cruzado durante estos treinta y un años; A su actual directora también de muchos años Lolo, y toda la junta directiva; A mi buen compañero Santi, y, sobre todo, a todos vosotros los lectores, que en mayor o menor medida habéis esbozado una sonrisa con mi trabajo, y habéis al menos tratado de entender que el humor, es solamente eso, humor. Un modo de enjuiciar la realidad, buscando su cara más amable.
Y no, no voy a dejar de dibujar nunca. Es algo que me sigue apasionando.
Únicamente lo haré sin una obligación a la que en este momento no encontraba sentido.
Lo haré como cuando niño, para mí mismo, como hobbie, y claro, cuando lo desee lo compartiré. Hoy en día esto es fácil.
Javi

miércoles, 17 de julio de 2019

MONTILOSOFADAS



O, filosofadas que maduro mientras estoy por el monte, corriendo, escalando o haciendo cualquier cosa, y después me da por plasmar por escrito:

¡Yo en tu lugar no lo habría hecho!
¿Cuántas veces hemos escuchado, o aún peor, dicho, esto en nuestra vida?
Yo unas cuantas. ¡Mea culpa!. Nunca es tarde si la dicha es buena.
Bueno, pues ahora estoy convencido, que, en su lugar, en el lugar de esa persona que pretendemos aleccionar, habríamos hecho exactamente lo mismo. Y esto en cualquier ámbito o situación.
Puesto que, cada cual somos un mundo propio, y los escenarios, circunstancias, experiencias y procesos, que en definitiva son los que han marcado los aconteceres de la existencia de cada cual, son diferentes, únicos y propios: fisonomía, situaciones, educación, escarmientos, lastres morales o pedagógicos propios o heredados, y el escenario personal.
Eso sí: Si eres responsable de todo lo que ocurre en tu vida; Pero responsable, no “culpable”.

Creo firmemente que cada día te acuestas, y el que se levanta es otra persona diferente a la que se acostó.
Porque cada situación vivida durante el día, nos cambia en algo, y asimismo nuestra perspectiva del entorno.
Progresas… o mermas no se bien. Cada día será distinto. Pero en algo te renuevas.
Y por eso, cosas que hacíamos un día que nos parecían beneficiosas, pueden pasar a parecerte inadecuadas y te las reprochas: “hoy esto que hice, ya no lo haría”
Pero claro, no eres la misma persona que cuando las hiciste en el pasado.
Las situaciones y tus circunstancias vividas, te han cambiado.
Por eso, como escribí en uno de los anteriores posts, no puedes bajar por un rio dos veces de la misma manera, porque ni tú ni el río ya sois los mismos.
Y cambiamos físicamente, pero también a nivel intelectual o espiritual.
E igualmente nos sucede con los prejuicios y la desconfianza.
¿Cuantas veces creemos firmemente conocer a alguien e inmediatamente lo calificamos? Lo etiquetamos. Mea culpa de nuevo.
¡Y no! Para nada. No podemos conocer a nadie, y mucho menos etiquetarlo, porque, para empezar, no nos conocemos a nosotros mismos.
Así que a des etiquetar se ha dicho.
Esta más que claro, que, en todas, y repito todas, las etapas de tu vida, la desconfianza y los miedos son una amenaza, o, mejor dicho, “LA AMENAZA”.
Porque al desconfiar, anticipas ya algo negativo.
Y la desconfianza, provoca miedo y ansiedad, torpedeándote a ti mismo, a tus relaciones sociales, e impidiendo gestionar tu vida con serenidad.
Y aún más. ¿Cuantas veces hacemos cosas que dijimos que no nunca haríamos? Siiii… Mea culpaaaa….
Eso de, “Nunca digas de esta agua no beberé” cuánta razón tiene.
El que no bebas hoy, no quiere decir que en tu evolución, tu yo del futuro no lo vaya hacer.
Ahora sé que es más sabio quedarse callado.
Porque al no decir nada, simplemente aceptas que no te conoces a ti mismo.
Vivimos en un mundo, en un planeta, en un Universo y en unas circunstancias cambiantes. Tu mundo. En el que las personas vienen y van, y no sabemos bien por qué ni por qué no.
Sencillamente hemos de aceptar eso; que vivimos en ese mundo versátil que fluye con o como la vida.
Y cada etapa, cada instante, es diferente a la anterior. Simplemente debemos disfrutarlo. Disfrutar cada momento presente.
Y aunque suene muy zen, fluir, que es sinónimo de salud, bienestar y felicidad.
Si te aferras al pasado, tu vida no te trae nada productivo, y si te enganchas al futuro (Meaaa culpaaa), a cosas que no han sucedido todavía y no sabes si sucederán, tampoco, o menos, porque en ese caso te aferras al yo; al ego.
Cada fin de semana que puedo ahora en verano, me voy a hacer descenso de barrancos. Lo hago desde hace más de treinta años y es algo que me conecta conmigo mismo de una manera que no sé explicar.
Pues bien, si miro el rio, observo que el cauce no para de moverse, y es allí donde muestra la pureza de sus aguas.
Sin embargo, si observo una zona en la que el agua está estancada, no tiene el ese aspecto de pureza. Muchas veces está putrefacta.
Que metáfora más precisa de la vida.
No debemos dejar de movernos, pero llevados por la corriente que todos tenemos dentro. Esa que en cada instante te susurra que deseas hacer de verdad. Porque si, la felicidad está aquí mismo, en nosotros, en nada ni en nadie, y siempre la buscamos fuera… (Meaaaa Culpaaa).
Para ello hemos de aceptar que vamos cambiando constantemente en todos los aspectos de nuestra vida, y que precisamente es ese fluir constante la mejor señal de que vamos por el camino correcto; el de la evolución.
Creo, que lo que al final nos hace especiales o no, es el seguir avanzando a pesar de las dificultades. Como un rio; insisto.
Cada uno tenemos nuestras virtudes y defectos; y esa chispa particular que nos caracteriza y nos vuelve significativos.
Y la clave de todo ello no es otra que, repito, querernos a nosotros mismo.
Cuando te quieres a ti mismo, te aceptas, y en tu vida surgen argumentos que inevitablemente, te guían por nuevos caminos.
Mi deseo más grande ahora, es mantener ese contacto conmigo, y esa alegría, que me invade cuando convivo con mis verdaderas pasiones.
Todas ellas, durante años me han sabido dar y demostrar todo con sus locuras, y han hecho mi vida mucho más feliz.
Y claro, la amistad de los amigos de verdad, sin los que habrías perdido el rumbo, y con los que puedes transformarte en una mejor versión de ti mismo.
Fin de esta montilosofada de un mes de julio, que no pretende ser un mensaje para aleccionar a nadie, si no un ejercicio de autoconocimiento, o exorcismo, pero sobre todo una entonación del ¡Mea Culpa!, basado en mi propia experiencia.
Al fin y al cabo, estamos aquí de paso. Que menos que conocerse y quererse uno mismo.


