Incluso
en cierta forma y muchas veces sin darnos ni cuenta, todos podemos contagiar a
los demás de nuestros estados de ánimo, aficiones o gustos, tanto positivos
como negativos. Y claro, los demás también nos pueden contagiar a nosotros.
Este
domingo, tuve la suerte de acompañar, a parte de un clan, (cada día más numeroso),
apodado “Psicorunning” a la Peonera.
Son
un grupo de gente alegre, versátil y heterogénea; Un grupo que desde mi ventana
(muchas veces pasan trotando bajo ella a diferentes horas), o saludándonos por
el monte, he visto nacer, y después crecer a lo largo de estos últimos años.
Fundado
por varias amigas que en un momento de sus vidas se lanzaron a esto de correr
(por placer), poco a poco ha crecido, como crece el laurel de una buena
película, con el boca a boca.
Ahora
a ellas se han unido otr@s, igualmente cordiales, afectuosos y abiertos, con un
objetivo común,... o varios: correr si, pero también compartir y divertirse. Y
lo más importante, siempre te acogen con los brazos abiertos. Sobre todo a los
que, cada cual con sus motivos, comienzan por primera vez a trotar,...; de allí
“Psicorunning”.
Es
algo que parece simple, pero yo desde fuera creo que no lo es.
Porque
todo todo, incluso correr, comienza con "la conciencia de uno mismo",
pero después aquí, en grupo, se trata de compartir. Y compartir, ya es una responsabilidad de uno hacia los
demás, y asimismo la capacidad de valorarlos y entenderlos.
Con
las palabras emocionas, pero con el ejemplo seduces e impulsas.
¿Cuánta
gente cercana hace deporte (u otras cosas) gracias a vosotros, a vuestro ejemplo,
o a vuestra filosofía?
Pues esto es este grupo. Un ejemplo de amistad, cordialidad y buen rollo, que poco a poco seduce a otras personas (entre ellas a mí), y en cierta manera las impulsa.
Pues esto es este grupo. Un ejemplo de amistad, cordialidad y buen rollo, que poco a poco seduce a otras personas (entre ellas a mí), y en cierta manera las impulsa.
Así
que, como son amigos, contactaron conmigo para invitarme a
acompañarlos/guiarlos a bajar un barranco, y yo claro, encantado de hacerlo y
compartirlo con ell@s.
Porque
personalmente, muchas veces me guarezco, es mas, necesito hacerlo, en uno de
esos paisajes efectivos para la vista, pero misteriosamente eficaces para el
espíritu.
Sitios
en los que donde unos ven un simple paisaje, tú sientes embrujo y fascinación.
Un refugio vital. Análogo a la filosofía de este cordial grupo, que es mucho
más de lo que pudiera verse a simple vista.
La
vida muchas veces nos desajusta, nos distrae, nos emplaza, e incluso nos
enajena. Y es en esos instantes, cuando una trotada por el monte con unos
amig@s que te escuchan sin juzgarte, o uno de estos exclusivos y misteriosos
rincones, nos “recarga las pilas”. Aquí se juntaron las dos cosas. ¿Qué más se
puede pedir?
Durante
nuestra vida, se van presentando en muchas formas barreras que nos parecen
infranqueables: Enfermedades, desafíos, inesperadas amenazas o retos : Frente a
ellas, miramos arriba, abajo, a un lado, al otro, y al final... a nuestro
propio ombligo.
Y
ya sea en lo deportivo o incluso en lo personal, en algunas de esas barreras
asoma de repente una puerta; incluso algunas veces abierta...
No
sé si les parecerá exagerada mi reflexión, pero para mí eso es algo como
Psicorunning. Una puerta. Compartir, disfrutar,
pero a su vez aprender a pararte y pensar que no eres superior al que no
hace, no corre, ni salta "todavía" como tú.
Es
entender que nadie puede dar lo que no posee, y que como personas, como amigos,
o como deportistas, "No siempre lo que tenemos en frente es todo lo que
nos queda por andar" .
Una buena filosofía en la vida, es desarrollar la capacidad de aprender de las
personas normales como nosotros mismos, y que "aparentemente" no
tienen o tenemos nada que enseñar.
Personas
que sin decir nada, te lo dicen todo, y desde un principio te hablan entre otras
muchas cosas de humildad.
El domingo llegue a casa con una sonrisa que me duró todo el día, e incluso aún me dura recordando tantos instantes : incertidumbre, titubeos, sonrisas, impulso, aprendizaje, miedos dominados, y finalmente satisfacción, orgullo y... una buena lifara ;).
Gracias Psicorunners, por hacerme sentir uno mas de vosotros; por compartir conmigo, y darme la oportunidad de compartir con vosotr@s una de mis grandes pasiones. Repetiremos.
El domingo llegue a casa con una sonrisa que me duró todo el día, e incluso aún me dura recordando tantos instantes : incertidumbre, titubeos, sonrisas, impulso, aprendizaje, miedos dominados, y finalmente satisfacción, orgullo y... una buena lifara ;).
Gracias Psicorunners, por hacerme sentir uno mas de vosotros; por compartir conmigo, y darme la oportunidad de compartir con vosotr@s una de mis grandes pasiones. Repetiremos.
Buena peña los psicorunning esos, ejemplo de correr y disfrutar al mismo tiempo. saludos
ResponderEliminarEso es lo que mas me gusta de ell@s. Utilizan el deporte no como un fin, si no como un origen, un medio. y por encima de todo está el contento y la amistad.
EliminarEstás son una de las cosas más maravillosas que tiene el deporte y la mayoría de deportistas. Ese compartir y espíritu de amistad. Buen y envidiable relato
ResponderEliminarGracias Angel. Un fuerte abrazo!!
EliminarHoy releyendo este bonito relato....sigo con una sonrisa.
ResponderEliminarSupiste empaparnos del embrujo del lugar, y con ello el respeto por el mismo y la confianza para afrontar sus "desafíos".
Una vez más....GRACIAS por compartir con nosotros!!!
Lo de empaparos fué facil jajaja...
EliminarAhora en serio, gracias a vosotros por confiar y acudir con esas ganas de recibir. Te remito a un trozo del texto que escribí cuando filmé el video de la Peonera:
“Brincos a pozas de agua esmeralda, acuáticas rampas, hermosas galerías y caos.
Como todos, un ambiente "mágico" , que somete tu estado de ánimo destapando tus emociones.
Aquí el coraje bien entendido, impulsa a la persona a superarse, mientras que mal entendido lo cercena y lo pone al borde del tropiezo.
Progresar desde cero por la Peonera, es un claro paradigma de corazón.
Observas sus caras al comenzar; se cuestionan a sí mismos, temen,... pero paso a paso el temor disminuye, la confianza aumenta y les asalta la embriaguez del entusiasmo, el respeto y la admiración.
Si entiendes que se trata de la humildad de sentir, y no la presunción de vencer, cobrarás un sinfín de emociones nuevas o que tenías descuidadas.
No eres nada pero te sientes todo.
Es un barranco ególatra, en el que has de hacer entender, que saltarlo todo, o no saltar nada, da lo mismo.
Gracias a vosotros por entender todo esto.