
He refrendado algo que vengo sintiendo y admitiendo hace mucho tiempo. No me gustan las competiciones, cada vez me gusta menos participar en carreras organizadas, y cada vez mas correr a mi aire la distancia que me apetezca, por el lugar que se me antoje, y con quien yo quiera. Sin corsés de ningún tipo.
Esto, para los que me conocen bien no es nuevo, ya que jamás he sido un maniático de la competencia, si no mas bien todo lo contrario. No en vano, llevo corriendo muchísimos años (casi veinticinco), y aunque habré corrido “miles” de kilómetros, proporcionalmente he participado en muy pocas carreras. Durante muchos años únicamente participaba en dos al año: la media maratón de Barbastro, y la carrera de Castillazuelo al monasterio del Pueyo. Cualquiera que haya comenzado hace pocos años, ha participado en multitud de pruebas mas que yo.
Si ha habido posteriormente unos años en los que guiado por el empeño de empujar y “enviciar” a gente muy cercana a mi, a mis amigos, he participado en varias mas con el anhelo de compartirlas con ellos y en cierta hipotética manera, custodiarlos. Ahora, ya vuelan solos y muy bien por cierto (Alguno como José Mª, camino de su primera quebrantahuesos) . Ya no me necesitan. Por eso, en este momento en el que han pasado muchas cosas buenas en mi vida, cosas que me apetece saborear pausadamente, me cuesta aún mucho mas participar en constreñidas competiciones; y si así lo decido, necesito motivaciones extras como un viaje con la familia o el pretexto de no conocer el sitio, la carrera o el terreno, para así en cierta manera recrearme y justificarme la participación.
Se puede competir contra uno mismo superando tus propias marcas, o las de los demás, individualmente o en grupo; agresiva o sencillamente, impetuosamente o gradualmente, o simplemente “no competir”. Cada cual debe escoger y ser consecuente consigo mismo. Ser honesto con lo que siente de verdad.
Pues bien, este pasado fin de semana estaba inscrito por quinta vez a la media maratón de Zaragoza, para acompañar a una buena amiga que ya debutó conmigo allí hace unos años, y tras un periodo de inflexión personal ahora con mucha ilusión se reiniciaba.
Esta última semana, cada vez que pensaba en la carrera se me hacia cada vez mas cuesta arriba, y me creaba cierto reparo y sinsabor el prescindir de mis gozosos entrenos o “excursiones” trotando del domingo, para desplazarme a Zaragoza como obligación (auto impuesta) de participar en una carrera que ya conozco muy bien, y por lo tanto ya me cansa un poquito...
En el punto que me encuentro los domingos corro unos treinta kilómetros, algunos de ellos compartidos en animada charla por el campo.
Así que al final, como iban varios amigos a acompañar a esta amiga común, resolví ser consecuente conmigo mismo, no ir, y entrenar como cada domingo en casa haciendo un primer recorrido en solitario a las siete y media de la mañana, para después juntarme a las nueve con dos grandes amigos como Paco y José Hernán y sumar treinta y dos kilómetros, en un entreno que después me tuvo tarareando feliz el resto de la mañana junto a mi familia. “No hay color”.
Concibo y no critico a la gente que para salir a entrenar necesita la motivación de urdir una competición. En cierta manera yo aún lo hago cuando corro desmedidas distancias que de otra manera no haría, cuando estoy preparando alguna de estas ocasionales grandes carreras que estoy realizando estos últimos años por ese anhelo de aventura e inquietud personal que me ha tutelado desde “siempre”. Entiendo incluso a quienes “si les gusta competir” (también los hay), o necesitan ir mejorando sus marcas para motivarse de alguna manera. Pero..., no es mi caso; y creo que al igual que me pasa a mi, les pasará a muchos otros.
Reflexiona.- ¿Qué harás cuando ya hayas corrido o escalado, o descendido todo lo que te apetecía correr, escalar, o descender? ¿o cuando tus marcas ya no bajen mas y no puedas mantenerlas?. Es entonces cuando descubrirás o no, si corres, escalas vas en bici, etc. por placer, o bien dejaras de hacerlo. Desde hace unos pocos años, vivimos un período de contagiosa vigorexia (realizar ejercicio físico de manera obsesiva compulsiva) en el que todo, o casi todo el mundo, que imita a todo el mundo, se han lanzado a los gimnasios, a correr o a ir en bici con gran pasión y sin freno; pero me pregunto ¿hasta cuando?
Provengo del mundo de la montaña, de la escalada y el barranquismo y me enorgullezco siempre de ello. Un mundo donde no se compite (o no se competía); un mundo donde sencillamente se disfruta de una actividad en la naturaleza, porque te crea una complacencia inenarrable y en cierta manera te vincula a tu espíritu y tus orígenes.
De este modo me gusta salir a correr por el campo unas horas cada día. Es como una excursión Express. Es como cuando iba al colegio, tocaba el timbre, y salías “corriendo” al recreo.
El caminar o la carrera a pie (mas agresiva para las articulaciones) es el deporte más característico del hombre. Lo practicas desde la niñez con goce y complicidad con tus amigos. De hecho correr no se aprende, es algo instintivo. Sin embargo, en algún punto lo transformamos para percibirlo como una experiencia intensa y a menudo violenta para el cuerpo y el espíritu.
El deporte “amater”, sea el que sea, no debe ser un sufrimiento, sino un goce. A tu ritmo: el que te dicta el cuerpo y no la voluntad; el ritmo con el cual uno mismo se siente en armonía.

Ese bienestar se siente, se transmite, se comparte, y se trata de un estado de ánimo. Correr, escalar, montar en bici, o salir de excursión por placer; para alcanzar unas sensaciones en vez de un resultado.
Con toda esta monserga, no pretendo convencer a nadie de nada. Me es suficiente estar convencido yo mismo. Tampoco pretendo hacer ninguna apología sectaria o populista o tener la razón de nada. Simplemente escribo desde las vísceras y desde mi propia razón. Percibo, respeto y opino; Pero no dejo de pensar que me siento afortunado por disfrutar desde hace años con algo, con muchas cosas que me divierten, enorgullecen, acompañan, satisfacen y en buena medida realizan.
¿Son un hobby? quizás más que eso. ¿ una forma de vida?. Puede que si. Son mi forma de vida.