Siendo consecuente, he de reconocer que no me lesiono demasiado para el ritmo de actividad que llevo desde hace años.
En realidad, he tenido pocas lesiones digamos importantes: Una potente contractura en la espalda debida a la fogosidad de la escalada sin tregua (ni calentamiento), hace casi doce años; Menisco y cartílago hace once años en una expedición en el Himalaya (mi primer y único paso por quirófano); Una fortísima contractura en el soleo hace tres años que me tuvo una temporada tocado, y la intensa inflamación que me produje en el psoas en la Yukón Arctic, que fue la que me mantuvo mas tiempo fuera de juego; cinco meses.
He de reconocer que siempre he sido un poco burro, y he sobrellevado largas temporadas sin parar con evidentes lesiones en las falanges de los dedos de las manos, en los tobillos, gemelos, alguna tendinitis, e incluso una fascitis plantar con la que por su larga duración, ya me familiarizaba.
Pero, a la postre, pasan los años, y si hay una cosa que te otorga la experiencia, y eso, los años, es a distinguir perfectamente una lesión y su alcance, y ser maduro y sensato, sabiendo que hay que recuperarse bien o..., puede ser peor.
El pasado viernes día 18, salí a trotar tan solo media horita muy suave. Únicamente mantener tono, ya que el domingo 20 me había inscrito por sugerencia y sugestión de Fernando Torres a la media maratón de Tudela. (Me pareció buena excusa para pasar un fin de semana allí con la familia).
Pues bien, cuando tan solo llevaba trotando quince minutos, note un agudo y penetrante latigazo de dolor en el bíceps femoral de la pierna derecha, que me paralizó hasta la respiración. Inmediatamente, cojeando, me vi obligado a detenerme.
En un primer momento, no le di importancia, e incluso a los pocos segundos intenté proseguir medio trotando, y a los minutos gradualmente lo logré, pero con ese claro indicio de dolor profundo y callado que dispone una persistente molestia.
Llegue a casa y ese dolor determinado y casi opaco se mantuvo durante todo el día y aunque algo mas atenuado, también al día siguiente.
Viajé a Tudela mentalizado de que no tardaría en reproducirse el doloroso tirón en cuanto me pusiera a ritmo de carrera, pero, ¿y si no...? pensé.
Así que allí estaba en la línea de salida junto a Fernando y Jesús. En el calentamiento, ya note esa testaruda molestia, y me mentalicé para parar, y así se lo indiqué a mis acompañantes: -“En cuanto note algún dolor, me pararé de inmediato”.
No tardé ni cinco minutos desde que sonó el pistoletazo de salida, y en la primera curva, el dolorosísimo latigazo se reprodujo, y esta vez con tanta violencia que me detuve de golpe con mi mano aferrando fuertemente el muslo afectado, como si al estrujarlo el dolor fuera a interrumpirse. Casi no podía andar. Evidentemente, había una rotura de fibras y la había agravado.
Bueno, pues, cabezudo y escéptico de mi, el lunes bien vendado aún intenté salir a correr media horita suave, por si mi muslo fingía queriéndome hacer creer..., y..., al primer kilómetro, no solo tuve que parar a la fuerza, sino que tuve que volver a casa andando y cojeando con un intenso dolor, por capullo.
Ahora, una vez convencido y “vencido”, reposo, contrastes de frío calor, levísimos estiramientos, y mas reposo, plantándole cara a esa ansia de no querer parar. Lo mas difícil estos días, negociar conmigo mismo en esa fase de aceptación y reorganización.
No soy especial, creo que casi todos pasamos por esa primera fase de “ Negación de la lesión” (“esto no es nada”, pensamos) , y cometemos una y mil veces el error mas común, primero intentarlo, y más tarde “Volver a la actividad demasiado pronto”.
Lo de intentarlo, como os he contado ya lo he hecho, pero lo de volver demasiado pronto, esta vez lo estoy haciendo bien.
Cada interrupción por inactividad, da miedo y parece que será un nuevo comienzo. Como desandar lo andado, aunque por dentro sabes que no es así.
La cuestión es comenzar haciendo lo oportuno, para después poco a poco lo realizable, y cuando ni te des cuenta, estar haciendo de nuevo lo para ti fantástico.
Intento tener una actitud positiva, que quizás por la experiencia de otras veces, es lo mas útil y también lo mas difícil.
No mostrarme exageradamente optimista, y luchar por evitar las tentaciones de reanudar la actividad antes de lo prudente.
En ese punto, como a mi tanto me gusta cuando afronto algún desafío, lo tomo como tal y busco recursos mentales...; y buscando buscando, he descubierto un nuevo recurso inédito, excepcional, y recién advertido que seguro me va a proporcionar empujes extras en el futuro: Mientras a media luz contemplo a mi hija dormir plácida y despreocupadamente en su cuna, boca arriba con los brazos estirados, y percibo ese dulce aspecto de serenidad y pureza, pienso: ¡Joder! ¡Soy padre!. No me lo puedo creer.
Esta amplia revelación aflora con lentitud, pero poco a poco, me da algo que antes no tenía y pienso aprovechar en cualquier circunstancia.
Inexorablemente, algo se está transformando dentro de mi.
En quince días curado. Tan solo aprender que la paciencia es sabiduría, y el que sabe esperar gana.
Salud para todos.
Me encanta como describes las cosas. Casi he sentido tu lesión. Y tu motivación para sobrellevarla, es lamejor que existe. Que te mejores pronto.
ResponderEliminarUn poquito de reposo te ira bien. Este domingo no te llamare para correr para no tentarte, aunque los calamares le podrian ir bien a tu musculo... Disfruta con tu niña.
ResponderEliminarGracias Paco. Lo de los calamares....mmmm, pues igual.
ResponderEliminarBueno, son gajes del oficio. Con esa niña tan preciosa, se te pasará en un plis.
ResponderEliminarYo también soy perro viejo y ahí, hay poco que rascar. Ya ni siquiera voy al médico por una contractura o rotura de fibras. Toca frío, toca calor, toca estirar, toca reforzar,... y lo más duro de todo, toca parar y tener paciencia. Lo bueno del triatlón es que casi siempre te permite hacer bici o natación. Esos días son los que de verdad te hacen valorar lo que nos gusta el deporte. Ánimo y paciencia. Hay cosas peores.
ResponderEliminarOjo Javi que las roturas en los isquios son persistentes, un remedio muy eficaz y que acorta muchisimo el plazo de recuperación es el Laser, unas cuantas sesiones hacen que se regeneren antes las fibras.Eso si hay que hacerlo en un centro de fisio.
ResponderEliminarCuidate.
jaume
Espero que la lesión sea "leve" en el tiempo y pronto acometas preparación y entreno con ganas y fuerzas.
ResponderEliminarSi los "pinchazos" se te alivian mirando a vuestra niña ¿no será que va para "fisio"?
Abrazos
explextuLo que hiciste..............uf......a mi me hubiera costado un montón, fue muy sabia tu decisión.!
ResponderEliminar