lunes, 27 de septiembre de 2010

CRUZ Y CARA:

¿Cual es el deseo de los que se arriesgan?. Probablemente la búsqueda de ilusión (entre otras cosas). Con relativa frecuencia, en los contextos médicos se escucha la palabra “placebo”; muchas veces se dice “efecto placebo”. Cuando haces algo, en este caso una carrera sin ganas, sin ninguna, comienzas una desesperada lucha mental para conseguir ese efecto placebo. Este sábado, de nuevo he participado en la “Media maratón ruta vino Somontano” de aquí, de Barbastro. Llevo haciéndolo muchos años (no se cuantos). Los primeros, mi mentalización era personal, de progreso, después, ha habido varios que me he ilusionado con engatusar y coparticipar con buenos, cercanos y queridos amigos, que ahora ya “corren solos” y ahora... ¿ahora que?. Siempre me cuesta participar en una competición, y si el recorrido lo conozco por haber participado ya en otra ocasión, aún me cuesta mas. Pues así comencé este año mi participación. Sin ganas, sin motivación, sin “placebo”. Aún así, procure acatar mi dictamen ético (La organizan buenos amigos, y participan muchos mas), y estar en la línea de salida. Disparo de salida y desdén por mi parte....Uuuffff, que pereza. Por no tener, no tenia ni nervios.... La subida a Pozán (mitad de carrera), se me hizo eterna y nunca terminé de encontrar esas buenas sensaciones que todos buscamos, ni distraerme mas allá de la lectura de las camisetas de los corredores que llevaba al lado o me superaban, y sus aceleradas espiraciones, dejándome caer hasta José Vicente (el practico de 1h 30m) con el que cruzamos unas palabras de aliento mutuo. Estuve a un tris de abandonar unas cuatro veces por indiferencia y falta de moral. De repente, y como siempre digo, “los mejores momentos son definitivamente los inesperados” solamente hay que estar en el sitio esperando. Al sobrepasar Pozan y comenzar el regreso a la par con Ventura, animándonos mutuamente también, esas malas sensaciones comenzaron a desaparecer, mis piernas a encontrar ritmo, mi moral a remontar encaramándose a mi cabeza, y yo a disfrutar cruzándome con tantos y tantos bravos amigos con los que nos exhortábamos, chocábamos palmas y gritábamos mutuamente. “Muy muy atento, que no se me pase nadie”. Poco a poco llego Castillazuelo y mi ritmo parecía bueno y lo estaba pasando muy bien: Holas, adioses, bromas, ¡que gozada!. Entrada a Barbastro. Eso ya se lo que es y fue como siempre, emocionante, estridente, grandiosa y conmovedora. Unos metros, unos aplausos al publico que a su vez nos aplaudía, y meta sorprendido, ya que sin reloj, referencias y una penosa subida, había realizado mas o menos lo de siempre “1h 27m”. Después, mas, mejor. Un beso a Rosana y a su/nuestra barriguita que el próximo año será personita, la llegada de mis amigos, compañeros de trabajo, debutantes, emociones, risas, llantos, y para terminar cena para celebrar este encuentro con los amigos. ¡Ese era el placebo! En esos instantes, de nuevo entiendo porque año tras año acudo a esta, nuestra carrera. Enhorabuena a todos. Organización, participantes y publico.

2 comentarios:

  1. Que envidia sana me dais cada año cuando os veo, y pienso, el proximo año me animo. Pero, después pasan los días y nunca lo hago. A ver el proximo año

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  2. Me gusto mucho conocerte en la llegada. Soy el que te dijo que era fiel seguidor de este blog. Como te comente, describes muy bien tus sensaciones y en este caso tambien las mias. Casi me cago subiendo, y bajando casi hasta lo pase bien dentro de mi tiempo algo mas modesto que el tuyo. Un abrazo y seguire leyendote:
    Oscar G

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