lunes, 30 de septiembre de 2013

KILIMANJARO 2

La noche se ha sucedido bien, y al despertar, mi inquietud es saber si todo el mundo está bien y ha descansado; exceptuando claro, las lógicas y razonables bregas del primer día durmiendo soldados al suelo con exiguas esterillas. 

No todos los días  dormimos en tiendas de campaña a 3000m, y eso también exige disposición...

Todos se encuentran bien, y con muchos deseos de continuar.

Los ayudantes de cocina Frank y Elois, nos han traído unas pequeña palanganas con agua caliente a la puerta de cada tienda para que podamos asearnos. Servicio de habitaciones en tiendas de campaña (que mas se puede pedir). Fran es un muchacho dispuesto, sonriente y vivaz, que aparenta tener unos veinte años, chapurrea un poco el castellano y evidentemente, este es su primer paso hacia un porvenir como guía; muy por el contrario de Elois, que es mucho mayor (aparenta unos cincuenta y pico), tiene cara de bonachón, y un gesto de sumisión que a mí por lo menos me incomoda un poco. Casi figura hacer reverencias, y te sortea la mirada con la cabeza fijando la suya en el suelo. Miki por su mutismo, sigilo y cautela lo apodó “el ninja”, pero al poco terminamos todos llamándolo cariñosamente “mudito”.

Miramos para arriba y ¡¡Que espectáculo se contempla!!

Al amanecer, asoma el Kilimanjaro en todo su esplendor guarnecido de su absoluta desnudez, su extremo legado y su misteriosa belleza. Aristas de nieve con corvas negras de piedra volcánica, solo pueden obrar complacencia en quien accede hasta aquí y puede contemplarlo. Con esta visión y pletóricos de orgullo, voluntad y perspicacia como todavía estamos, ¿de qué no seríamos capaces? .

Siempre que contemplo algo así me siento tan diminuto, y a la vez tan excepcional. Si, apenas representamos una hebra en un inmenso tapiz; una pequeña hoja flotando en mitad del océano; pero no debemos menospreciarnos, y nunca debemos perder de vista la incalculable riqueza, fuerza, magnificencia y ansia de libertad de un escueto hombre, sin  artificios, solo o en grupo, frente a tamaña naturaleza y todas sus peculiaridades.

Me pregunto, ¿Existe algo más sincero que esta necesidad humana de descubrir el mundo?.


Cuando somos niños, trepamos a los árboles y a las tapias por simple placer y divertimento; para descubrir, para ver desde más alto y más lejos ¿Porque no conservar ese instinto y elevarnos al cielo combinando pasión y compromiso?. 

Una de las premisas que desde el principio intenté transmitir igualmente al grupo, fue que quien viniera dispuesto a padecer, solo por y para hacerse una foto en la cumbre, se equivocaba de viaje. Que había que gozar cada segundo como único e irrepetible que era, y la cumbre, si llegaba, pues genial, pero tan solo establecía el final de un codiciado viaje. Que en ningún momento tuvieran miedo al fracaso, porque el poder estar aquí, ya era el triunfo.

No me he equivocado; por lo que voy descubriendo,   aquí han venido once amigos con el ansia de sentir el placer de su propia vida y  controlar su propia existencia.  Todos están maravillados viendo este precioso amanecer y eso los delata ;).

Objetivamente creo que entre hoy y mañana comienza el verdadero desafío; Y así hay que encarar el recorrido, paso a paso, etapa por etapa, sin rendirse, y repito, complaciéndose de cada instante durante esta fantástica travesía.


Nos agrupamos amigablemente en la sobria carpa comedor para desayunar, sentados en sillas de camping “con respaldo” (lo especifico, porque me acuerdo la incomodidad de otras expediciones al no llevarlo). Menú: tortilla francesa, salchichas frankfurt con gusto mas bien empalagoso y poco sugestivo, y “porridge”, una  papilla insípida de avena cocida con leche, reminiscencia inglesa que también dan en las expediciones en Asia.

