martes, 15 de junio de 2010

MEMORIAS DEL MAR BALTICO (Cap.6) y FIN

Jueves 11 de Marzo : Hay una muchas creencias sobrenaturales sobre la suerte, y aunque muchas veces somos recelosos sobre estas cosas de Dioses, doctrinas o fetiches, casi todos creemos en ella aunque sea de manera callada o algo clandestina. El viento golpea vivamente la tienda durante las primeras horas de la noche. Después calma. Voy pegando cabezadas en medio trasnoche, porque hay una especie de instinto u olfato de protección, que no me deja dormir del todo cuando está prevenido por algo (siempre me pasa). Ahora, no sé bien porque, por el ambiente, el frío, o alguna excéntrica percepción, sospecho que está nevando fuera, y en instintiva y adiestrada acción, de vez en cuando golpeo desde dentro enérgicamente el techo de la tienda con el puño, notando claramente como al hacerlo cae la nieve acumulada deslizándose por la lona exterior. Esta nevando. Sé que no puedo dormirme y descuidarme en una circunstancia así. Aprendí esto en mi primera expedición al Aconcagua el año 95 (ya ha llovido).Una noche en el campo base, me desperté medio atontado, confundido, y con mucha dificultad para respirar. Tras recapacitar en el saco medio desmallado el porque me notaba tan anormalmente exhausto, se me encendió una bombilla y pensé: - ¿No estaremos enterrados?. Abrí impetuosamente la cremallera de la tienda, y me topé con un tabique de nieve que tuve que cuartear de una patada, para dejar entrar aire fresco, notando inmediatamente mejoría y un gran alivio, alarmando inmediatamente a mi compañero que se encontraba medio grogui. Estábamos enterrados y a punto de perder el conocimiento por efecto del anhídrido carbónico acumulado de nuestra propia respiración. Esto no me sucedió nunca mas. Aprendí bien la lección y ante una noche de nevada, se que hay que mantener la tienda limpia para poder respirar bien y evitar sustos. Lo he hecho muchas veces mas, así que no me resulta nuevo. Seguramente Arcadi y Kike despertados por mis golpes pensaran: - Que hace este loco. Mañana les explicaré. Las cuatro menos cuarto. Despierto a mis compañeros. Ayer decidimos dejar todo preparado; las cantimploras listas, y de desayuno únicamente chocolate y cosas frías, para no utilizar los hornillos y no perder tiempo. Debemos llegar lo antes posible a la vía del rompehielos. No perdemos tiempo. Mientras nos equipamos en silencio, vamos masticando algo y eso si, me piden explicaciones para entender el porque de vez en cuando por la noche aporreaba la tienda...jajaja. Aunque mi pie, donde me rozó la bota está claramente inflamado, me coloco las botas sin dificultad, porque como aprendí la lección, y esta noche hacia mucho frío, embutí en el interior de la caña de la carcasa de las botas las manoplas de plumas hechas una bola para que conservaran el contorno abierto sin formar pliegues cuando se congelaran durante la noche. Cuando te sientes a gusto dentro de una frágil tienda de campaña en un lugar inhóspito y difícil, tanto como para figurarte guarecido dentro de un fortín, esta claro que tu cabeza está fuerte. Porque si lo piensas, ¿de que puede protegerte la delgada membrana de una minúscula tienda de campaña, mas allá del viento o algo del frío,? Posiblemente de ti mismo, de tu miedo. Está nevando un poco y hay muy poca visibilidad Son las cuatro y media de la mañana. Nos abrigamos bien el cuerpo, nos cubrimos la cara con un tupido buf y las gafas de ventisca pues hace mucho frío. Menos veinte. Enganchamos de nuevo la pulka, y arrancamos con paso anómalo, un poco punzante y ya patológico. En un instante, este paisaje de auténtica soledad y nevada oscuridad entre hielo y mar, se ve perturbado levemente por el rítmico ruido de estos amigos arrastrando su gravada carga. Unas siluetas con rumbo fijo guiadas hoy por una enorme motivación. Arcadi abre huella. La nieve