miércoles, 5 de mayo de 2010

MEMORIAS DEL MAR BALTICO (Cap.4)

Martes 9 de Marzo Volver a la vida cada día de modo diferente. Nunca se vuelve a ser el mismo cuando la vida nos pone ante situaciones que nos sacian completamente. Por más que queramos y lo intentemos, nunca, nunca podremos volver a ser iguales después de algunas experiencias. Llevamos dos noches en el hielo sobre el mar Báltico. Son las cuatro y cuarto de la mañana. La noche ha pasado perezosa, el viento ha cesado, y hemos dormido bien. A las cuatro y media toco diana, para intentar nuevamente, y observado que a las cinco ya hay luz, partir lo antes posible y ganar horas de marcha. Desayuno y equipación mas resuelta que el primer día (empezamos a tener práctica). Vamos bien. De repente, escucho renegar a Kike porque no le entra una bota. Se le ha congelado con la caña algo arqueada, y le está siendo imposible ponérsela. Salgo de la tienda, y... ¡mierda!...mis botas están igual, y no hay forma humana de hacer pasar mi pie. El botín interior lo ponemos cada noche en lo mas profundo del saco junto con nosotros para mantenerlo caliente y secarlo, pero las carcasas exteriores de las botas, como en otras ocasiones siempre he hecho, las dejamos ordenadas a un lado entre la puerta y el doble techo de la tienda; dentro ya estamos bastante apretados. Para evitar que entrara nieve o hielo en el interior, dejé colocadas las polainas, y las doble hacia un costado sin tener en cuenta que estas carcasas son de cuero, y también se curvo la caña de la propia bota. Pues bien, tremendo error. Se han congelado completamente en esa posición, y ahora obligándolas con todas mis fuerzas, no consigo separarlas lo suficiente para que mi pie se deslice dentro. ¡Vaya novatada!. Siempre he utilizado botas de carcasa plástica, y evidentemente este problema no existe. Forcejeo recordando lo muchísimo que en alguna ocasión me ha costado ponerme una bota de esquí de travesía, a la par que Kike, mientras Arcadi pliega la tienda y nos mira de reojo. Dentro del aprieto del instante, pienso que merezco el escarmiento de esta inédita lección que jamás olvidaré... No me volverá a pasar. Después de un rato y gran esfuerzo conseguimos ponernos las botas y emprender la marcha. En mi bota izquierda noto un pliegue interno aun tieso, que se clava intensamente en el exterior de mi tobillo. Espero que poco a poco, conforme la marcha temple mis pies, el cuero valla cediendo y no me atormente durante todo el día. Durante la primera hora de marcha, observo mi antigua lesión de psoas que ayer precia refunfuñar, y parece que no molesta en absoluto. ¡Bien! Tomamos rumbo este, hacia una isla llamada Haru que tendremos que sobrepasar dejándola a nuestra derecha (al sur), y a nuestra izquierda (al norte), la gran isla de Seskaro; aunque dudo que hoy podamos llegar hasta allí (debe haber casi 45 Km.). Hace un día increíble, pero tenemos que atravesar la zona mas extensa de mar abierto sin islas intermedias de toda la travesía con el riesgo que ello supone . Al noreste, podemos divisar , aunque aún muy a lo lejos las fumarolas de las fundiciones, papeleras y serrerías de la región de Ranön. Uno de los mayores recursos de Suecia es la explotación forestal, ya que la mayor parte del territorio está cubierta de bosques, que proporcionan madera para la industria papelera y numerosas serrerías. El subsuelo también es muy rico en mineral de hierro, siendo uno de los máximos productores mundiales de este mineral. Por eso, esta zona del norte, se caracterizada por las serrerías, fabricas de pasta de papel, y algunas industrias metalúrgicas. Durante estas primeras horas de marcha es asombroso observar como la luz del sol ilumina el hielo de tal forma, que hasta donde alcanza la vista, realmente parece que estás mirando la superficie del mar. Un mar inanimado e inmovilizado. Arcadi en alguno de los relevos para abrir huella me lo señala deslumbrado: - ¡Es increíble!. Mar y cielo se funden, son uno. Se divisan lejanas islas hacia el este, y mas al sur un faro descarriado. Arcadi, en los primeros trazados de la ruta quería pasar por ese faro, pero con el parte de hielo en la mano Lowe nos señaló que en estos momentos se encontraba en mar abierto y no seria posible. Vamos escudriñando el horizonte con el anhelo de ver aparecer los globos de nuestros compañeros, y dándonos cuenta de como poco a poco nos acercamos a la