Otra rutina a la que hay que habituarse, es rellenar las cantimploras, sin olvidarse nunca incorporar al agua pastillas potabilizadotas para lapidar todo tipo de gérmenes, y añadirles algún tipo de aporte isotónico para proporcionar sales al organismo.

Preparamos los petates o mochilas grandes que portearan nuestros acompañantes tanzanos con el grueso del material particular, e igualmente la de ataque que llevaremos nosotros durante el recorrido con algo de abrigo, comida ligera y la cantimplora, y  nos disponemos para partir.


Hoy, el ritmo de la caminata y la hidratación, serán fundamentales para aclimatar, así que durante el desayuno, les insisto de nuevo: “Por muy bien que os encontréis, no aceleréis el ritmo ni os pongáis eufóricos,”. “Tenemos todo el día por delante”. “Hidrataros continuamente aunque no tengáis sed; porque si tuvierais sed, ya sería tarde”.

Aunque aún  no lo notemos, nuestro organismo ha comenzado a amotinarse por dentro, forcejeando para adaptarse a la falla de oxigeno que se acrecentará a diario los próximos días: A 4000m, solo hay un 64% del oxigeno que encontramos a nivel del mar, a 5000m un 55%, y a 6000, que es casi la altura que alcanzaremos, un 49%... ¡tela!

En cabeza del grupo se sitúa Agustín. Agustín es el guía jefe. Yo pensaba que el guía titular era Gregorio, pero no, ayer durante el papeleo, y después mientras la marcha, advertimos que el titular a cargo de la expedición es Agustín.

Agustín es igual de alto que Gregorio, pero físicamente más robusto; Es taciturno y de gesto más circunspecto y cabal. Camina de manera pausada y marca tanto el paso, que parece que estuviera formando parte de una procesión. Se embute bajo un gorro de lona tipo safari, con las manos alojadas en sus bolsillos, y por su semblante parece separar su compromiso y cometido de su entusiasmo; por lo tanto, se le nota más experimentado y seguro de sí mismo que el resto, y parece eludir la cortesía gratuita que impera para despertar el ánimo el último día de una buena  propina.


De momento ayer me gustó su ritmo y sus calculadas pausas, así que sin ningún pero, lo dejo ejercer en cabeza y yo me coloco detrás junto a Gregorio. Caminábamos sin prisa y alborozados, aunque el grupo poco a poco se va dividiendo en dos; los que siguen tranquilamente a Agustín, y metros mas atrás, me coloco yo para marcar un ritmo un poquito mas pausado con Carmen, Luisa, Mª José, Marisa, Miki y Rosana. 

Pepe, con un poco, desde mi punto de vista, excesivo ímpetu, se descuelga de uno a otro grupo haciendo fotos de manera esmerada. Si no tiene precaución a esta altura, puede pagar estos sobre esfuerzos e impulsos gratuitos...

El camino sigue nutrido de exuberante bosque,  pero poco a poco, conforme ascendemos, cada vez está mas revocado por rocas volcánicas de áspera y rendida lava, y un polvo fino y seco que parece harina parda, y te invade el gaznate y la nariz. Conforme pasan las horas la espesura va menguando su altura, y entre los peñascos  aparecen las primeras  Lobelias en su condición de pequeño arbusto, y algunas ya desarrolladas como un efusivo y exótico árbol que parece sacado de un pasado remoto.

Por detrás nos alcanza otro de los guías, Abdul.

Abdul desde el primer día es la jarana, y siempre va mancomunado con el contento y la gesticulación. Lo imagino al emerger del vientre de su madre, ya desternillándose de risa. Aparenta veintitantos años, y por su forma de andar, siempre con un aparente cojeo rítmico musical de rapero explícito, capta inmediatamente el interés y la sonrisa de quien lo mira, replicando a ella con otra que deja ver sus nacarados dientes. Además, como no, para conquistarnos, y/o sugestionarnos (es listo el tío), va ataviado con la camiseta oficial de la selección española de fútbol y con un amplio manoteo nos exclama voceando:- “¡¡Grande amiccoooossssss!! ¡¡Sssspaañññaaa!!”...  