es muy profunda. Tengo muy claro aunque lo callo, que probaré cruzar yo en primer lugar la ruta del rompehielos. Es una especie de discernimiento furtivo o sentido de la responsabilidad, nutrido por que se yo... será mi forma de ser. Al poco de marchar, con esa idea ya incrustada en mi terca cabezota tomo el relevo. Ya no lo dejaré hasta que haya cruzado, o no. Atravesamos poco a poco y no sin esfuerzo la helada planicie hacia un alcor nevado entre pequeñas islas, y nos encontramos ya en el manifiesto pasaje hacia la vaporosa refinería que se torna fantasmagórica y sin vida, desfigurada por la enfadada niebla. Esta muy brumoso, y no puedo ver mucho mas allá, así que durante un rato, quiero perderme en esos efímeros estudios mentales de filosofía humana, paciencia y apoyo íntegro, con la idea fija del cruce y la incertidumbre de poder efectuarlo. De reojo voy estudiando la costa , la refinería, el muelle y por donde cruzarlo si fuera necesario hacerlo por allí. Conociendo a Arcadi, seguro que está pensando lo mismo. Se ven unas apartadas vallas que aparentan cercar todo el recinto; incluso una serie de torretas donde te figuras guardias armados apuntándote si te aproximas ...jajaja . No será fácil. Como nos indicó Lowe, todos los días hemos constado que esta región del golfo de Botnia era patrullada, ya que era “objetivo militar; porque todos los días nos han sobrevolado unos estridentes reactores del ejercito haciendo varias pasadas. Hoy la paciencia será nuestra mayor honra. Auto estimulación, recursos, y reflexiones que eviten la ansiedad por querer llegar, por otra parte inevitable a estas alturas. Nos gustaría sin duda haber pasado muchos mas días atravesando el hielo, pero sabiéndonos cercanos a la meta, es inevitable querer atravesarla y mas cuando hace cinco días nos parecía inalcanzable y casi quimérica. Abordo con fuerza una planicie con la nieve mucho mas profunda, donde, por fin, a unos quinientos metros ya pueden verse las boyas o balizas verdes y rojas que delimitan esta autopista marítima. La zona es un esforzado trayecto entre grandes mazacotes de nieve y hielo. Es increíble, pero parece cuesta arriba. Aunque esto no es posible, pienso, porque estamos sobre la lisa superficie del mar... Pero... quizás, el pasar y pasar de barcos, desplace masa de hielo, y este hielo amontonado y cubierto por la nieve haga real esta sensación. Acelero con pasos firmes y decididos, pues no quiero que me releven, en un trozo en el que cuesta mucho abrir huella y castiga las articulaciones que deben esforzarse por defender el peso de la pulka. Debo tener capacidad de perseverancia. La he tenido estos últimos meses para soportar largas, duras e intensas sesiones de entrenamiento, madrugones, y todo para estar aquí, ahora en las mejores condiciones posibles. Ahora, tan solo la incertidumbre de cruzar este obstáculo y nadie podrá detenernos ya. Una alta capacidad de perseverancia es fundamental. Nunca hay que dar nada por perdido... ni tampoco por ganado. Voy previendo en mi cabeza como asegurar la cuerda con tornillos, como ir pasando las pulkas una a una, como asegurarme yo con mis compañeros y después a ellos. Llevo estacas, llevo tornillos, cuerda; a nada que haya un posibilidad y solución para poder cruzar, intentaremos hacer algo. Que ansiedad por llegar y verlo. Faltan cien metros. Miro atrás y les grito: - Según como esté, pasaremos sin peso y después arrastraremos las pulkas con la cuerda. Inquietud. Los carrillos se entumecen, y la nariz se me queda insensible si no expiro mi aliento caliente por el buf hacia ella . Hace mucho frío, lo ha hecho toda la noche y eso es bueno. Me froto las mejillas, las cejas, las pestañas y la nariz con el dorso de una mano para quitarme el hielo que forma la humedad y la niebla, pero me encuentro cómodo y adaptado. Este universo azulado y blanco de hielo y