confluencia de nuestra trayectoria con el previsible rumbo marítimo de los barcos rompehielos de las fabricas del norte. Allí es donde si tenemos mala suerte, encontraremos alguna vía de mar abierta por estos imponentes barcos. Hemos sabido que medio centenar de barcos, entre ellos seis grandes transbordadores con miles de personas a bordo, encallaron el pasado jueves en la zona de Estocolmo al sur del Mar Báltico, a causa del hielo, y muchos rompehielos han tenido que unirse durante estos días a su rescate. Confiamos tener suerte, y estas primeras rutas de barcos menos asentadas y mantenidas, por este imprevisto motivo, podamos hallarlas tapadas y heladas. Arcadi nos grita: - ¡Por allí van los globos!. En un principio miro atrás, pero no los veo. – ¡Allí!, nos señala. Se ven muy al sur, muy distantes hacia mar abierto. Unos alejados puntitos, y no dos, sino cuatro. ¿Cuatro globos?... Mas tarde nos enteramos que a nuestros compañeros, se les habían unido dos pilotos Finlandeses conocidos suyos con sus globos; al enterarse que estos iban a intentar hacer esta inédita travesía, se debieron sentir un poco ruborizados porque los primeros en abordarla fueran dos globos forasteros, y se acoplaron a la retaguardia del intento. Que gozada, lo van a conseguir!!! ¡¡¡Cuanto estarán disfrutando!!! Nosotros casi con calor por el buen día a unos cinco o seis bajo cero, pero sin viento; con caras silenciosas y expresivas, no sé si tristes o felices, pero aferrados ya al mar este tercer día, y está claro que no querremos ya encontrarnos con el mundo de los hombres. Eso se llama adaptación y armonía. Kike tiene un fuerte dolor en la parte tibial de su pierna derecha, y camina evidentemente con paso desigual y complicado por la dificultad del terreno, y se aprecia su sufrimiento. Yo hoy me encuentro muy bien y sobrado, así que me detengo para comentarle que reparta su carga con Arcadi y conmigo, pero no quiere. Intento censurarle un poco esta actitud, pero.... nada. ...Finalmente si es Aragonés... Mi impresión es que resultan, o están mas habituados a la competición, y lo entiendo, pero esto aquí no es así. - Si mañana soy yo el que tiene un problema, espero que tu te ofrezcas para compartir mi carga, le explico: – “Hoy por ti, mañana por mi”. Creo que lo entiende, pero prefiere seguir llevando el peso de momento. Intentaremos turnarnos con Arcadi para abrir huella, escrutando las zonas aparentemente mas benignas, pues si no se hunde en la nieve, parece que le duele algo menos la pierna. Sobrepasamos no una, sino dos evidentes rutas de rompehielos. Rutas visiblemente indicadas con unas grandes bollas ahora adheridas en el hielo a cada orilla, como si fueran los malecones de una carretera cuyo pavimento está armado con vastos mazacotes de hielo. Esta claro que si nos cruzamos con una ruta abierta, será imposible cruzarla sino esperamos a que se congele. Seria insensato intentarlo y caerte al agua entre los enormes y pesados pedazos flotantes de hielo grumoso apelotonado. Literalmente, “te aplastarían”. El obvio reguero de bloques refundidos por el frío, tiene unos sesenta metros de anchura, y se pierde en la lejanía hacia mar abierto rumbo sur. Seria imposible rodearlo, a no ser que lo hiciéramos por la costa. En este lugar, recobras la noción de donde te encuentras. Es increíble, pienso de nuevo, que un mar lleno de vida yazca oculto bajo una capa de hielo sobre el que después se ha acumulado un manto blanco que forma suaves ondulaciones. Hasta donde alcanza mi vista se extiende interrumpida su blancura, a excepción de las líneas oscuras que serpentean lejanas en el litoral moldeando la lejana costa. Tranquilizados por haber atravesado uno de los puntos críticos de la expedición sin ningún contratiempo, hacemos una breve parada para comer un poco, re hidratarnos, y nos introducimos en una amplia zona de nieve mas profunda, que por lo tanto ralentiza nuestra marcha. El sendero no existe, tan solo existe en la mente del que abre huella, pero no hay pérdida. Hemos andado unas horas mas en silencio, bajo la luz indecisa del atardecer donde las impetuosas prominencias que forma la nieve en el suelo, como si fueran olas de mar interrumpidas, salpicadas por un sinfín de relucientes losas heladas, modela un paisaje fiel a lo que esperábamos: ¡Alucinante!. Me sorprende, como se incrementa rápidamente la intensidad del frío en cuanto el sol baja un