lunes, 7 de mayo de 2018

SUCEDANEO DE SUCEDANEO DE INDIANA JONES


Recientemente, durante una excursión matinal con niños por el entorno del monasterio del Pueyo, estábamos almorzando cuando unos paseantes que conocían a una de las madres, le advirtieron que tuviéramos cuidado, que allí cerca había un agujero muy profundo; Tanto, que si arrojabas una piedra no la oías golpear contra el suelo.
Algunos se acercaron al lugar a mirar, y otros, para no llamar la atención y curiosidad de los niños nos quedamos esperando.
Tras volver de allí, dijeron lo mismo: -“No se ve el fondo”.
Así que me acerque a curiosear, y a primera vista parecía un derrumbe del terreno ocasionado por las abundantes lluvias de este ultimo mes, que asemejaba una gran madriguera de unos ochenta centímetros de anchura, enmascarada por breñas de tomillo.
Medio metro mas abajo se observaba un chaflán de tierra, así que con cuidado me introduje hasta allí agazapado para intentar vislumbrar el interior.
Y efectivamente, acurrucado desde allí, vi que el boquete no solo continuaba para abajo si no que además parecía ensancharse dentro.
Saque el móvil y con la lámpara del mismo trate de iluminarlo, pero no tenia la potencia suficiente. 
Aunque si distinguí dos  cosas que agudizaron mucho mi curiosidad: 
La caída no era vertical si no que era una rampa de tierra hasta donde alcanzaba la vista, y por eso amortiguaba el sonido de las piedras que arrojaban, y lo más curioso; el techo parecía desde allí un túnel de roca abovedado y bien obrado.
Así que salí, pero con el firme propósito de volver otro dia con un frontal, iluminarlo y ver que descubría.
Y dicho y hecho. Regresé ayer  tomando precauciones básicas; avisar a un amigo con el que había estado de excursión de donde iba, y dejar mi coche cerca para que se viera.
Y con precaución me introduje en la boca como el primer dia. Sin intención de entrar.
Desde allí, desde donde la primera vez, lo iluminé, y ¡Sorpresa!.
Hasta donde se distinguía, era un túnel que descendía en rampa y en el que un poco mas adentro cabía de pie una persona. ¡¡¡Buuuuaaa!!!
Me deslice un poquito mas hacia adentro por el talud, para verlo mejor donde comenzaba a ensancharse.
Si no lo veía seguro no era cuestión de arriesgarse...
Examiné con detenimiento el techo; evidentemente estaba excavado en roca arenisca sólida. 
Se observaban perfectamente las muescas y surcos del cincel o herramienta que se usó para excavarlo. Por tanto era sólido y consistente.
Así que descendí un poquito más, hasta advertir que donde terminaba el hundimiento de tierra, se adivinaban escaleras talladas en la roca.
Antes de seguir descendiendo, ya que me hervía la sangre por saber si unos cuatro metros mas abajo donde parecía acabar continuaba la pasadizo, me surgió la duda del oxigeno allí en el fondo. Así que seguí observando desde allí con el haz de luz
Y de repente, abajo del todo, boca abajo agarrado al techo, descubrí un pequeño murciélago amodorrado.
Eso disipó mis dudas de sí hubiese algún gas irrespirable en el fondo.
Así que poco a poco descendí hasta allí.
Allí se agrandaba un poco, pero terminaba la gruta haciendo rellano.
Era una formación cavernosa con una gran veta entre rocas en una de sus paredes. Y desde allí, mirando hacia arriba se divisaban perfectamente las escaleras de acceso.

Realicé unas cuantas fotos alumbrando con mi frontal, y emergí con la satisfacción de haber descubierto algo fuera de lo normal, pero también con la decepción de que tampoco era para tanto...
Mientras bajaba imaginé una galería que terminaba en una antigua cripta en las entrañas de la montaña bajo el monasterio, y si además había un tesoro, ya para que... jajaja...
Influencias de ver tanto cine y fascinarme la aventura.
Al llegar a casa y revisar las fotos inmediatamente se las mandé con la información que pude darle a Daniel Valles (Ultimo premio Félix de Azara en el apartado de comunicación). Curiosamente estaba a punto de salir caminando hacia el Pueyo.
Dani es amigo y socio de Montañeros de Aragón Barbastro, y un gran divulgador, y estudioso de la historia de la zona, que sabe mucho del tema.
Y enseguida me afirmó que esa zona, es un área de asentamiento de una villa agrícola Romana, y que podría tratarse de un pozo artesiano.
Así que aquí queda este casual hallazgo y su historia. “Entre comillas lo de hallazgo”. Siempre puede surgir el octogenario y entrañable pastor que lo conocía de siempre. 
Y aunque no son las cuevas de Altamira, si es un pequeño vestigio de nuestros antepasados, y por tanto hace ilusión toparse con algo así.  




2 comentarios:

  1. Hola Javi, no soy octogenario ni pastor, ya esta investigado el descubrimiento , un intento de encontrar agua por los Benedictinos del Pueyo, pregúntale a Ángel Huguet que el te contara, nuestro gozo en un pozo, yo también me cole por ahí hace unos años y pensé como tu, que habíamos descubierto algo insólito, habría que tapar la entrada para evitar accidentes, saludos cordiales.

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    1. Muchísimas gracias Antonio por la información. La verdad es que es un sitio curioso. Y más como fue ayer mi caso, cuando accedes como si te metiera en una madriguera de rabosa.
      Te reiteró las gracias. Al menos a mi me generó mucha curiosidad. De allí el contactar con Daniel, o publicarlo (sin poner su ubicación exacta). Como bien dices podría ser un peligro sobre todo para algún niño. Un abrazo.

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