lunes, 5 de agosto de 2013

VERSUS VERO

Cada año sin excepción regreso, y pienso, mas aún, estoy convencido, que existe una profunda influencia o empeño interior que me lleva a buscar la energía en este lugar, en una especie de propósito secreto.
En ocasiones en mi vida, establezco un lazo afectivo y especial con un lugar concreto. Se convierte en mi lugar.
Son lugares mudos, pero que te expresan algo particular. Lugares donde se esfuman mis problemas si los tengo, y huyen mis contrariedades.
Sitios que se grabaron en mi corazón, y que mi corazón no  olvida jamás, porque la memoria no calla y siempre los recuerda.
Mi idilio con el cañón del río Vero comenzó hace muuuuchos años. Desde entonces, lo he descendido todos los años de mi vida. Algunos años una, y otros mas de treinta: En solitario o guiando, corriendo, lloviendo o con tormenta (accidental), crecido, desaguado, de día, por la noche, hacia arriba o hacia abajo...
Desde la primera vez con amigos cercanos, he guiado por su asombroso cauce, a cientos de personas. El mas mayor de 73 años y el menor no se si 5 o 6 años.
Año tras año acostumbrado a nuestro deseado y jubiloso encuentro, en un compromiso que espero seguir manteniendo hasta mi final.
En sus aguas, siento respeto, fervor y humildad, pero me descubro tan enérgico y resuelto como animal salvaje.
Creo que es mi lugar favorito y siempre lo será.

 
 







2 comentarios:

  1. Yo fuy uno de los que guiaste por su cauce, y jamás lo olvidaré. El rio contagia toda esa energia que dices, pero tu tambien. Un abrazo desde Zaragoza.

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  2. Muchas gracias Ignacio. la mayoria de las veces, no soy ni yo ni el rio, es la aptitud y disposición del que lo desciende. Un saludo

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