lunes, 8 de julio de 2019

TRAIL DE ESTADILLA. LAS CARRERAS QUE ELIGES.


Dicen por ahí que los amigos son la familia que uno elige.
Y no pretendo hablar de amistad, que también, sino de CARRERAS. Con mayúsculas.
De ese fuerte vínculo como pocos que logran algunas de ellas con el corredor, y que no es fruto de la casualidad.
Y como el vínculo de los amigos, es un amor que no duele, ni aprieta.
En mi caso, lo concibo como ese afecto personal, puro y desinteresado, que además compartes con otras personas, y nace y se fortalece con el trato, la amistad, la complicidad y el cariño.
Y aunque no lo parezca, estoy hablando de la Trail de Estadilla en la que un año más participé este pasado sábado.
Probablemente este post ha surgido por asociación de ideas, porque allí, en Estadilla tengo muchos amigos, algunos incluso de esos que elijes y considero familia.
La Trail de Estadilla, es una carrera que siempre sorprende y fascina a partes iguales.
Porque carreras tan familiares y afectuosas como esta, donde la línea entre organizadores, participantes, voluntarios y público es tan sutil que prácticamente no existe, nos permiten, experimentar reciprocidades, desarrollar la empatía, sentirnos parte, y por tanto aprender y compartir valores.

Y aunque el concepto de amistad es personal y, por tanto, subjetivo, en esta carrereta familiar creada hace seis años por Fernando Latorre, y que tan bien han sabido sustituir y prolongar Pablo Bardají, Patricia Abad, Pablo Marcuello, Paloma Citoler y Cristina Martinez, logra un vínculo, que, aunque se modifique con el tiempo, la experiencia y las circunstancias, intentando año tras año mejorar, conforme va madurando, busca más la calidad que la cantidad, y tiene más visibles los rasgos que la definen, que son los que cada año, los que participamos en ella de una manera u otra esperamos hallar, y siempre hallamos. Amistad, épica y verdadero afecto.
Encontrarnos con amigos y amigas que desde los diferentes roles de la carrera (participantes o voluntarios) nos permiten a todos juntos descubrir y desarrollar distintas facetas de nosotros mismos.
Y no sé bien cómo, pero nos ayuda a tener siempre emociones positivas.
Me atrevería a decir, por tanto, que de alguna manera es la carrera de la amistad.
Y en esa épica de la sierra de la Carrodilla y el calor que ya la define, hace que todos los participantes vivamos nuestro romance o epopeya personal saliendo siempre fortalecidos.

Una Trail para debutar, disfrutar o perpetuarse; para ir solo o acompañado. Confianza e incondicionalidad.
Rasgos que definen una carrera entrañable que concluye con una cena de hermandad en la plaza.
Una Trail en la que estés como estés da igual.
Siempre la disfrutas de una u otra manera: Como acompañante, atrás, delante, como escoba, como voluntario o como speaker. Da lo mismo. Siempre puedes ser tú sin filtros, de manera sincera y transparente.
Una carrera basada en la certeza de poder confiar absolutamente en la organización, los voluntarios, o la persona que corre a tu lado soportando contigo el calor.

Y tanto cuando las cosas te van bien en ella, como cuando las cosas te van menos bien, todos te acompañan y transmiten su apoyo, haciéndote sentir siempre ganador.
Reciprocidad: un vínculo compartido en el que existe bidireccionalidad en comunicación, acciones, y sentimientos “sin intereses”.
Una carrera de amigos para amigos.
Motivada por compartir un buen rato, tiempo y experiencias.
Y siempre subes deseoso de corresponder y vivir nuevas experiencias que fortalezcan ese vínculo. No importa el tiempo o los kilómetros que haya de por medio.
Desde el pistoletazo de salida te permites ser tú mismo y se basa en el respeto. Al final la Sierra y la experiencia te hace sentir libre y finalmente no sé cómo mejor persona.

Una carrera exigente sí, pero que no te exige nada, ni busca hacer de ti alguien que no eres. Como los amigos de verdad. Esos que elijes.

Quien tuvisteis la suerte de disfrutarla este u otros años creo que me entenderéis.
¡¡Larga vida a esta Trail de Estadilla!!
Esas carreras que, como tus mejores amigos, elijes.