nieve, me resulta ya casi familiar. Ya estoy en el borde de una carretera de inmensos bolos de hielo superficialmente ensamblados en su base unos con otros por el hielo. Parece una materia compacta, densa y apretada. Tan irregular como un yacimiento de pedruscos, pero compacta. Me mentalizo: “ Posees recursos, y te vienen dados por la forma en que afrontas todas las cosas”;” vence los impulsos y las prisas”. La serenidad permite actuar con más eficacia en momentos delicados y ayuda . A,A,A: Auto confianza, auto control y autoestima. Es una triturada y gigante masa homogénea de piedras blancas, debajo de ellas, “el mar”. La perspectiva parece buena, así que no me lo pienso demasiado. Estoy en una orilla junto a un gran pivote de color rojo, que cuando haya agua debe ser flotante, y justo al otro lado tenemos otro de color verde a unos sesenta metros en línea recta. Si llego allí, habré cruzado. Miro a mi espada, ya está Kike. Le señalo, como si yo fuera el autonombrado jefe de la maniobra...: -Pasaremos de uno en uno. La verdad es que no me replica nada y asiente. Comienzo a pisar con tiento, bien reclinado con los bastones en el irregular terreno, y mi pulka va bandeando entre los bolos de hielo, mientras yo de vez en cuando golpeo fuertemente entre ellos con la punta afilada de mis palos, para cerciorarme que están bien sólidos y soldados. Pisadas inciertas de unos pies agigantados por las raquetas . Pisadas inseguras y grávidas, como si caminaran sobre un espejo y esperaras que en cualquier momento este se chascara sin remedio. Figuran estar completamente helados y consolidados, pero aún así no quiero fiarme y acabar naufragando, y cada paso lo doy con miramiento y prudencia porque tan solo apenas trece o catorce horas atrás, vimos triturar este canal a un barco rompehielos. Paso a paso me acerco y me hallo a una distancia casi segura de la otra orilla, y me aventuro a comprobar la solidez del terreno pateando fuertemente sobre el, y ni se inmuta; no hay problema. ¡Ya está!, ¡lo conseguí!. Estoy al otro lado, en Finlandia. Donde nadie había cruzado aún. - ¡Esta bien helado!, les grito. - ¡El terreno está estable!. Cruza Kike normalmente, y después de él también lo hace Arcadi, y cuando llegan, los tres nos hermanamos en tal espontáneo y emocionado abrazo, como si hubiéramos conseguido categóricamente realizar la travesía . Un abrazo de triunfo en la letra, pero un abrazo de amigos y compañeros en la melodía; todo, sin tener en cuenta que aún nos queda una buena pateada hasta Kemi.... pero...., hemos pasado de donde nadie lo había hecho, y salvo desastre lo conseguiremos. Es difícil no sentir la agitación dentro cuando por primera vez se evidencia la consecución de un proyecto que parecía imposible de realizar. Envío un OK a Santi con el Spot como acordamos. Esta señal de OK, está configurada para que varias personas (en este caso Santi en Brandön y Rosana, mi hermano Jorge y Miguel en Barbastro), reciban un mensaje en su móvil con un escueto: “equipo Báltico todo OK”. Pero, no contento con ello, y llevado por la euforia, saco el teléfono y también lo llamo para decirle de viva voz que hemos logrado cruzar y nos dirigimos a Kemi a su encuentro. Se alegran muchísimo, y, aunque están Brandön, ya han fijado un punto de encuentro en Kemi, y me señala que marchemos derechos hacia allí; que tenemos que alcanzar a ver la costa y la ciudad en la lejanía hacia el este. Está claro que están en Brandön. Le indico que no es posible. Que no vemos una (textual) mierda, porque hace un día muy desapacible, cerrado, y estamos rodeados de niebla. Que nos facilite el punto GPS, y nos orientaremos con él. Así lo hacen. Determinan el punto exacto de encuentro en Kemi, y nos lo manda como hemos pactado por medio de un mensaje al móvil mientras comemos un poco para recuperar fuerzas. No en vano, nos había costado algo mas