miércoles, 17 de mayo de 2017

PLACER

Cuando se empiezan a dar los primeros pasos en esto del deporte de fondo o distancia, ya sea como
senderista, corriendo o en bici.
Cuando con paciencia y sin ningún fanatismo se va notando que la necesidad día a día de volver a repetir ese momento de recorrer la misma o mas distancia, de encontrarte contigo mismo en esa especie de mundo particular, de sentirte de alguna manera especial, en ese preciso instante, uno empieza a ser un corredor de fondo, un montañero, o un ciclista...  deportista; no importa el nivel, simplemente se es y ya está . 
Cada vez son mas las personas, que notan o notamos un cambio personal e inconsciente en su forma de ver y afrontar la vida cuando inician una práctica deportiva. 
Hacer deporte por deporte: "correr por correr", “escalar por escalar”,”andar por andar”,”nadar por nadar” o “ir en bici por ir en bici”.
Descubrir un inédito modo de encontrar un asomo de paz interior o un recinto privado de reflexión que pule bastante nuestra visión de las cosas, alcanzando una liberación de tensiones, que en muchas ocasiones, y como consecuencia de una practica continua, dura mas allá de ese concreto instante. Correr, andar, nadar o ir en bici puede convertirse en algo necesario, imprescindible diría yo en la vida del que practica ese deporte, de tal forma que la ausencia de esta rutina, deja un vacío que de forma puntual puede llegar a afectarte hasta el carácter. 
El indiscutible deportista, el aficionado, aquel que desarrolla el deporte que le gusta como un medio para encontrar un punto de equilibrio mental y corporal, aprovecha esa oportunidad, no para ganar medallas, sino para ahondar en sus propias limitaciones y en sus posibilidades sin presiones, como yo siempre digo, “disfrutando”. 
Ese estado de gracia solo puede alcanzarse, cuando los kilómetros, la distancia, dejan de ser enemigos a batir. Sin metas; correr por correr, andar por andar, nadar por nadar o ir en bici por ir en bici. Nuevos caminos, una soledad casi acogedora. Sentirte acogedoramente solo. 
Apuntar todo esto como una filosofía especial, seria, quizá demasiado presuntuoso. 
Pero si entendemos esta idea adaptada a una forma particular de vida, toma algo de sentido.Se habla de la soledad del corredor de fondo como algo mitificado, (también puede ser la del ciclista, o la del montañero). 
Dicha soledad existe, pero es un estado donde uno se encuentra a solas con sus pensamientos, una especie de paraíso que nos hace ser uno con el entorno que nos rodea; un verdadero placer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario