Media maratón de SALOU:
Siempre que escribo una experiencia es con la intención de transmitir mi satisfacción, compartirla o destacar algo que me haya abrumado. El domingo, corrí la media maratón de Salou, y aunque el aire se alió en su contra para no dejarnos disfrutar del todo de un circuito bien trazado y muy ameno, fue una gran jornada sobrellevada con la agradable compañía de Paco Jordán (ornitorrinco) durante el grato viaje, y con Marcel Batlle que se acerco a correr… bueno, a actuarme de experimentada liebre y escoltarme en la carrera, con el pretexto de vernos. (Que alegría) reencontrarme con él y Marta su novia.
Las diez. Pistoletazo y un pelotón policromo comienza a moverse y empezamos a compartir con más de 800 personas la satisfacción de correr y a la vez disfrutar. Que casualidad, pienso, dan la salida en el preciso instante en que el viento declamaba su parte de guerra.
De todas maneras, que gusto marchar junto a Marcel. Hago lo que puedo para encontrar ritmo, mientras Marcel diestro y muy cómodo me relata retazos de su Iron man de Hawái. ¡Qué sobrado va!. Me encuentro cómodo a ritmo, pero está claro que no tan cómodo como él.No había puesto mucha adrenalina en esta carrera y tan solo era otro improvisado desafío que no tenía nada que ver con marcar tiempos o competir. Como siempre, satisfacción personal, y esta vez probarme que estoy definitivamente recuperado de la lesión.
Durante la sucesión de los primeros kilómetros, atribuyo un cierto letargo a la fuerza con la que el viento gruñe con los pelos de punta azotando las cintas de balizamiento e incluso tumbando algunas vallas. Cantidad de gente a los costados del recorrido de los tramos más urbanos aplauden a todos con el solo fin de dar aliento-fuerza.
Kilometro cinco primer puesto de hidratación. Sencillo pero efectivo. No tengo sed, pero Marcel, como un fiel escudero, coge aquí y a partir de aquí una botella en cada puesto llevándola en la mano y ofreciéndome cada poco. Que lujo. Como rechazarla. En las desangeladas rectas, nadie; en cada cruce, público aplaudiendo intentando desgarrar el bramido del viento y agregando buena onda.
Intento divisar las camisetas, o las caras de los de mi pueblo: Miguel Barfaluy, Paco, Javier Mur, Iván Arana o sus amigos de la QuoreK; siempre a mi lado siguiendo el ritmo, Marcel hermanado con nosotros con su camiseta azul 2008 de: “Estoy preparando la media maratón de Barbastro”.
A partir del kilómetro catorce, que tarda muy poco en llegar entretenido por la sociedad con mi fiel escudero de lujo, ya me tomaba el viento a sorbos. Consumido por un fuerte repecho de varias curvas, doblamos a la derecha y arrancamos una suerte de ligerísimas subidas y bajadas de doble vía.
Se siente el esfuerzo porque el silencio (menos el de Marcel) es total. Cuando el viento deja, sólo se oyen los golpeteos de los pies en el asfalto.
Al bordear una rotonda diviso de nuevo el mar. Un largo y precioso paseo marítimo. Pero el viento, vanidoso y marcial, viste sus alas con arena de la playa y a ráfagas huecas la tira contra nosotros. Por momentos el viento es silencioso, y enseguida, en escueto giro de vía, vibrante y violento reina con plenos poderes sobre la costa, sobre la carrera y las ligeras elevaciones de la larga y algo penosa recta desde el kilometro dieciséis al dieciocho. Viento en contra salpicado de arena de playa. ¡puaj!
Casi sin darme cuenta, estamos en el kilómetro veinte y estoy gastado de aire. Pero...Es lo que hay.
Por detrás nos alcanza Pau, amigo y compañero de la Cape Epic de Marcel, y cruzamos la línea de meta los tres juntos levantando nuestros brazos hilvanados por las manos. ¡Qué final más feliz! Solo por esto ya ha merecido la pena.
No he corrido demasiadas medias oficiales, y si pienso en los lugares tan solo Barbastro, Zaragoza y en esta, Salou; A pesar de no ser mi mejor tiempo,como Paco, que estaba feliz por haber batido el suyo, y las condiciones meteorológicas adversas, he disfrutado.
Después de algunas horas, mientras escribo estas líneas, me he dado cuenta que la voz de Marcel no era mi imaginación, y que en realidad estaba allí, a mi lado, compartiéndola y animándome. Gracias Marcel, Marta, Pau y mi incombustible amigo Paco por un gran día.
*(Fotos Marti Milla)
Vamos a ver, he visto que habia un ornitorrinco y algo de viento, pero me tienes que aclarar quienes eran la tortuga y el antilope, que me lio.
ResponderEliminarBonito relato y por lo que veo bonita amistad
ResponderEliminarPues yo. Yo era la tortuga (o así me sentia), y Marcel el antilope (o así yo lo veia) jajaja
ResponderEliminarSi tu te sientes tortuga... nosotros debemos ser caracoles cojos.
ResponderEliminarSon sensaciooooneeess.
ResponderEliminarla carrera tiene una pinta inmejorable, excepto el vientoo; y vosotros tambien (que envidia me daís los del norte a veces, je je), así que disfrutarlo
ResponderEliminarBuena carrera ¿he?, Claro, mientras piensas en los hielos venideros, algo te tenia que recordar un punto pasado: las arenas ¿Sables? Bueno ... "brochina", arena, camaradería, de eso se trataba. De no olvidar y a por la próxima.
ResponderEliminar117 Javi Subias 1:28
ResponderEliminar264 Miguel Barfaluy 1:37
348 Paco Jordán 1:40
389 Javier Mur 1:41
417 Ivan Arana 1:43
635 Javier Fajarnes 2:02
fue bonito correr al aldo de javi.... ya que asi nos conocimos... aunque con algun kilo y km mas encima, eso si en un sitio inmejorable, bajo las estrellas del desierto!! que romantico!!!
ResponderEliminarni tortugas ni gacelas!!! 2 amigos disfrutando de un soleado domingo al lado del mar!!!
Marcel... he estado cotilleando tu blog. Las letras verdes que usas de encabezado de cada spot no se ven miaja (en català es diria "no es veu res ni mica..."). Pos eso...
ResponderEliminar¡Me encanta la foto de la meta, cogidos de la mano!, ¡que bonito, qué bonito!...
¿Tú Marcel conoces el grupo de LOS JAMAICANOS?
Joe!!! Marcel… Gracias amigo. El placer fue mutuo, y eso que… voy a entrenar un poco más, así la próxima vez te corresponderé en la conversación con algo más que monosílabos, pero es que mi fuelle actual no daba para más.
ResponderEliminarPor cierto Pilarica, Marcel es Jamaicano de adopción ya que ha comido “chinchetas” de Pozán en un par de ocasiones, y es el máximo delegado de las mismas fuera de la comarca del Somontano.
Por cierto, aclarar, que lo de que nos conocimos con un poco mas de peso, era por ir cargados con una mochila cada uno, y no porque fuéramos nada orondos ninguno de los dos.