jueves, 28 de abril de 2016

Medio Rock&Roll en Madrid.

Hacia tiempo que no corría una carrera solo. No, no es que no corra casi todas solo y a mi ritmo. No me refiero a eso.
Cuando subrayo solo, quiero decir sin ningún amigo ni conocido alrededor con quien verte, charlar, hacerte una foto previa, o calentar.
Estaban Rosana y mi cuñado Juan David, que como concienzudo cuarentañero que hoy en dia se precie, debutaba con mas peña de su trabajo, pero participaban en el 10k, y salían media hora antes.
Así que a primera hora, estaba dispuesto en la línea de salida “solo”, junto a casi treinta mil corredores más. Doce mil en la media maratón en la que yo participaba.
A priori tenía buenas sensaciones, y lo más importante, deseos de correr.
Y eso siempre se manifiesta inconscientemente en carrera, en tu regularidad y actitud.
El pasado año la corrí, pero acompañando en su segunda media maratón a Rosana, así que me recreé de forma diferente del ambientado recorrido.
Una media maratón tunante y pícara.
Acaso manifiesto reflejo de los personajes que deambularon por estas calles e inspiraron a Quevedo en el siglo de oro.
Por ello es seductora pero embustera.
Seductora por el extraordinario contexto, la perfecta organización y el embriagador ambiente y escenario.
Embustera, por los casi siete kilómetros de inicio, que aunque no lo aparentan, parten sin descanso para arriba, y hay que gestionarlos muy bien.
Para que más tarde, a partir del kilómetro siete, puedas emerger como Leonardo Dicaprio en el Renacido tras el ataque del Oso, (aquí con el madroño y todo), e intentar resurgir de la pequeña o gran tumba que tu mismo te has cavado, recobrar el aliento, y recuperar ritmo y sensaciones.
A partir de entonces, si recuperas, disfrutas del ambiente, de las calles y de los numerosos grupos de Rock apostados por el recorrido.
En el kilómetro catorce, te separas del maratón para dirigirte hacia la meta del parque del Retiro.
Al final, algunos tramos un poquito rompe piernas te van banderilleando, para en el kilómetro diecinueve, sentirte como un toro de lidia cuando lo apuntillan, pero en forma de pronunciada cuesta.
De esta no consigues recuperar el resuello hasta casi el kilómetro 21... si lo consigues. Mucha gente la supera abiertamente caminando.
Pero en resumen, una buena media maratón con un gran gran ambiente.
El resto, la carrera, dependerá de tu estado de forma, y lo que tu mismo quieras arriesgar o no.
La terminé en (1h 25m 18s). Lo sorprendente, y que manifiesta la severidad del recorrido, es que con este tiempo obtuve el puesto 95 de 10.000 llegados y el 10º de 5000 de mi categoría...
Complacido, pues mis entrenamientos actualmente son domésticos, conformes, divertidos, y afines. Nada específicos ni forzados.
No tengo ningún propósito concreto, y están siempre sentenciados a la improvisación.
Así que seguir realizando aproximadamente los mismos cronos desde hace mas de veinte años cuando participé en mi primera media maratón, me produce una gran satisfacción personal.
Los años se suceden (este cumpliré 49), y ahora mi objetivo fundamental pasa por sentirme igual de enérgico que el año anterior.
Seguidamente, el hallarme en buena forma física para llevar a cabo mis habituales acciones en montaña o barrancos, o bien si decido correr alguna esporádica carrera, en la  que por encima de todo me complazca “participar”.
Con todo ello, llegar en buen estado de forma al viaje anual que acompaño, (esta vez al Himalaya Indio), para poder replicar cualquier contingencia y ser de máxima ayuda a mis acompañantes.
Después de varios años entrenando duro para las metas que me había marcado, ahora disfruto de los entrenamientos.
¡Miento!. Siempre he disfrutado de ellos. Simplemente ahora son mas... ¿circunspectos?.
Ahora solo le temo a lo que está por venir, que no al futuro...
Pero siempre hay algo que domina ese miedo, y sin duda lo somete. Es esa ilusión que lo compensa todo. Esa complaciente sensación de seguir creciendo.
Nunca he sido de marcas ni medallas; pero si he sido y todavía soy, gracias a Díos, de retos, propósitos, empeños, y superación personal.
Aunque pueda parecer lo mismo, no lo es. Se trata de algo más implicado; Es un compromiso contigo mismo.
Entrenamiento, empeño, táctica y compromiso. Un ejercicio implacable de satisfacción personal, y un potente antidepresivo.

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