Como pasa el tiempo.
Concretamente desde 1988 estando como directora Elena
Martija (D.E.P).
Me gustaba mucho dibujar desde niño y lo hacía como
hobbie, así que, no recuerdo bien el porqué, me ofrecí como dibujante colaborador
al semanario de Barbastro.
Quizás fue la vanidad de los veintipocos años. Hoy en día
seguramente no me atrevería a ofrecerme.
Y la respuesta de su directora fue afirmativa, pero con
una inesperada propuesta: Dibujar viñetas o chistes; “Dibujar una tira cómica”
fueron sus palabras exactas.
Curiosa y casualmente, a la vez se había ofrecido otro
dibujante: Santi (Santiago Sánchez).
Así que la oferta de colaboración fue para ambos dos:
Realizar esta viñeta en semanas alternas. Una semana cada
uno.
Y aunque era algo que ninguno de los dos habíamos hecho
nunca, no sé si algo inconscientemente (hablo por mi), aceptamos el reto.
Pero, treinta años después, aquí seguimos intentando
sacar una sonrisa al personal cada quince días en la contraportada del
periódico.
Y para bien o para mal, en tantos años claramente hemos
evolucionado en la forma y en el fondo, hasta incluso hallar un estilo propio.
Cada uno el suyo.
La calidad de nuestro trabajo, no seré yo quien la
valore. Desde luego, y seguro que hablo también por Santi, está realizado con
el mayor de los entusiasmos y ganas. No somos profesionales.
Aunque a una media de veinte viñetas al año calculando
bajo, llevamos realizadas al menos seiscientas viñetas cada uno.
Y repito; aunque no me considero más que un amateur o
aficionado, si me siento dibujante humorístico o gráfico.
Porque pienso que cualquiera que dibuje de forma satírica
en un periódico, revista, blog, Internet, cuaderno, o una simple servilleta de
papel para mostrarla a los amigos e intentar obtener su sonrisa, lo es.
Se trata de utilizar tus mejores o peores habilidades
como ilustrador, y apoyarte en la sátira para realizar observaciones,
razonamientos o críticas visuales de la vida social, de una forma irónica y más
o menos divertida.
Siempre intentas que sea lo más divertida posible claro.
Reconozco que como casi todas mis ideas, reflexiones o
incluso aventuras, las ideas de los chistes casi siempre surgen en momentos de
aislamiento introspectivo… cuando corro o camino por el campo o la montaña.
Y depende mucho de la inspiración. Unas veces surge con
facilidad, y otras es un auténtico parto.
Casi siempre, más que el chiste en sí, me cuesta concluir
el tema sobre el que hacerlo. Cuando tengo el tema en la cabeza, me aparecen
las ideas y la inspiración con bastante facilidad. Me he dado cuenta que con la
práctica de los años, desarrollas una especie de instinto para sacar ideas casi
a diario de noticias que escuchas, cualquier conversación u observaciones a tu
alrededor.
Como un modo inocente de expresar mis inquietudes o la de
los que te rodean, y plantear diferentes enfoques a través del dibujo, la
sonrisa o la risa.
Muchas veces te inspiran circunstancias personales, pero
otras muchas en lo que observas a tu alrededor, siendo solo objetivo portavoz.
Es humor apoyado en el uso de la ironía, la exageración e
incluso en algunos casos el ridículo, para exponer o señalar acciones de alguien
en particular o de la sociedad en general.
Muchas veces una forma de reírnos de nosotros mismos.
Y después de tantos años, incluso en un periódico humilde
de pueblo, he comprendido muy bien que este tipo de creación es complicada,
debido a tu exigencia personal pretendiendo la búsqueda del equilibrio entre lo
irreverente y la corrección, entre tu propia sensibilidad y la de quien lo lee.
Como me dijo una vez Lolo San Pedro, la actual directora
del Cruzado, la viñeta es una de las pocas formas de periodismo que aún goza de
total libertad.
No lo entendí entonces, quizás porque no contemplaba una
viñeta como una forma de periodismo; pero ahora lo entiendo perfectamente, y en
cierta forma me siento periodista.
Las caricaturas o chistes, son mensajes cortos e
ingeniosos, y resultan ser un excelente y rápido medio para la transmisión de
cualquier mensaje.
Y van mucho más allá de esa manifiesta y graciosa fachada.
Son una forma sana de recobrar algo la potestad ante los
que controlan el poder y nuestras vidas.
Un caricaturista o dibujante gráfico, es como un
solitario mercenario que dispara siempre con la esperanza de dar de forma eficaz,
aunque no incontestable, en la diana. Su humor es su arma; Un arma que no mata.
Porque verdaderamente el humor es nuestra última defensa;
la que nos aleja de la incultura, la tiranía y el salvajismo.
Uno ríe y sonríe cuando es feliz. La risa disminuye la
diferencia entre las personas. Es un idioma universal. Y uno se atreve a reírse
del que más tiene o del intolerante, que casualmente es el que menos lo
entiende.

El humor, la risa, es un amotinado grito de libertad, y como
tal es ingobernable.
El humor nos hace libres y fuertes.
Así que si Lolo. Ahora si lo entiendo y además lo practico.
No sé cuántos años más seguiré dibujando estas viñetas;
De momento treinta, y estoy orgulloso de ello.
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