poquito. Ya debemos estar a diez bajo cero. Mientras caminas en silencio, vas incluyendo lo visto y lo vivido en tu interior, y a buen seguro que estas querencias, contribuirán en buena parte a crear una mejor versión de nosotros mismos. Mas tarde, ya extenuados divisamos claramente nuestro objetivo de hoy a unos seis kilómetros de GPS. Nos hacemos alguna foto, y Arcadi y Kike filman recíprocamente con la cámara de video que llevamos . Pese al cansancio, y Kike a su maltrecha pierna, los dos sacan buena cara, parecen felices y totalmente adaptados... En cabeza abriendo huella, y con una nieve algo mas profunda por acercarnos a la isla, voy incrementando lo que puedo el ritmo con la intención de llegar a buena hora. Hoy hacemos aproximadamente treinta kilómetros. Nos había referido Lowe, que la mayor distancia que habían conseguido cubrir en un día una expedición intentando cruzar este mar, había sido de treinta kilómetros, utilizando esquís y tirados por cometas; Así que podemos estar muy satisfechos, pues nuestra media en tres días, prácticamente es de veinticinco, a pie y sin ningún medio de arrastre. Mis fuerzas parecen no tener fin. No es por amor propio, sino por fuerza, por libertad. Todo ha salido bien hoy, y los tres somos entusiasmo y sueños. El alma se agita cuando las cosas salen como deseas, pero hay que intentar serenarse. Yendo todo bien, faltan dos o tres días mas. El suelo serpentea entre sucesiones de ligeras elevaciones blancas hasta esa pequeña y vaporosa isla. Un poco más al norte, y en la lejanía se pueden distinguir difusas hileras de pequeños bosques de la costa, que parece la guirnalda del horizonte. Llevo muy a mano, dentro de mi ropa, comida y líquido. Una pequeña botella de plástico llena de líquido embutida bajo el forro polar junto a mi tripa, para poder acceder a ella cómodamente sin detenerme e hidratarme con un sorbo cada rato; en los bolsillos alguna barrita que voy consumiendo cada quince o veinte minutos, y continúo con un frenético ritmo apoyado por los bastones dinámica y técnicamente como si estuviera haciendo esquí de montaña. ¡Que espectáculo!. Hoy el sol se ha conciliado con nosotros disipando todas las nubes, y eso que la previsión nos daba nevadas a partir del medio día. No puedo dejar de sentir escalofríos recurrentemente que salen desde mis entrañas, y cada vez que a mi mente acude una persona querida, me estremezco y abro huella con mas y mas fuerza todavía , conmoviéndome una y otra vez y ruborizándome al descubrirme así. Son imágenes del pasado y de nuevo sueños de futuro, fragmentos de mi vida. Hoy en mi pensamiento una nueva armadura que me da mas alas; en mi móvil traje una reciente foto en blanco y negro con aspecto de alubia, que contemplo cada noche y me hace conmover por dentro y regocijar por fuera; una nueva motivación que estreno aquí, y que presiento me servirá de estimulo, de aliento, el resto de mi vida. Si existe la felicidad, debe ser algo parecido a esto... ¿Me estoy volviendo moñas? ¿otra vez?... ¡Ojalá pudieran percibir y comprender lo que siento en momentos así! Aquí, el paisaje se convierte en un personaje en si mismo, lleno de espíritu de principio a fin. Imágenes desbordantes de poesía en medio de la nada, y en realidad en medio de todo, donde te fundes con la naturaleza para aprender a escucharte en el silencio. Conforme me acerco a la diminuta isla, diviso oculta entre unos árboles una pequeña cabaña. Alcanzo la islita, y aguardo a que en breve lleguen Arcadi y Kike caminando sobre mi trazo. Cuando llegan, les reseño que he visto esa pequeña cabaña entre los árboles, y decidimos ir a explorar. ¿Y si está abierta y podemos apostarnos allí para descansar hoy? . No tendríamos que descansar incómodamente, y nos ahorraríamos la hora de trabajo extra de montar el campamento. Al superar un pequeño declive nevado entre árboles, la pequeña cabaña encarnada, y el límite al mar de la minúscula isla, surge ante nuestros ojos. Arribamos enseguida a la cabaña, comprensiblemente añeja y algo desvencijada por fuera, con unos ceñidos peldaños de madera ante la puerta. Obligando un poco la puerta de madera, nos damos cuenta inmediatamente que si esta abierta y nos entusiasmamos por ello. Tan solo está atrancada con la nieve que a caído delante, y una gran piedra sepultada debajo. Sacamos la pala, y al poco de palearla, y retirar la enorme piedra, queda abierta. ¿Que