INVICTUS

Aprovechando el paréntesis Navideño, he visto la película Invictus, que como fiel seguidor del cine de Clint Eastwood, sobre todo como director, ya había visto en el cine en su día, y esta segunda vez, como por otra parte también me suele pasar con ciertas buenas películas, me ha gustado muchísimo mas. Esta segunda vez, me ha proyectado mucha mas emoción esta epopeya que narra un trozo de la vida de Nelson Mandela, y lo describe como un hombre grande y generoso que supo perdonar a sus verdugos que lo tuvieron encerrado durante 30 años en una minúscula celda de de seis metros cuadrados . He sentido mucha ternura ante la nobleza de este gran personaje que, encerrado y humillado por sus enemigos políticos, repetía sin doblegarse: "Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma".

Visionando de nuevo esta película, he fortalecido mi idea de que los seres humanos, con el perdón y la humildad, si nos lo propusiéramos podríamos acabar con nuestras disputas internas, y también las externas. Así mismo, hay proverbiales frases en la película que nos exponen que la capacidad y la inteligencia del ser humano nos dan la posibilidad en un momento dado de cambiar sencillamente de opinión, de elegir y variar nuestro rumbo.

Dos de las cosas que más nos cuesta: La humildad, y la valentía para enfrentarnos a todo, reconocer nuestras equivocaciones, y cambiar de opinión; pues demasiado menudo nos gusta tener razón.

De eso habla esta película, de lo que hizo Nelson Mandela para lograr la unión de su pueblo.

Os la recomiendo.

"Soy dueño de mi destino, soy capitán de mi alma", gran frase para los que amamos perseguir nuestros sueños.