
Año nuevo.
Por triste o alegre que sea tu momento, es una
fecha que siempre se presta a reflexionar, soñar, apalear a ilusiones nuevas, o
renovar las pasadas; pero sobre todo para hacer propósitos de mejorar lo que no
salió bien durante el año anterior.
Unas fechas en las que nos ponemos nostálgicos y comenzamos a desmigajar las cosas que hicimos bien o mal el año que termina, para tratar de cambiar la forma de acometerlas este nuevo año.
En la mayoría de los casos, un momento propicio para reunir fuerzas e ilusión y comenzar “una vez más” lo que será "el mejor año de tu vida".
Porque iniciar un año como un año más, sería una enorme equivocación.
Unas fechas en las que nos ponemos nostálgicos y comenzamos a desmigajar las cosas que hicimos bien o mal el año que termina, para tratar de cambiar la forma de acometerlas este nuevo año.
En la mayoría de los casos, un momento propicio para reunir fuerzas e ilusión y comenzar “una vez más” lo que será "el mejor año de tu vida".
Porque iniciar un año como un año más, sería una enorme equivocación.
Es un regalo demasiado superlativo para echarlo a
perder como si se tratara de algo rutinario.
Y eso que el fin de un año tiene un significado diferente dependiendo de la edad en la que uno se encuentre.
Y eso que el fin de un año tiene un significado diferente dependiendo de la edad en la que uno se encuentre.
Cuando ya peinas canas, y llevas
bastantes vividos, ya no le das demasiada importancia a cambiar de año.
Si. La Tierra ha completado una nueva
órbita alrededor del sol. Pero si lo piensas bien, también la completó ayer
respecto a ese día, y así cada día del año.
Nuestro cumpleaños no deja de ser
eso mismo. Desde el día que nacimos, el planeta va dando tantas vueltas al sol como
años vamos cumpliendo.
Así que es algo arbitrario establecer
el inicio del año el uno de enero; podría ser si quisiéramos el uno de
cualquier mes. O precisamente la significativa fecha de nuestro cumpleaños.
Pero en fin… como somos seres
sociales, y socialmente el año empieza el día uno de enero para la mayoría, que
así sea.
Y centrémonos como siempre, en
los abundantes buenos deseos. Eso no hace mal a nadie.
Yo pienso que debería utilizarse
ese último día del año para analizar nuestra vida, o nuestro recorrido durante ese
último año.
Porque, probablemente aún recordemos
los deseos o propósitos que consideramos el último día del año anterior. ¿Los
cumpliste?
Si así es, ¡Enhorabuena!
Si no, ¿qué pasó?, piénsalo bien.
Es un ejercicio necesario, porque
cada año de más, es un año de vida menos que te queda, y si queremos hacer algo,
hay que hacerlo AHORA.
Porque seguramente cuando seas
más viejo, habrá muchas cosas que ya no te importen, como ese “qué dirán” que
tanto daño hace.
Cuando seas viejo no te importará
nada de eso. Estarás a vuelta de eso, y te arrepentirás de no haberlo estado
antes.
Se dice que los ancianos son
sabios, y que a fuerza de haber vivido saben más y mejor… así que hazte caso a
ti mismo antes de que sea demasiado tarde, dejando de lado las penas, la
vergüenza, el miedo a fracasar o a hacer el ridículo, porque nada de eso te
importará más adelante.
Sólo importará que un día lo
intentaste. Y si fallas o triunfas será al menos parte de tu crónica vital, de
tu historia, y quizás hasta divertido de contar; pero si no lo intentas estarás
fallando ya.
Este año debe ser el último que
te detienes por miedos; este año estará en tu historia como el “antes” porque el
nuevo año será el “ahora” que marcará la diferencia.
Sé realista, y proponte nuevas metas
que incluyan un deseado cambio en ti.
Comienza el año haciendo algo
para ti grandioso: piensa en algo que deseas, que te de miedo hacer y hazlo.
Verás que eres capaz de eso y
querrás hacer más.
Y si dejaste algo pendiente, soluciónalo.
Disfruta mucho, y sobre todo
abraza fuertemente a quienes quieres.
Feliz 2019
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