secretos guardará dentro?... Tras el soportal de entrada, de frente una ventana, abriga e ilumina este pequeñísimo pasillo de entrada con una puerta a cada lado. Tras la puerta de la izquierda una especie de cuarto trastero o leñera sin ventanas, con leña y algún sobrio aparejo colgado de sus paredes: - “Nos vendrá de perlas para guarecer las pulkas”. En la puerta derecha, una pequeña habitación con dos ventanas. El interior se encuentra casi vacío. Tan solo una achacosa y mugrienta chimenea; como menaje, una mesa, y dos sillas que están en decadente estado por aislamiento, y el bastidor metálico y desdibujado de una litera de dos alturas con dos somieres de espirales metálicas.. No hay luces, , sin embargo, el interior de la cabaña se ilumina con la poca luz del exterior que se filtra hacia dentro a través de las ventanas. Aquí, hoy, ¡Un verdadero lujazo!. Colocamos las pulkas en la leñera, y con varios troncos prendemos fuego en la chimenea. Adaptamos una cuerda a modo de tendedor para secar ropa frente a ella, y nos asignamos el sitio para dormir: Arcadi elige una esquina en el suelo, así que Kike y yo colocamos nuestras esterillas en las literas sobre los somieres. Kike abajo, y yo arriba. El frío penetra ya por las rendijas de las ventanas y se hace notar, mientras el fuego templa lentamente la habitación. Empleando un cubo de plástico que hemos descubierto en esta obvia cabaña de pescadores, y que hemos llenado de nieve, Arcadi con los hornillos colocados sobre la mesa y sentado en una silla, de forma cómoda, derrite, rellena las cantimploras y prepara la cena, mientras vamos contactando con el equipo de apoyo para conocer previsiones, y hacerles saber nuestra situación y progreso. Los “gloveros”, nuestro amigos de Kon-Tiki, lo han conseguido. Han aterrizado en Finlandia, unos sesenta kilómetros mas al sur de lo previsto, y Lowe en estos momentos está en su búsqueda y rescate. Nos comentan Santi y Rosa, que se habían acercado con el coche hasta la isla de Seskaro con el anhelo de podernos ver pasar desde la costa, pero ya les explicamos que no hemos podido llegar tan lejos, aunque ya la tenemos a la vista, a unos diez kilómetros hacia el este. Mañana si todo va bien la superaremos. La previsión para mañana que me da Rosana, parece que es de “nevadas débiles” y bajada de las temperaturas . Mañana será un día clave para las posibilidades de esta travesía, en el que habrá que poner “ toda la carne en el asador”. Deberíamos tratar de llegar hasta la isla de Torne-Furö, ya muy cerca de la insalvable ruta del rompehielos de la refinería de petróleo de Röyttä, en la frontera con Finlandia, hasta donde debe haber una distancia de casi cuarenta kilómetros (un palizón). Hasta este punto llegaron en nueve días las dos expediciones que con esquís lograron cruzar este mar. Si llegáramos mañana, lo habríamos logrado en tan solo cuatro. Si queremos tener alguna posibilidad de sobrepasar este punto, convendría dormir lo mas cerca posible de la refinería, e intentar cruzar la ruta hacia Kemi muy temprano, subordinados a que no pase ningún barco nocturno, y a que haga mucho frío durante la noche para que se congele esta ruta en las horas entre el previsible barco que pase por la tarde, y el que circule por la mañana. Todos estos triviales planes preñados de voluntad, los hacemos profetizando, pronosticando boyantes junto al fuego, pero sin saber si el tiempo, nuestras fuerzas, y el terreno nos permitirá mañana progresar tanto. No tenemos derecho a conocer el futuro... pero nada nos impide adelantarnos a el ¿no?... Aún así, gracias a lo bien que ha ido nuestro avance estos tres días, hemos conseguido casi un día, apurando dos, suplementarios para intentar llegar hasta Kemi. Estamos a martes, y podríamos apurar hasta el viernes. A mi me gusta pensar:- “Si no intentas grandes cosas, no las lograras”. Al quitarme las botas, mi píe izquierdo aparece con una gran ampolla, y abultado con un amoratado e inflamado bolo en el tobillo, consecuencia del roce de la curvatura que ha hecho la bota al congelarse, Kike con gran molestia en su tibia, y Arcadi se encuentra bien. Oscurece y nos metemos dentro del saco disfrutando del calor como si fuera lo más precioso que había en el mundo, mostrando una sonrisa satisfecha en nuestros rostros traspuestos.Como decía Machado, “Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar” Mañana será otro día.

