martes, 12 de noviembre de 2019

EL PRETEXTO DE LA BEHOBIA SAN SEBASTIAN


Hay carreras que son tan solo un pretexto.
Un motivo para reunirse con amigos o familia, y pasar un fin de semana inolvidable.
Y sin lugar a dudas una de estas es la Behobia San Sebastián.
Un conclave de amigos sumado a un paraje magnífico para hacer turismo, y a una muy buena gastronomía, el resultado siempre es una excelente excusa.
Personalmente si he necesitado este pretexto para animarme a participar en esta carrera.
Y, pese al mal tiempo que hemos tenido, he de reconocer que esta ha superado mis expectativas.
Y no hablo de las expectativas del grupo que nos reunimos en ella; esas las conozco de sobras, y nos da igual San Sebastián, Marraquech, o Estadilla para que se obre la magia del compañerismo, la armonía y la avenencia: Somos amigos algunos desde niños, y otros que el suceder de la vida, el destino ha unido, y siempre he sospechado que “no por casualidad”.
Hablo de una carrera que efectivamente tiene algo diferente.
En frio, aun no entiendo bien como una carrera de veinte quilómetros, por asfalto y con un perfil irregular, genera tanta atracción. Pero es así.
En caliente, y ya tras haber participado, he de reconocer que una vez envuelto en ella, es una auténtica fiesta.
De todas las que he corrido, es la que más arropado por el público me he sentido; y que conste que el tiempo no acompañó: Viento, agua, e incluso granizo en algún intervalo.
Pero aun así, había gente animando casi a cada metro de la carretera.
Y qué forma de animar: Con carracas, cencerros, bocinas, palmas, o gritando a pleno pulmón, componen una sugestión y un ánimo inenarrable.
Además, si ojean tu nombre en el dorsal, porque lo llevas a la vista, continuamente escuchas corear tu nombre, y por un instante te crees rodeado de gente que te conoce y te anima incansable.
Es en una ovación incesante de principio a fin. E instantáneamente, un toma y daca entre corredores y espectadores.
El gentío anima a los corredores, y los corredores animan vitorean y aplauden al público. Que fiesta más amable y jovial.
Como acogedora, la definiría. Una carrera muy acogedora.
Y sí. Hay instantes que verdaderamente te sientes sumergido en esas escenas de Tour, donde los corredores desfilan a través de un pasillo formado por la muchedumbre bulliciosa.
Que más se puede decir. Que es un buen y justificado pretexto.
Respecto a la táctica con mis amigos de Barbastro, Estadilla y Madrid, tuve muy claro, como en casi todas las carreras en las que participo estos últimos años, que era una carrera unánime y grupal.
Se trataba de compartirla y correrla en grupo.
Hay carreras que corres por y para ti, y otras son para asociarse y compartirlas. A mi cada vez me gusta más esto último. Serán cosas de la edad…
Es una sensación similar a cuando juntos coronamos una montaña. Sin competencia. Un desafío común, donde los más fuertes animan y acompañan a los menos fuertes, y todos somos uno.
Y que satisfacción siento con esto.
Así que fin de semana redondo.
Fin de semana compartido. Unos corriendo y otros no, con amigos de la infancia ya indispensables para mí como Miguel, José Mª o Juan; compinches de mis viajes de aventura que ya considero mi familia: Carmen, Ricar, Carro y Tris; O Ana, Eva, y sus hijos Eva y Juan; y como no, Patri y Guti, testimonio incontestable de que la amistad, si es verdadera, es mucho más robusta que el tiempo o la distancia.
Que promontorio de afecto, apego y cariño, surtido de cañas, risas, pinchos chacolí y sobre todo fusión.
Y la carrera, fue una carrera de todos a la par, pero si hubo una heroína que nos concilió más aún, fue Patri.
Con Patricia somos amigos desde hace casi quince años.
Nos conocimos cuando como guía los acompañé en varios barrancos de Guara un par de veranos, y allí surgió una profunda amistad. De las de verdad. Con ella y con Guti ahora su marido. Una amistad de esas que la distancia nunca lleva al olvido.
Mis primeros audiovisuales (Sables y Yukón) los realizó ella.
Y desde que comencé a realizarlos yo, es Patricia esa dulce voz que narra con tanta pasión mis guiones.
Con Guti ya hace años que compartí alguna media de Barbastro, pero con Patri, que comenzó a correr hace menos, y en parte alentada por mí, aun no habíamos coincidido.
Así que, por fin, el destino había querido que compartiéramos esta carrera tan especial y en su centenario.
¿Y por qué fue la heroína que nos fusionó e ilusionó a su alrededor?
Porque llegó con una sinusitis que arrastra hace más de un mes, desanimada, desentrenada, y con antibiótico. Con la idea totalmente determinada de abandonar a los pocos kilómetros y además contenta con ello.
Así que nos aunó para, como en una gran montaña, hacer nuestro su reto, y ayudarla a no abandonar, llegar a meta y celebrarlo todos juntos con un enorme abrazo.
¡Que alquimia más maravillosa y perfecta!:
Patricia logrando un reto que no creía posible; Juan tras una lesión que le truncó la media de Barbastro, disfrutando de la carrera como un cochino en una charca; Ricardo, radiante como un niño el domingo de ramos vociferando y festejando durante todo el recorrido; José Mª, falto igualmente de entreno, resistiendo como un titán; y Carmen, afectuosa y tierna al lado de Patri, estimulando, escoltando, amparando y disfrutando como yo visiblemente de ello.
Caso aparte, y pidiéndonos permiso con toda humildad, Tris, que, como joven apasionado en plena efervescencia, dimos rienda suelta, y se marcó un carrerón de hora dieciséis saliendo atrás con nosotros y sorteando a miles de corredores.
Correr juntos y obrar ese despertar de emoción y apoyo no es ningún milagro.
Es una pócima ya definida que además enamora.
Con ello te das cuenta de que, cualquier acción generosa tiene que ver con el compromiso con los demás, sí, pero mucho más con el compromiso contigo mismo.
Contagiar, ayudar, compartir verdaderamente, de corazón, y estar por y para alguien, implica abrirnos a esa persona, pero fundamentalmente, y por encima de todo, significa no cerrarnos a nosotros mismos.
Así que gracias Patri, Guti, Carmen, Ricardo, Tris, Carro, Juan, Ana, Eva, José, Eva, Juanito, Miguel, mi amada Nayra, e incluso el ideólogo de esta historia Santi, que junto con Coté, no pudieron venir, por fraguar entre todos una inolvidable Behobia San Sebastián. 


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