lunes, 3 de octubre de 2016

¿PIEDRAS EN TU TEJADO?



Deterioramos... erosionamos nuestro cuerpo precozmente...?
En las llamadas enfermedades laborales, son incuestionables las alteraciones o lesiones causadas por la repetida y mecánica utilización de la misma parte del cuerpo día tras día, tras día...
Pues bien, creo, (y todo esto es una opinión personal guiada por mi propia experiencia), que las enormes palizas a las que sometemos a nuestro sistema motor los que en algún momento nos dedicamos a entrenar digamos, un poco a lo bruto durante años, y/o a correr Ultra distancia, serán o ya son, muy probablemente las que nos causen un incremento o celeridad del desgaste que debería ser de forma natural mas prolongado en el tiempo.
Si lo pensamos bien tiene su lógica. Nuestro cuerpo es un vehículo. Nuestro principal vehículo. Como lo ha sido a lo largo de los siglos. Y cada día que pasa, y tan solo por eso mismo, el paso del tiempo, se degenera y se deteriora.  Y al igual que cualquier vehículo, sufre una lógica erosión natural. Pero, también como cualquier vehículo y dependiendo de su uso, si lo apuramos en demasía todo o parte de él, lo desgastaremos evidentemente antes...
La gran mayoría de los ahora fieles del deporte, no son o no somos profesionales, pero en algún momento entrenan o entrenamos como si lo fuéramos.
Y esto es un problema. Porque mezclamos salud y  rendimiento, cuando deberían ir separados.
Lo importante del mantenimiento de una buena salud física y quizás mental, reside en dos términos: bienestar hoy, a diario, y prevención futura.
Y... si entrenas o compites como un profesional, no garantizas estas intenciones.
Puesto que el esfuerzo físico continuado y extremo, genera desgaste en toda tu musculatura, tus articulaciones, e incluso tu sistema de producción energética. 
Indudablemente, un deportista profesional es libre de escoger este modo de vida, físicamente excesivo , teniendo en cuenta que a cambio de ello cobra...
¿Pero nosotros los aficionados?...
La línea que separa el esfuerzo sano, del tormento físico es muy sutil. Y nunca debiera ser normal terminar una práctica deportiva con dolor en todo el cuerpo, no pudiendo ni moverte,  o al borde de una lipotimia, o con necesidad de una semana para recobrarse del esfuerzo, teniendo que ir al fiseo o al osteópata para que te recoloquen y recuperen...
Somos seres eminentemente emocionales. Y (a mi el primero), nos gusta mucho la idea de controlarlo todo y de aplicar la razón a cada uno de nuestras acciones, si, pero en realidad, si somos sinceros con nosotros mismos, lo que nos hace ser y estar felices, es el cómo te sientes mientras realizas una actividad; durante la actividad, y no después de ella.
Hoy, la sociedad está basada en la productividad individual. Por lo que nos han o hemos convertido más que en seres vivos, en máquinas. Donde lo que importa son los números y la competencia. Y eso, que en la mayoría de los casos, en un principio, uno de los objetivos para practicar deporte es enmendar y alejarnos de esto. Cuantas veces decimos: hago deporte para desconectar.
Pero después, nos compramos un GPS y un pulsómetro, o un cacharro para llevar el móvil encima mientras corres monitorizando tu rendimiento y visualizando tu velocidad media, velocidad punta, distancia, tiempo, etc, etc. ¿Nos estamos equivocando?. Yo creo que si, y por ello llevo un año en periodo de reajuste y moderación, haciendo únicamente lo que me apetece y me hace disfrutar verdaderamente.
Confundimos disfrutar con generar y  té auto generas presión. Y la presión, lejos de ser motivadora, acaba en agobio, ansiedad, y quizás frustración.
No hay que perder esa satisfacción que te da practicar lo que sea. Por la que empezaste a practicar todo aquello.
Últimamente, en lo de correr, casi sólo la ves en los principiantes y en los que no llevan crono.
Recuperar ese cruzan una meta o subir un monte, etc, no sólo por el cansancio, sino por la satisfacción y la felicidad que te produce al hacerlo.
Si simplemente lo haces por tu bienestar, ¿no deberías acabar siempre contento independientemente del tiempo o de cómo salga la cosa?
Hay que re enfocar el deporte hacia tu salud. Y no lo confundirlo  con tu rendimiento ni la falta de él.
Intentar olvidarse de los números.
 No debemos confundir esfuerzo con sufrimiento.
Y... ¡Mea culpa!. Ahora creo firmemente  que el exceso de ejercicio, igual que el defecto, es perjudicial.
Hay que aprender a escucha a tu cuerpo. Conocer tus sensaciones, y con ello generarte buenas palpitaciones.
“La felicidad quizás está ya en la antesala de lo que pensamos que es la felicidad.”

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