de dos horas llegar hasta aquí. El punto que nos señalan, se encuentra a 17 Km al este de nuestra posición actual. ¿tanto?... esperábamos que fueran seis o siete.... Si el terreno, como aparenta, va previsiblemente a peor a causa de la profundidad de la nieve arrastrada por el viento del Oeste, puede llevarnos cinco o seis horas de caminata sin parar llegar hasta allí... o quizás mas. Pero, si todo va bien, y aunque sea exhaustos llegaremos hoy.Allí seguro nos estarán esperando para el reencuentro tras 5 días de larga y dura travesía, Santi, Rosa, Rafa, Iván, y quizás algún miembro del equipo globero (no creo que muchos pues no cabremos en la furgoneta que hemos alquilado). Cuanto me hubiera gustado que también estuvieran Rosana y Miguel como soñé... De alguna manera, se que están. Rosa es la mujer de Kike, y ha sido nuestra madre y también apoyo logístico durante estos días. También, sin ella saberlo, nuestro pasatiempo (el de Arcadi y mío), en las empalagosas horas de refugio nocturno, haciéndola presa de nuestras bromas hacia el sufrido Kike, diciéndole: - ¿Que hará Rosa durante tantos días en una cabaña con Santi...?¿Cenaran a la luz de las velas?... jajaja. La verdad es que Rosa es un cielo, y Kike un vendito paciente rodeado de cabroncetes perversos. Realmente, cuando conoces a Rosa, la quieres inmediatamente. Es de esas personas que te abrazan dulcemente con la mirada, y percibes su favor y ternura en su limpia sonrisa. Sus ojos son claro reflejo de una especie de ansia de verdad y sed de razón que tiene por dentro, y se percibe en ella una persona con curiosidad e inquietud; como los niños cuando empiezan a cuestionarse el porqué de todas las cosas. Lo que no logro imaginarla es haciendo su trabajo de Mossos, en este caso mossa d'Esquadra... Nos disponemos en fila y Arcadi abre huella rumbo a Kemi. Kemi es una ciudad y municipio de Laponia en Finlandia. Tiene una población aproximada de 23.500 habitantes. Fue fundada en 1869 por Decreto Real, y gracias a la profundidad de su costa, posibilitó la construcción de un gran puerto. La principal actividad económica de Kemi se centra en dos grandes fábricas de papel, y la única mina de cromo que hay en Europa También cuenta con una universidad politécnica, y es famosa por tener el castillo de nieve más grande del mundo (construido cada año con un distinto diseño). El ruido de nuestros pies al plantarlos en el suelo, el rumor de las pulkas, la estridencia de los bastones y nuestra respiración todo es uno al compás. La nieve, como nos parecía, es cada vez mas profunda y nos cuesta mucho avanzar. Kike se hunde demasiado para abrir huella por ser sus raquetas algo mas pequeñas de apoyo que las nuestras, y a Arcadi se le percibe hoy algo de fatiga en su ritmo. Ayer se encontraba fortísimo, y realizó un gran esfuerzo cuando yo me encontré debilitado, y Kike también, y hoy se encuentra mas atenuado, posiblemente como consecuencia del esfuerzo de ayer. Por suerte, yo me voy dando cuenta que hoy si me encuentro tremendamente fuerte y recuperado, así que tomo la cabeza decidido a no dejarla, y abro huella con toda la fuerza que soy capaz. “Hoy por ti, mañana por mi” Somos un equipo, y es en estas cosas donde debe notarse. Estas actuaciones de equipo, si se hacen bien y con naturalidad, sin egoísmo, son lazos que se van uniendo en nudos imposibles de desatar, pues están hechos con el afecto, cariño, noches gélidas, extenuación resignada y sobre todo de “amistad”. Me siento muy feliz. Lo estamos consiguiendo y esto hace que las sensaciones morales sean más que sobresalientes. Es un año tremendamente señalado para mi, con tres proyectos muy especiales; este en lo deportivo, y dos en lo personal que harán de este año uno, sino el mejor de mi vida. Así que el conseguir esto, que a priori parecía imposible, lo concibo como una vistoso indicio de que el resto