Las horas caminando pasan conformes poco a poco (“pole pole”), cometiendo breves paradas donde nos reagrupamos, compartimos consideraciones, bromas, algún tentempié, (frutos secos o gominolas), que traíamos de casa, y nos rehidratamos, aunque algunos aun duden de la eficacia de este procedimiento que les hace orinar continuamente. “Eso es señal de buena aclimatación”, les redundo machaconamente.. 

Hoy mientras marchamos, entre risas le explico a Gregorio, que Javier Ardanui (que es una gran persona, y un deportista excepcional, pero muy muy tímido) es un famoso cantante de jotas Aragonesas, o que Pepe, es un afamado torero jubilado; precisándole ante su cara de estupefacción que es un torero, pues no tenía ni idea. - “Eso es muy peligroso”, subraya Gregorio.

La animación y el buen ambiente, es parte básica de la labor psicológica, para fraguar un “mas” ameno ascenso si cabe, pero sobre todo para favorecer el vínculo de todo el grupo.

La escasa vegetación  que nos conducía hasta  hace  poco, se ha  desvanecido  dando paso  a un paisaje semidesértico, yermo y abrupto. 
Caminamos por un terreno árido , que podría pertenecer a la superficie de cualquier desierto planeta, y al poco llegamos a nuestro destino: SHIRA HUT CAMP SITE. Refugio Shira (3.850 m.), donde como ayer, nuestro campamento en medio de otros muchos que ascienden esta misma ruta, ya está instalado. 
Alguno del grupo ha comenzado a notar algún ligero dolor de cabeza, así que les insto para que tras comer tomen algún paracetamol y descansen. Esto es normal, y se les pasará. Se suma, cansancio, aclimatación y falta de oxigeno. Además, como siempre puntualizo con una frase lapidaria, frase que a partir de hoy será una máxima: “Si quieres ver el arco iris, tendrás que resistir la lluvia”.


Después de comer, algunos se quedaran descansando para recuperar estos ligeros síntomas, y con los que se encuentren bien, damos un pequeño paseo para subir un poquito más de desnivel.

Este paisaje inhóspito, es igualmente idílico y la luz del atardecer hace que casi languidezca la conversación, y gracias a lo que nos ofrecen nuestros ojos  entramos en un sensible estado de ensueño. 
A las siete, nos sitia una  hermosa noche en la que podemos distinguir la cruz del sur, y una vía Láctea tan aquilatada, que parece un formidable brochazo de estrellas.

Cenamos de nuevo animosos, reforzando la buena cena con algún sobre extra de jamón,  y nos disponemos a descansar preparándonos para lo mejor...al día siguiente subimos hasta 4800mts, y la incertidumbre es mucha..... 
Personalmente, pienso que es un día clave: Shira Hut - Barranco Hut (13 kilómetros; de 3.850 a 3.950 metros, pero pasando por Lava Tower, y esos 4.800 metros. Esta etapa, y el realizar los campamentos en tiendas y no en refugios (tema que le da mas legitimidad), fueron los motivos por los que escogí esta ruta de ascenso. Me parece una jornada clave para la aclimatación.

Hoy ha sido otro buen día, y no observo en nadie ningún indicio o síntoma, mas allá de los corrientes, que pudiera predecir el fracaso de su aclimatación.

Los hombres pagan sus grandezas con muchas pequeñeces, y sus victorias con muchas derrotas.



Cansado me rendí a los placeres del sueño.

2 comentarios:

  1. Joder!!! Esto es peor que las series de tv. Termina el capitulo y te quedas con la miel en los labios esperando él siguiente. Muy buenos como siempre Javi. Envidia cochina

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  2. Estoy como Angel B , me falta oxigeno esperando el resto. Saludos.

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