6 comentarios:

  1. Si que te estas volviendo algo moñas pero no pasa nada, te queremos igual. Debe ser el frio, hay un libro que dice que "el frio modifica la trayectoria de los peces", y yo añado que tambien debe modificar el corazon de los aventureros.

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  2. ¡Genial! Quiero maaaaaaaaaaaasssssssssss

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  3. Me gusta mucho como relatas tus aventuras y lo que me llegan siendo yo una mujer totalmente sedentaria. Dejarse ver, siendo transparente; entregarse y rendirse a la honestidad de lo que somos y sentimos; mostrar miedo, fracaso, tristeza, soledad, necesidad, deseo, alegría, cansancio; mostrar el valor propio y de los demás, y el sitio donde se siente; mostrar las victorias y la derrota; Abrir el pecho y mostrar el alma. Te doy mi enhorabuena por estos relatos que seguiré leyendo con mucho interés.

    Ana Isabel Gisbert (Barcelona)

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  4. ahora que dicen que van a restablecer el sentido del trafico del coso podias hacer una viñeta para el cruzado del alcalde dandole dinero a un concejal como si hubiera perdido la apuesta de mantener el trafico porque otro sentido no tenia. Uno que vive en santa barbara

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  5. jajaja...buen chiste. La verdad es que no tenia ninguna explicación.

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  6. Arcadi, Kike y tu, ya sois queridos personajes de este apasionante relato. Estoy deseando leer mas

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