El domingo (aún sin apurar) por fin pude correr mas o menos normal tras las tres semanas de lesión y resignación. Subí al Pueyo, (16 km desde mi casa), y disfruté muchísimo del correr, del pensar, y sobre todo del monte.
Fui solo, y tras la prueba del viernes (10 km), ya corría sin miedos. Eran las siete y media de la mañana, y en algún instante fui tan feliz que hasta cerré los ojos. Sentí los silencios, y esos rumores ocultos que transmite la satisfacción. Sin camino... Sin rumbo...
Ya sabéis cuanto me gusta correr y pensar; reflexionar y correr. Es como una maniobra de figuración y.... ¿de esperanza?.
Muchas veces, intento recordar y escribir mis reflexiones y al hacerlo se me figuran los atolondramientos, los pasmos, de un soñador sin solución: "La belleza, el futuro, las metas, "los unicornios", etc.... Al final, todo lo que imaginas, todo, está al otro lado de un tabique, de un imaginario muro que hemos de atravesar.
Un tabique ficticio que en realidad emerge el día que nosotros nacemos, y nos acompaña para siempre.
Durante nuestra vida, se van presentando estos muros que nos parecen infranqueables en forma de enfermedad, desafío, amenaza inesperada o pretendido reto : Apostados frente a ellos, miramos hacia arriba; miramos hacia abajo; a un lado, al otro, y al final... terminamos mirándonos nuestro propio ombligo.
Aún así, creo que en alguna etapa de la vida, "SI" es necesario mirarse un poco al ombligo para poder comprender nuestra propia naturaleza. Si entendemos mirarse al ombligo, por mirar dentro de uno mismo para analizarse, y para posteriormente salir y poder alcanzar lo que hay detrás de ese tabique que queremos atravesar. Sabiendo, siendo conscientes, que una vez atravesado, al otro lado siempre habrá un nuevo muro que traspasar.
Ya sea en lo deportivo o incluso en lo personal, algunos muros asoman con puerta; incluso algunas veces estas están abiertas (que facil); pero otras, la mayoria se encuentran cerradas. "Si una puerta se cierra, o si no se abre, abre una ventana"
Los que no levantan nunca la vista de sí mismos, los que no dejan de mirarse nunca el ombligo, acaban o acabamos confundiendo la sabiduría con la egolatría, y la independencia con la obsesión. Gran error.
Hay que aprender a pararnos, a pensar. Aprender a usar ese imaginario tabique como un desafío a someter, y no como el problema a zanjar.
Incluso siempre hay que pensar que si alcanzo mis metas, NO soy superior al que no lo hace "todavía". Si consigo esto, si lo conseguimos, entenderemos que nadie puede dar lo que no tiene, y que sólo la búsqueda, el futuro, nos llevará a dejar de mirar nuestro propio ombligo y reinventarnos como personas, como amigos, o como deportistas. "No siempre lo que tenemos en frente es todo lo que nos queda por andar" .
Con los años, "mirándome el ombligo", he aprendido cosas buenas y malas de mi mismo; pero al levantar la vista, ha aprendido mucho más de los demás. Y la mayoría de los que he aprendido, por no decir todos, no son personas "iluminadas", ni grandes filósofos o intelectuales. Son como yo; personas normales.
Pienso que una gran filosofía en la vida, es desarrollar la capacidad de aprender de esas personas normales que "aparentemente" no tiene nada que enseñar. Todas esas que sin decirte nada, te lo dicen todo; te hablan de humildad".
Me queda tanto por aprender, por hacer, por correr, por someter...
El domingo llegue a casa con una enorme sonrisa que me duró todo el día.
Tan solo tres semanas parado y como echaba de menos correr, cavilar mientras lo hago, y a continuación sonreír. La sonrisa es una alteración que no hace daño al alma, sino todo lo contrario, la enaltece.
Ya sabéis cuanto me gusta correr y pensar; reflexionar y correr. Es como una maniobra de figuración y.... ¿de esperanza?.
