Poco
más de veinte días me separan del anhelado periplo en el Kilimanjaro, y salvo
suplementos para la adaptación del grupo (de doce o catorce personas) que
sucederán en una cena de confraternización, y una excursión en el Pirineo, y
preparar mi material individual, en el ámbito personal estoy totalmente
dispuesto.
Mi
preparación física ahora pasa por seguir corriendo por el monte... como
siempre.
Aún
tengo algo de sobrecarga en la cadera, pero sin forzar, esto no me impide hacer
unos 50 km semanales, completados con mis escapadas a los barrancos de Guara,
donde hallo el mejor gimnasio del mundo: carrera, trepes, destrepes, gateos,
flanqueos, equilibrios, oposiciones, natación, cargas, saltos, contrastes frío
calor, etc...
Esta
semana tres salidas de 15, 15 y 20 km, y los Oscuros del Balcés:
Oscuros del Balcés,
es un hermoso y acuático tramo de barranco en el río Isuala, cuyo acceso está
en la carretera HU- 341, por la pista del Barranco Fondo, antes de llegar a las
Almunias de Rodellar.
El sábado me proyecté
un anhelado madrugón, amparado en la idea de disfrutar de posiblemente mi
actividad favorita, hacer fotos, y como digo, de entrenar.
Ya que mi único
lastre era la mochila con el neopreno y el bote estanco, la aproximación de
unos 45 minutos andando, la realicé trotando. Al ir solo, y dominar lo
suficientemente bien un recorrido que llevo haciendo mas de veinte años, lo
realicé sin arnés ni cuerda, y así me ahorraba el peso extra.
Los Oscuros por estas
fechas, es uno de los barrancos mas practicados de la sierra, por lo que, (como
en todos), madrugar le da un plus de particularidad, condición excepcional del
entorno, y un ambiente exclusivo que yo siempre busco.
Se trata de un
barranco acuático y divertido, pero asimismo, como todos, hay que valorar muy
bien el recorrido y el caudal, y si no lo conoces, ir con guía o gente
experimentada que te secunden.
Tras la rápida
aproximación, de unos veinte minutos, a las ocho y media de la mañana, ya me
hallaba inmerso en sus maravillosos laberintos de rocas y río.
El barranco suma dos
rápeles, que como digo si eres conocedor del recorrido y hábil con las técnicas
de progresión, puedes evitar (yo solo lo hago si voy solo, si acompaño a
alguien, por seguridad siempre utilizo cuerdas).
Porque el primer
rápel es eludible por un aledaño destrepe de rocas, y el segundo, hay que
cursarlo bien, pues para dejarse caer (no saltar) si lleva mucho caudal, el
rebufo de su cascada puede ser muy peligroso, y si te obligas con un salto para
evitarlo, has de alcanzar el sitio exacto para hacerlo, pues hay una gran roca
bajo el agua donde muchos se han accidentado.
Lo
extraordinario de este barranco, se encuentra entre ambos rápeles; Allí has de
atravesar una oscura y acanalada cueva, cuya desembocadura da a un pasadizo
entre dos espectaculares y ceñidas paredes de matizados reflejos y asombroso
ambiente. ¡Genial!.
Como
comprenderéis, no es lo mismo si transitas por aquí tres horas mas tarde y lo
cruzas con veinte o treinta personas mas, bramando y vociferando por diversión,
frío, sobresalto, embriaguez o contento...
Yo no
vi a nadie, y desde que partí del coche hasta que regresé a él, fueron tres
horas de placentero entrenamiento para el cuerpo, pero sobre todo para el
instinto, la percepción y el espíritu, en una armonía deferente entre el
barranco y yo.
Como
siempre apunto, los barrancos de Guara me hace percibir, captar, sentir y
deleitar, de una manera muy difícil de resumir.
Estoy
deseando que llegue el próximo.
Al final me vas a convencer para hacer un barranco en tu tierra. Me gusta mucho tú blog
ResponderEliminarGracias Ingrid. Pues son de las cosas que quien prueba repite. Te gustará.
EliminarQue envidieta todo Javi, Él Kili y los barrancos . Seguro que lo vais a pasar genial!!
ResponderEliminarYo tambien estoy seguro. Que ganas!! gracias Angél
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