ira bien; de que este es mi año. La confianza que se tenga en uno mismo es determinante en el desempeño de lo que te propongas en esta vida. Voy revisando de reojo que parpadeen las dos lucecitas del SPOT . Seguramente estarán vigilando nuestro avance para calcular nuestra llegada, y desde casa ya estarán viendo que hemos salvado la zona del rompehielos hace unas horas. Durante mas o menos dos horas, caminamos en silencio en la dirección indicada por el GPS entre un huerto de pequeñas islitas con árboles decolorados por la niebla, intentando adivinar el camino mas favorable en el cada vez mas penoso y riguroso terreno, y observando el vagabundeo del cielo oscuro y tupido que no termina de despejar manteniendo unas opacas nubes cargadas de copos de nieve. La sensación de caminar sobre un mar helado no es precisamente común. Si lo piensas bien, es excepcional y muy muy emocionante. La luz del sol parece querer salir apocadamente, y atizar los ligeros y boscosos alcores llenos de pequeñas, deslucidas, y arcaicas cabañas que nos indican tras cinco días nuestro indudable retorno a la civilización. Me encuentro bien; muy bien diría yo. Suele ser normal en mi, por lo que he ido percibiendo estos últimos años este “de menos a mas” en aventuras severas de varios días de duración. Es como si mi cuerpo tras unos días de ajuste y acomodo se habilitara para la actividad. Al poco, a nuestra izquierda a lo lejos, vemos una moto de nieve abandonada en medio de la nada. ¿se habrá tragado el mar a su dueño? ¿se habrá averiado o quedado sin gasolina?... Bromeamos con la posibilidad de acercarnos hasta ella para comprobar si funciona, e irnos hasta Kemi montados, pero, es tan severa la marcha por este terreno y nos hundimos tanto, que la sola idea o la perspectiva de alterar la ruta rectilínea en tan solo quinientos metros de esfuerzo suplementario hacia el norte, no se contempla ni bromeando en nuestra ajustada iniciativa de hoy. Ya cerca del final de esta especie de laguna acotada por islillas, vemos claramente un paso diagonal hacia otro campo abierto camuflado en el paisaje. Son las once y media de la mañana. Quizás hayamos recorrido diez kilómetros, y visto lo visto nos quedan mínimo dos horas mas para cubrir unos siete u ocho mas. En algunos instantes me siento impetuosamente arrebatado metido en mi mundo interior marchando todo lo fuerte que puedo. Reconocemos sobre el mapa y dejamos al sur la enorme y alargada isla de Selkäsaari llena de enormes molinos eólicos. Una vez sobrepasado esto, el camino ya es directo a la costa de Kemi. Somos afortunados por estar aquí, donde nos gusta, donde queríamos estar. El día va clareando un poco, y alcanzamos a ver al frente una isla pequeña claramente habitada, y tras ella lo que debe de ser ya la costa de Kemi con innumerables y desde aquí minúsculas cabañas. Mientras el esperanzado Kike cree que el punto de llegada está en esta cercana isla, Arcadi y yo mas cautos y menos optimistas, pensamos que será en la lejana costa que vemos al fondo. Una vez, y no sin gran esfuerzo alcanzada la isla, el GPS nos señala que Kike estaba equivocado. Deberemos esforzarnos un rato mas. Hace unos quince bajo cero, pero no hace viento. Esto hace que se esté bien. Observo el suelo, mis raquetas y de vez en cuando miro la estela que voy dejando lo mas recta posible para facilitar el paso de mis compañeros. A lo lejos, en una inflexión del terreno, a la orilla donde el mar se reúne con el bosque, distingo lo que me parecen unas personas. ¿Serán ellos?