
Cada
vez soy más consciente que hemos de cuidar por igual nuestro cuerpo y nuestra
mente. Bastante me ha costado comenzar a explorar este territorio.
Ya lo era de la importancia
del ejercicio físico, por una parte, pero comienzo a serlo del pensamiento por
otra.
Y
esto no significa tener una mente fuerte, firme y combativa que produzca que no
flaquees y soportes cualquier extenuación. Esa siempre la he aprovechado más o
menos, porque la había precisado en altas montañas, o carreras de ultra
distancia, donde la lucha contra tu cabeza es más determinante que contra los
elementos externos.
Pero, como narré en mi
anterior post, mi recién iniciado contacto con la meditación está cambiando últimamente
mucho mi forma de proceder.
Y en este contenido no soy
ningún experto. Todo lo contrario.
Pero si soy perseverante
cuando estoy convencido de algo y voy a por ello. Tanto es así, que participé
en la trail Tozal de Guara, organizado por Peña Guara de 23 kilómetros, y quise
correrla aplicando este nuevo dogma.
Aunque había corrido algunas
carreras para acompañar o iniciar a algún amigo, llevaba más de dos años sin
participar en una carrera por y para mí mismo.
Y esta la quería correr solo,
pero sin sacrificarme de ningún modo; disfrutando y siendo consciente del aquí
y el ahora; saboreando las sensaciones, impresiones, siendo conocedor en todo
momento del presente, y no especulando en ningún instante con resultados, puestos,
lo que faltaba, ni lo que llevaba. Quería disfrutar cada segundo.
¿Funcionó?, Pues sí.
En la salida, aunque me coloqué
en primera fila, estaba más relajado que nunca.
No sentía ninguna ansiedad ni desconfianza.
Al contrario, tenía muchas ganas de comenzar y pasar la mañana corriendo y
disfrutando por ese extraordinario paisaje.
Y en cuanto dieron la salida, pues
cogí mi ritmo, siendo en todo momento moderado y consecuente, sin dejarme
contagiar por ningún ritmo a mi alrededor.
No me afectaba si sobrepasaba
yo a alguien, o si me adelantaban a mí. Yo a lo mío.
Tras treinta y pico años de
práctica, ya conozco y no me es nada extraño, que mi mente empiece a divagar
cuando estoy corriendo, con contenidos relacionados con el entrenamiento, con mis
circunstancias personales, con planes futuros o la carrera en sí, si es una
carrera.
Pero hoy, en esta carrera, quería
tratar de no pensar más que en el aquí y ahora, pero no como carrera, si no
como un anhelado trayecto, y además disfrutarlo.
Y en esta percepción, desde el momento cero lo logré; que la
carrera fuera un ejercicio natural y atractivo.
En
pocos kilómetros, cuando el camino se emboscó por el barranco de la Pillera, fui
consciente, que era
precisamente aquí, en este lugar, donde quería estar, y esa práctica de realidad
encontraba sentido y espacio.
Aunque
soy inexperto, sé que la meditación es una práctica que consiste en enfocar la
atención con el fin de despejar la mente y reducir la ansiedad.
Aprender a dirigir la mente para
desconectarte de los desasosiegos que de forma insidiosa se filtran en tus
pensamientos.
Y por experiencia como
corredor, soy conocedor, que correr libera mi mente y cambiar los puntos de rigidez
de mi cuerpo, de manera que esa tensión o fuerza los trasformo en movimiento,
cansancio, y esto me relaja y sosiega siempre.
Aquí quería correr
profundamente implicado en la actividad, pero adoptando una esa especie de actitud
meditativa. Ensamblar las dos causas.
Siendo
muy consciente del momento presente. Porque habitualmente, nuestra mente se va del pasado al
futuro y del futuro al pasado sin detenerse en el presente, de manera que no
procesamos gran parte de la información a nuestro alrededor que sí captan nuestros
sentidos.
Y este fue mi planteamiento de
carrera. Captar cada segundo, cada olor, cada brisa, calor, sonido, paisajes.
Vivir lo que estaba viviendo; ocurrir en lo que sucedía a cada instante.
Y, no sé si nunca se me había
hecho tan placentera y agradable de principio a fin una carrera… y llevo unas
cuantas.
Se me hizo corta y gozosa, y
llegue con la misma sensación de tranquilidad, alegría y fuerza que al
comenzar.
Correr
siempre me ayuda a ser más conscientes del momento presente y a tolerar mejor
los problemas que surgen o los que temo que aparezcan en el horizonte.
Pero
hecho de esta manera, además,
me conectó conmigo en el momento presente.
PD: La carrera del Tozal de
Guara, es una de las que disfrutas como siempre. Una carrera altamente
recomendable para pasar un buen día.
La organización, ¡chapó!
La organización, ¡chapó!