No pregunté mas y en su rostro mezcla de recelo, persuasión y dogma comprendí el significado de esa pequeña cinta de seda.
Lace aquella cinta a mi mochila, y desde aquel día esa formalidad, casi rito, se ha sucedido cada vez que me he embarcado en cualquier nueva aventura hasta el día de hoy.
Se ha convertido en un hábito tal, que yo mismo se lo recuerdo unos días antes de partir para que no se olvide: - “Mama, acuérdate de la cinta de la Virgen”.
Actualmente, incluso algún amigo cercano como José Mª, me regala alguna y me voy con varias. Como anécdota, cuando en 2008 participé en la Maratón des Sables, mi madre no me regaló la cinta, llevé una que me regaló José Mari.
Esto me hizo gracia, pues comprendí que mi madre debió pensar que en una carrera organizada y multitudinaria por el desierto no era tan peligroso como para necesitarla. “Se la guardaré para futuros ramalazos”, debió pensar.
Tanto para la Yukón, como para cruzar el Báltico de nuevo me las regaló.
Esta sobria cinta ha pasado a ser algo muy valioso para mi: Primordialmente por ser un continuo recuerdo de mi madre, y por aproximación de mi gente mas querida, después como una especie de amuleto de suerte, y también como un recuerdo de mi tierra, mis raíces.
No se trata de supersticiones ni fetiches.
Seguramente un seña de identidad en la forma, pero si, ... una fórmula o especie de fe de fondo.
Tuve el honor, placer y la suerte de llevar tu cinta en el IronCat... como las meigas, haberlas hailas. Poco pesa y puede ayudar. Cuando la ves o la recuerdas tu fuerza se incrementa. Bueno no me explico muy bien. Saludos, valor y al toro, con la cinta, que ya toca.
ResponderEliminarCasualidad, desde los primeros días que salí a la montaña hace más o menos ocho años que la llevo atada a mi mochila... La medida de la Virgen del Pilar con la bandera de nuestra Aragón de fondo.
ResponderEliminarmí amuleto favorito de la suerte. Sin lugar a dudas el elefante. Mi hija me regaló uno pequeño y siempre lo llevo conmigo como tu dices como amuleto, pero en su recuerdo
ResponderEliminarExactamente, 36,5 centímetros de suerte, que ocupa los retrovisores interiores de los coches de buena parte de Aragón y cercanías. Eso si, te lo tienen que regalar.
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