¿Nuestro equipo de apoyo?. ¡Que subidón!. Apresuro aún mas el paso, y poco a poco voy reconociéndolo todo. No son ellos, porque distingo tan solo a dos personas, lo que parece un niño y un perro. Definitivamente no son ellos... Entreabro los ojos para observar la tierra que se hunde por el este en las curvadas colinas al fondo y sigo acelerando aunque empiezo a estar ya muy cansado. Me adentro de nuevo en enérgicas planicies de nieve profunda que me obligan a agarrarme bien a los bastones para lograr impulsar mi carga hacia delante . Cada vez aparecen mas surcos quebrados de motos de nieve, señal evidente de desarrollada civilización, que intento seguir, mendigando alguna traza buena que relaje el paso. ¡Vamos, tu puedes!¡Queda poco! El cansancio es normal. Llevamos andando mas de ocho horas sin parar, sumados a los cuatro días anteriores desde que salimos de la costa Sueca. Estos parajes, no son paraísos hechos a escala, son momentos extraordinarios donde te encuentras con tu auténtico yo, prestando mas atención a lo que le rodea que a tus propias carencias. Son instantes que sin duda graban en el alma esas huellas que serán necesarias para otros episodios futuros. Estamos cerca de la costa, y vemos al fondo un gran puente y Kemi. La claridad se ha fundido en una línea rosada. No hace sol, pero la niebla se ha disipado y la visibilidad ya es buena. Una moto lejana surca la superficie nevada a gran velocidad ¿serán Iban o Rafa para filmarnos?, pienso. No se detiene y continua apartada sin hacer ningún gesto de aproximación... - Pues, no serán. Proseguimos y la moto retorna a lo lejos hacia la costa, para al poco volver desde allí. Se detiene muy apartada de nuestra posición, y distinguimos el perfil de una persona con un trípode y una cámara que se posiciona en la nieve, y parece filmarnos desde lejos. Agito mis brazos y grito. - ¿Hacia donde?. Estamos cerca de un flanco de la costa, pero no sabemos exactamente donde nos esperan y es irritante que te miren y no te digan nada. Estamos agotados.... Debe de ser Iban, comentamos tras reagruparnos, y de nuevo gritamos para que nos indique el lugar de encuentro con el resto. Hacia donde dirigirnos Al final cede, se desenmascara, y con un gesto nos señala hacia el norte mientras con la moto se dirigen de nuevo hacia allí... Marchamos mas animados y alineados hacia allí y poco a poco la costa se va haciendo mas grande, y en la costa, vamos distinguiendo un grupo numeroso de personas. Los nervios comienzan a aflorar. Los sentimientos. Por un instante, aquí, en medio de este paisaje nevado, estaba sucediendo de nuevo ese milagro del sentir, del compartir epílogos inenarrables, ingredientes perpetuos de tu alma. Un estallido de impresiones y emociones que comienzas a sentir por dentro. Tantos factores se han conjugado esta vez a nuestro favor, que no puedo mas que mirar al cielo y dar las gracias; preparación, mentalización, y finalmente "suerte". A lo lejos los vamos reconociendo; nuestros amigos; nuestros ángeles de la guarda. Se deslizan hasta el mar por una rampa desde lo que parece un paseo marítimo, y nos esperan en el borde. Nos contemplan y gesticulan generosamente con los brazos dándonos la bienvenida al igual que nosotros. Conforme nos acercamos las figuras se clarifican. Son Santi, Rosa, Ángel, Miquel, Rafa, Iban y unas cuantas personas mas que no reconocemos y parecen simplemente curiosos. Gritos, risas, aplausos. Corren hacia nosotros y nosotros hacia ellos. Rosa a por Kike, Ángel a por Arcadi, y Santi a por mi. Nos abrazamos, gritamos... Siento un abrazo generoso e intenso. Lo recibo en silencio pero con la piel, erizada leyendo su euforia con los dedos en su espalda, mientras me gesticula con un móvil en su mano, y me grita: - Ponte, es Rosana... - ¿Qué?. Eso si que no lo esperaba. Cojo el móvil emocionado. La voz de Rosana resuena en mi alma haciendo que comience a gimotear de alegría y llore con ella sintiendo como de repente nuestros dos corazones se funden en un abrazo. No está aquí, pero ahora la siento tan cerca. A nuestro alrededor hacen fotos y nos graban compulsivamente a los tres. Hay que respirar hondo al sentir todas estas emociones. Dejar que penetren y nos invadan. Hay