lunes, 19 de marzo de 2018

UN AÑO


Un año.
Fueron los días más tristes de mi vida.
Te fuiste llevándote algo de mí que no puedo describir, y  dejando un enorme vacío. Ha sido difícil aceptar que no estás; aceptar y conllevar día a día que de momento no te vería más.
¿Por qué? ¿Acaso hacían falta más ángeles en el cielo? 
Cuánto me hubiera gustado poder detener el tiempo, o echarlo atrás.
No oyó ni una sola de mis inútiles e infinitas plegarias, y todo siguió su curso llevándose consigo parte de lo que fui, y dejándome a solas con un sentimiento con el que no ha sido fácil lidiar.
Pienso y siento tantas cosas, que las palabras, las letras, no alcanzan a expresar.
Aquí quedó tu ejemplo, tu fortaleza, sinceridad, virtud, rectitud, elegancia, independencia, tantas cosas que  recuerdo y veía en ti.
Una mujer sencilla que al mismo tiempo no claudicaba en sus principios de honestidad y respeto; incapaz de subestimar a nadie y siempre dispuesta a ayudar a los demás.
En pocas palabras, una buena persona; y eso es lo que más valoro.
Ese es el mejor recuerdo que me quedó, y el ejemplo que quiero seguir. 
Ha pasado ya un año. Y aunque los colores del cielo siguen siendo los mismos, y mis sueños no han cambiado, nada es igual sin tu presencia.
Todo es diferente.
Y aunque el tiempo pasa, el hecho de no tenerte continua doliendo, y se que continuará siempre.
A veces te busco con desvelo esperando una señal,  y cada paso o pensamiento lo realizo imaginando cómo lo veras desde donde te halles.
Sé que de algún modo sigues a mi lado, a nuestro lado, porque así lo siento todo el tiempo, en muchas cosas, en muchos detalles, eso me hace tolerar el hecho de que ya vives donde no puedo verte y me conforta.
Aunque siempre me invade tu recuerdo y te imagino en cada rincón.
Algunas veces miro al cielo y busco tu sonrisa modelada por las nubes,  deseando que llegue el dia para poder volver a abrazarte y contarte cómo ha ido mi vida.
No hago más que preguntarme qué te gustaría que hiciera con mi vida, con mis sueños, con mi futuro, con mi presente.
Y sé la respuesta; - “Que sea feliz”.
Lo hiciste muy bien,  mejor de lo que pudiste imaginar.
Ahora lo sabes.
Yo de mala gana entendí lo que se siente al perder a una Madre, y sentí ese el dolor tan grande.
Cuando se tiene Madre, sin percatarnos creemos que es simple recorrer los caminos de la vida; pero al perderla, nos damos cuenta que es por su guía y apoyo por lo que todo se hacía más accesible y más simple todo. Sin miedo.
Ella es nuestro soporte, a la que siempre podemos recurrir porque todo lo puede solucionar, siempre nos va a ayudar y nunca nos va a juzgar.
Muchos han sufrido la ausencia de ese ser maravilloso que es la madre, pero muchos más la tienen con vida y les ruego que lo valoren.
Hacerlo, porque el día que os falte, os exhortará pensar lo mucho que pudisteis darle en su momento.
Tener hijos nos llena, pero recibir la reciprocidad de esos sentimientos aportados, esa dedicación, ese esfuerzo, aunque no sea ninguna obligación, es un privilegio y una legítima prebenda.
Y sí, poco a poco volveremos a reír, a soñar despiertos, a llorar, y a dejar que la vida nos guíe, pero en cada uno de esos instantes nos faltará ese eco de tu inconfundible sonrisa  y ese brillo de tus ojos.
Desde ese triste día, no ha habido un solo momento en el que no te haya pensado, y de algún modo, cuándo no sé bien qué hacer, siento que me susurras la mejor respuesta a la peor de mis dudas; siento que camino de tu mano sin soltarme.
Desde aquel día gris percibo páginas que nunca me cansaré de releer: tu olor,  tu alegría, tus consejos, y en definitiva esa esencia que me da fuerzas cada mañana para afrontar un nuevo día, combatir las adversidades, y encontrar el sentido en los pequeños detalles.
Sé que tendré, que deberé aprender a vivir con tu ausencia, con la necesidad de contarte mis sueños.
Sé que no pasará un solo día en el que no te eche de menos.
Pero seguiré buscándote entre las nubes o las estrellas, en cada recodo, en el silencio de la soledad y sobre todo en mis recuerdos.
Porque también sé, y estoy seguro de ello, que siempre siempre te encontraré cuidando de todos nosotros.
Gracias por darme tu ejemplo aunque sea difícil de seguir. Te agradezco tanto.

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