martes, 17 de noviembre de 2015

EL CORREDOR Y SUS OSCURAS LOCURAS

Como decía Oscar Wilde:  “Un soñador es aquel que sólo puede encontrar su camino a la luz de la luna”
Ha llegado el invierno, y con él, el impopular cambio de hora.
En tal caso, los que por nuestro horario laboral salimos de trabajar a partir de las seis, nos toca correr sin luz solar.
Suelo trotar martes y jueves, algunos viernes, y durante el fin de semana. Normalmente cuatro o cinco días a la semana, a una media de 15/16km cada salida.
Durante años, en estos meses de invierno, padecía teniendo que correr por las calles por improvisados circuitos urbanos.
Y eso que en mi horario, tan solo me veo perjudicado dos días por semana, pues si decido correr el viernes, al tener la tarde libre, no me afecta.
Pero el caso era, que al realizar un circuito urbano, la trotada se me hacia sufrida e infinita.
Es mas, para motivarme me lo tomaba como un entreno psicológico.
Significaba, que salir a correr no era solo un pasatiempo ineludible, sino esos días algo auto impuesto.
Ya en el 2011, cuando preparaba la Jungle Maratón, y rodaba casi todos los días distancias largas, para estas fechas decidí ocasionalmente tirar de frontal, y hermanar el entreno urbano con pistas pedestres, para que no resultaran los kilómetros tan pesarosos.
El año pasado, habituado a salir toda la primavera y verano por el monte y disfrutando; conciliado  completamente con el monte y el correr por placer, el salir por las calles en invierno aún se me hacia más ingrato.
Al carecer de  compromiso u objetivo claro, que me determinara a prepararme incluso cuando no estuviera predispuesto, no soportaba dar vueltas por Barbastro como pollo sin cabeza.
Así que decreté sacar el frontal, y hacer todas esas salidas habituales (15/16 Km.), a oscuras por el monte. Y... volví a disfrutar.
Este año no lo he dudado ni un segundo.
Ya llevo un mes entrenando por mis habituales caminos diurnos, pero con el frontal en modo nocturno.
La poca gente que me cruzo por apartados y oscuros caminos (en coche), supongo que pensaran que estoy loco, pero...
Durante tantos y tantos años me han tildado así, que me he acostumbrado: Primero, hace casi treinta años, cuando sin participar en ninguna carrera o competición y simplemente por placer corría una hora diaria. Los que hacían atletismo, que eran los únicos que entonces corrían, me tachaban de loco; Después, en 2007, cuando comencé a prepararme para el maratón de Sables y corría con peso y mochila; los que corrían ya por placer, también pensaron “Está pirado” correr con mochila (claro, aún no había comenzado la fiebre Ultra...); Así que ahora,... seré el loco del frontal...
Imagino que quien no lo haya hecho nunca le costará incluso pensarlo, pero una vez lo pruebas... se convierte en un instante mágico, diferente y especial.
Al correr por la noche en la naturaleza hallas otra profundidad.
Penetras de alguna forma en una insólita atmósfera alrededor de un foco de luz, y el mundo se reduce a ti, y dos o tres metros delante de ti.
Es como “sobrenatural” e incluso te seduce. Tu, tu reducido y silencioso marco, y algunos ojitos brillantes que te miran en la oscuridad...jajaja.
Pero no todo es sortilegio en estas trotadas nocturnas. También entraña  dificultades que si quieres probar conviene saber:
Luz:
Para ver y correr en la noche lógicamente necesitas luz.
Corriendo, la forma más cómoda y eficiente es utilizar un frontal.
Con un frontal, allá donde miras se dirige la luz, y si no estás acostumbrado, necesitas un poquito de tiempo para acostumbrarte a este tipo de alumbrado, porque ni tus ojos ni tu percepción están familiarizados a estas condiciones.
Poco a poco percibirás mejor la profundidad, las sombras y los realces del terreno.
A la hora de elegir un frontal, al margen del precio claro, es importante tener en cuenta:
La potencia de iluminación, el peso, y la durabilidad de las baterías.
Saber que con el frío, las baterías sufren más y duran menos.
El amplio campo de acción que percibes durante el dia, aquí, en estas condiciones, se reduce a unos pocos metros iluminados por el frontal, así que la vista se resiente en estas condiciones y pierde capacidad de percepción.
El factor psicológico: 
La sensación de soledad, aislamiento, e incluso miedo.
Estas sensaciones, que a algunos nos resultan excitantes, y las tomamos como una especie de diálogo íntimo, entiendo que para otros pueden resultar agobiantes y agotadoras.
En mi caso, gracias a mi adiestramiento desde niño, fraguado en acampadas y campamentos, y posteriormente a mi trayectoria deportiva, durante la cual he andado solo y de noche por montañas, desierto, o incluso el ártico Canadiense, evidentemente el correr un rato a oscuras por un terreno conocido no me perturba nada.
Pero, si a vosotr@s si, para empezar os recomiendo hacerlo  siempre en lugares bien conocidos, e incluso acompañados por otros corredores.
Tanto si vas en grupo, como el hacerlo por terreno ya conocido, reduce las posibilidades de extraviarse o sentir miedo, y te ayudará a probarte en la oscuridad, y conocer tus sensaciones.
Correr con frontal hace que se desfigure el relieve del suelo, por eso, conocer el terreno que pisas, facilita que no tengas un traspiés fatal.
Y el ir en grupo, simplifica y acelera el aprendizaje necesario para hacerse a la noche.
La noche es sin duda novedosa y menos profana que el día.
Incluso a veces pienso que la noche está más viva y es más rica en colores que el día.
Yo salgo martes y jueves a las 18.30. si alguien quiere probar conmigo, solo tiene que ponerse en contacto y acompañarme.

3 comentarios:

  1. Algun jueves me tengo que apuntar... a ver si me acuerdo de comprar pilas jaja.

    ResponderEliminar
  2. Hola Javi, sin duda lo del frontal parece una buena solución para las tardes de invierno. Aquí en Zaragoza tenemos la suerte de que hay muchos km de zonas periféricas, más o menos iluminadas, por las que puedes ir sin problemas. Lo que más molesta es el cierzo. Llevamos una semana que no da tregua. Ya parará.

    ResponderEliminar