sábado, 24 de agosto de 2013

ANHELOS



Me reitero. Soñar está bien y todos necesitamos hacerlo; y la posibilidad de realizar esos sueños es lo que hace que la vida sea fascinante.
Un buen paradigma es aprovechar esos momentos de inevitable fantasía o sueño, y transformarlos, o por lo menos intentarlo, en un objetivo alcanzable. Al fin y al cabo, estas fantasías no dejan de ser deseos, esperanzas que manifiestan tu propia naturaleza que clama por revelarse, y muchos se pueden alcanzar si se planean de una forma adecuada y se persevera con una pasión sincera. Doy fe.
El pasado martes, aparte de pasarlo fenomenal y realizar en Agosto el barranco del Mascún (con agua), cooperé a cumplir, con todo lo que ello conlleva, a realizar el sueño de uno de mis mejores amigos (lo somos desde los ¿3 años?) de descender este barranco, pues su madre es de Rodellar, y desde niño ha mamado este territorio, y siempre había deseado hacerlo. Porque el obsequio más grande que podemos hacer a otros no es compartir con ellos nuestro júbilo, sino hacerles descubrir el suyo. ¡Un día fantástico!.
Ahora, enormemente ilusionado pues solo faltan nueve días para poner rumbo a Tanzania para intentar  ascender el Kilimanjaro a la cabeza de once personas.
La ilusión la tenemos todos, y sé que lo demás vendrá por añadidura y dependerá de cosas tan huidizas como el destino o la suerte.
En definitiva, como siempre señalo, el Kilimanjaro será un pequeño paso más para lo que esté por venir hasta que mi vida concluya. Un premeditado y anhelado paso feliz. Y suceda lo que suceda a todos nos servirá igualmente para crecer y seguir adelante con ilusión.
Como intenté trasmitirles al grupo en la reunión que tuvimos esta semana, “es más valiente quien conquista sus sueños que quien conquista a sus enemigos, porque el triunfo más duro es el triunfo sobre uno mismo”.
Mañana tenemos salida al lago de Cregüeña (Benasque) con varios componentes de la expedición, y durante esta última semana, pretendo seguir mi privilegiada preparación en los barrancos que tanto quiero. No queda nada.





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