momentos que embriagan, porque consolidan un encuentro. Dejan en la piel del alma un escalofrío que no se marcha, y como estos, son espontáneos y sinceros. Perpetuo lagrimeo y carne de pollo .... La magia de la vida nos es necesaria para vivir. Y esa magia esta siempre ahí para encontrarla. Ha sido magnífico. El ambiente, el respeto. "Solo el que se atreve, puede saber". De nuevo repito: Deberíamos luchar por nuestras metas, pues dentro de nosotros mismos sabemos que valen la pena. FIN (A Nayra) PD: Lo que ocurrió después es historia: Sacaron unas enormes latas de cerveza “San Miguel” para nosotros y brindamos; Agitamos una botella de champán congelado; Nos habían preparado allí mismo una improvisada recepción con el dueño de rompehielos y el asombroso castillo de hielo, que tras felicitarnos nos subió a su todo terreno y haciéndonos de chofer nos trasladó a un hotel (también suyo) para que tomáramos una ducha caliente y una sauna Finlandesa, y tras ello llevarnos a comer al Castillo/hotel de nieve con todos nuestros compañeros. ¿Qué mas se puede pedir? Estábamos en la ciudad finlandesa de Kemi , en el extremo norte del Golfo de Botnia, en la desembocadura del río Kemijoki y lo habíamos logrado. "Éramos los primeros en conseguir hacer esta travesía del mar a pie". No podíamos irnos de Suecia sin realizar un vuelo en globo, y al día siguiente ya el Brandön, nuestros amigos “globeros” coordinaron un asombroso vuelo de una hora para todos nosotros. ¡Menuda guinda para este pastel!. Agradecimientos a todos los que colaboraron en este proyecto; muy en especial a Rosana, Rosa, Santi, Iván, Rafa , Miguel y los globeros de Kon tiki Angel y Miquel.
“Seguro que estos tres amigos no será el último sueño que vivan juntos…”

9 comentarios:

  1. Espectacular y emocionante final para una espectacular aventura. Enhorabuena

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  2. Debio ser emocionante y reconfortante atravesar esa autopista-barrera y llegar a Kemi, y supongo que esa cerveza sabia a gloria. Amen.

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  3. Me ha gustado muchisimo cómo has descrito como siempre cada sensación, cada sentimiento… Me parece un relato muy bueno y muy emocionante como ya nos tienes acostumbrados. Gracias de nuevo por compartirlo y mucha suerte en el futuro!!! Y por favor, sigue cuéntanoslo

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  4. Estupendo final. Me encanta que en tus crónicas, independientemente de que uno vaya o no a atravesar mares helados simepr epuede sacar alguna enseñanza o inspiración para otras facetas de la vida.
    Enhorabuena.
    Dentro de 7 días afronto una opos. Esto me lo anoto: -“ Posees recursos, y te vienen dados por la forma en que afrontas todas las cosas”;” vence los impulsos y las prisas”. La serenidad permite actuar con más eficacia en momentos delicados y ayuda . A,A,A: Auto confianza, auto control y autoestima.-
    Gracias.

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  5. Gracias a ti Furacán y a todos los demás.

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  6. ENHORABUENA JAVI!!!!
    TUS CRONICAS SON ESPECTACULARES, TUS RETOS INCREIBLES, SIGUE ASÍ CAMPEÓN.
    ABRAZOS

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  7. Cada vez que vuelvo a leer este texto me gusta más...
    La personificación de la soledad , el compañerismo, alegría, esfuerzo, según las circunstancias....
    Un placer leer un texto tan sincero, personal y lleno de emoción.
    Gracias y sigue asi Javier. Eres una inspiración para muchos mas de los que piensas.

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  8. Me ha dejado sin palabras, es muy hermoso el relato. Seguiré leyendo tus creaciones, que de verdad llegan al alma. Transmites mucho sentimiento. Excelente

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