Muchas veces, intento recordar y escribir mis reflexiones y al hacerlo se me figuran los atolondramientos, los pasmos, de un soñador sin solución: "La belleza, el futuro, las metas, "los unicornios", etc.... Al final, todo lo que imaginas, todo, está al otro lado de un tabique, de un imaginario muro que hemos de atravesar.
Un tabique ficticio que en realidad emerge el día que nosotros nacemos, y nos acompaña para siempre.
Durante nuestra vida, se van presentando estos muros que nos parecen infranqueables en forma de enfermedad, desafío, amenaza inesperada o pretendido reto : Apostados frente a ellos, miramos hacia arriba; miramos hacia abajo; a un lado, al otro, y al final... terminamos mirándonos nuestro propio ombligo.
Aún así, creo que en alguna etapa de la vida, "SI" es necesario mirarse un poco al ombligo para poder comprender nuestra propia naturaleza. Si entendemos mirarse al ombligo, por mirar dentro de uno mismo para analizarse, y para posteriormente salir y poder alcanzar lo que hay detrás de ese tabique que queremos atravesar. Sabiendo, siendo conscientes, que una vez atravesado, al otro lado siempre habrá un nuevo muro que traspasar.
Ya sea en lo deportivo o incluso en lo personal, algunos muros asoman con puerta; incluso algunas veces estas están abiertas (que facil); pero otras, la mayoria se encuentran cerradas. "Si una puerta se cierra, o si no se abre, abre una ventana"
Los que no levantan nunca la vista de sí mismos, los que no dejan de mirarse nunca el ombligo, acaban o acabamos confundiendo la sabiduría con la egolatría, y la independencia con la obsesión. Gran error.
Hay que aprender a pararnos, a pensar. Aprender a usar ese imaginario tabique como un desafío a someter, y no como el problema a zanjar.
Incluso siempre hay que pensar que si alcanzo mis metas, NO soy superior al que no lo hace "todavía". Si consigo esto, si lo conseguimos, entenderemos que nadie puede dar lo que no tiene, y que sólo la búsqueda, el futuro, nos llevará a dejar de mirar nuestro propio ombligo y reinventarnos como personas, como amigos, o como deportistas. "No siempre lo que tenemos en frente es todo lo que nos queda por andar" .
Con los años, "mirándome el ombligo", he aprendido cosas buenas y malas de mi mismo; pero al levantar la vista, ha aprendido mucho más de los demás. Y la mayoría de los que he aprendido, por no decir todos, no son personas "iluminadas", ni grandes filósofos o intelectuales. Son como yo; personas normales.
Pienso que una gran filosofía en la vida, es desarrollar la capacidad de aprender de esas personas normales que "aparentemente" no tiene nada que enseñar. Todas esas que sin decirte nada, te lo dicen todo; te hablan de humildad".
Me queda tanto por aprender, por hacer, por correr, por someter...
El domingo llegue a casa con una enorme sonrisa que me duró todo el día.
Tan solo tres semanas parado y como echaba de menos correr, cavilar mientras lo hago, y a continuación sonreír. La sonrisa es una alteración que no hace daño al alma, sino todo lo contrario, la enaltece.
A veces cuesta muchísimo derribar ese tabique y lanzarte por un sueño, seguimos siendo demasiado acomplejados y miedosos por lo que dirán los demás. Gran entrada Javi Un abrazo
ResponderEliminarTienes poder sobre ti mismo, poder para vivir tus sueños, poder de crear satisfacción en tu vida, poder de enfrentar a todos los obstáculos.
EliminarTabiques, muros, puertas, cruces...Ni más ni menos eso es la vida. Conocerse a uno mismo ayuda a que el siguiente obstáculo sea más fácil de franquear. Aprender de los demás es más difícil. Si sabes cómo hacerlo "chapeau".
ResponderEliminarUn saludo.
Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. En ese sentido, aprendo de él.
Eliminar(Ralph Waldo Emerson.)
Por lo demás, asi es, es una simple descripción de la vida. Gracias Fernando.
Casi me da corte ponerte siempre lo mismo, pero genial Javier. Sigue escribiendo
ResponderEliminarGracias como siempre Angel
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