
No me acordaba.
La releí con curiosidad, y me gustaron mucho
sus sugestivas e interesantes preguntas.
No es que me hayan hecho miles de
entrevistas, pero a lo largo de los años llevo unas cuantas. Y esta es una de
las mejores.
A dia de hoy, seguiría afirmando
prácticamente lo mismo que contesté entonces:
¿Qué mueve a un ser humano a batirse
constantemente frente a la adversidad?
Me han hecho muchas veces esta pregunta, y no
sé bien que nos mueve.
Imagino que buscarle un sentido a la vida; a
cada paso que damos en ella. Después, interpretamos la vida de acuerdo a los
parámetros que atesoramos en ese camino.
Es pasión. Se siente y en cierta manera se
desafía.
¿La vida es una aventura, o hay que tomarse
la vida como una aventura?
Creo que la vida en si misma es una aventura
apasionante, y además es provechoso tomársela como tal.
Cada día nos enfrentamos a problemas y retos
inesperados, los cuales debemos sobrellevar aferrándonos a su solución.
La felicidad y la vida van de la mano, y son
o deberían ser el trayecto y no el destino.
En qué momento de su trayectoria llegó a la
conclusión de que “Uno es lo que cree que es”
Tarde; muy tarde. Al principio, la juventud,
que va hermanada con la ambición, el egocentrismo, y el creer que lo sabes
todo, te alientan aunque no seas consciente de ello; posteriormente por suerte,
y aunque sea a golpes, maduras un poco, o al menos te lo parece. Y solo entonces eres realmente consciente de
que cada cual, a través de obstáculos que la vida te pone, escoge su propio destino.
Cuándo decide iniciar una de sus aventuras,
¿en qué se basa para elegirlas?
Pese a lo que pueda parecer, la mayoría de
las veces han sido ellas las que me han
elegido a mí.
Eso sí, estaba totalmente dispuesto a toparme
con ellas.
Soy curioso, apasionado e impulsivo por
naturaleza. Y cuándo eres de esta manera es fácil. Donde unos se preguntan ¿Por
qué?, tú te preguntas ¿Y por qué no?.
Surge un proyecto, y eso...¿Por qué no?
¿Ha encontrado en ellas lo que buscaba?
He encontrado cachitos, fragmentos de lo que
buscaba. Lo mas extraño, y aunque suene trivial es así, al final del recorrido
te das cuenta que en todas y cada una de las vivencias simplemente te buscabas
a ti mismo.
¿Qué expedición recuerda con más gozo?
Es difícil escoger. Todas y cada una de las
experiencias me han aportado cosas muy significativas a mi vida; Unas me han
hecho instruirme y aprender, todas madurar para las siguientes, a la par que
algo tan importante como el forjar grandes amistades.
Pero si tengo que escoger, fue el día que me
di la vuelta a 8.100m de altura en el Cho Oyu
al notarme desfallecer repentinamente en el plató de cima, a tan solo
trescientos metros del punto mas alto por una ulcera estomacal que comenzó a
sangrar sin yo saberlo.
Ese día salvé mi propia vida, y me demostré a
mí mismo y a los demás, que era verdad eso que muchas veces predicamos, de que
“jamás antepondrías una cima, un éxito, a mi seguridad, a mi vida”.
A la postre, no cambiaria lo que me pasó, por
haber realizado tan fácilmente la cumbre. No hubiera aprendido nada.
¿Y con más tristeza?
Con mucha tristeza y nostalgia siempre
recuerdas a los amigos que dejaste por el camino.
¿Qué es el miedo para usted?
Para mi el miedo es una emoción penetrante y
punzante que es avivada por la proximidad de un peligro; algunas veces real, y
la mayoría de las veces no.
Todas nuestras situaciones ante la vida están
condicionadas en gran medida por esos miedos que brotan de nuestro interior, y
quizás el gran estímulo, lo que engancha, es vencerlos.
¿En qué momentos concretos de la vida ha
tenido verdadero “miedo”?
Pese a lo que pueda parecer, no ha sido nunca
en momentos de aventuras deportivas, sino como cualquier persona, en momentos
cotidianos y por desgracia frecuentes para todos: Enfermedades, perdidas, frustraciones,
reveses, etc, etc....
¿A quién se siente usted muy unido?
Como personas físicas a mi mujer, a mi madre,
y a mi hija; como unión quimérica, a mi territorio, al Pirineo, a la sierra de
Guara, al río Vero.
¿Reza?
Mucho. Siempre cuando estoy por el monte a
solas.
Es como un supersticioso reflejo.
Algunas veces tarareas una canción y otras
rezas. Me educaron en la religión católica, y utilizo ese recurso para apelar
a... no sé bien... ¿Quizás a la buena suerte?
¿En qué etapa de su vida se encuentra?
En una que me tiene muy enajenado, ilusionado
y con mas temor que nunca. La de padre.
Una tarea en la que cada dia tengo la
sugestiva sensación de no tener ni idea; que cada dia estoy empezando y
aprendiendo.
Imagino que como debe ser.
¿Qué le falta por hacer?
¡Uufff!. Muchísimas cosas; algunas las sé ya,
y otras surgirán seguro por el camino. Simplemente aspiro a siempre tener
muchas cosas pendientes por hacer, y jamás decir: “No me queda nada por hacer”
¿Cree que ha dejado huella en el mundo deportivo?
No tengo ni idea.
De manera manifiesta, no soy yo quien debe
juzgarlo. De manera determinada, me gusta imaginar que a alguien sí.
En algunos casos cercanos sé que si, porque
el haber iniciado como monitor a mucha gente en escalar o descender barrancos,
o como mentor en correr, lo ha facilitado, y así me lo han indicado.
Pero me gusta creer, que el que yo haya hecho
una serie de empresas deportivas “digamos originales”, ha animado o
influenciado a gente que no conozco de nada para lanzarse o proponerse también
ese. “¿Y por qué no?”; O ese simple: “Si lo ha hecho este “mindundi”, yo
también podría hacerlo”.
Nadie es mas que nadie, simplemente algunos
son o somos mas precipitados.
Yo también tuve y tengo mis sugestiones.
Curiosamente no soy nada mitómano y
siempre ha sido de gente cercana. Aún hoy.
Si dejamos a un lado rivalidades y envidias mas allá de las sanas,
es muy fácil contagiarse de las ilusiones de los demás.
Me gusta.
ResponderEliminarGracias Paco!!
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