FRIO EXTREMO

Cuando las temperaturas bajan considerablemente todos tratamos de protegernos lo mejor posible. Pero el problema es mucho más complejo que ponerse un buen abrigo. Los hombres carecemos de las ventajas que las defensas naturales ofrecen a los animales para combatir el frío, así que debemos buscar medios inteligentes para aislarnos de él cuando obramos al aire libre. Los animales, se protegen del frío gracias a la grasa o el pelaje, procesos de hibernación o letargo. Nosotros no tenemos esa suerte, aunque a mas de uno le gustaría dormir durante todo el invierno: Tenemos grasa, pero no el tipo que nos aísla del frío, tampoco, por mucho que no nos depilemos, tenemos el pelaje que tenían nuestros antecesores (bueno algunos se acercan), y tristemente no tenemos ningún procedimiento interno que regule y ralentice nuestra actividad evitando que consumamos durante el invierno energía en exceso, y permitirnos sobrevivir aunque haga mucho frío evitando que nuestro cuerpo se congele. El refugio y la ropa son nuestros fieles aliados, y cuando nos movemos en una actividad al aire libre puede que la tengamos que construir o improvisar nosotros en forma de refugios o vivacs. Si baja mucho la temperatura y especialmente si hay mucho viento, “procurar quedarse a cubierto”. Si hay que salir (como es nuestro caso), protegerse siempre con gorro, cubrirse la cara y la boca, buenos guantes, una buena chaqueta de plumas y si es posible, varias capas de ropa no demasiado apretada. Tratar de mantenerte seco, pues la humedad enfría rápidamente el cuerpo. Cuando el cuerpo empieza a temblar, es un buen indicio de que comienza a enfriarse. El corazón trabaja más cuando tiene que proteger al cuerpo del frío, así si se tiene que hacer un trabajo duro... o “una carrera”, hacerlo con algo de calma, y protegerse bien con ropa adecuada a cada momento. Los dos principales problemas asociados con una exposición prolongada al frío intenso son la hipotermia y la congelación. Hipotermia: Ocurre cuando el cuerpo comienza a perder más calor que el que tiene la capacidad de producir. Después de un tiempo se agota la energía almacenada y empieza a bajar la temperatura del cuerpo. Una temperatura muy baja puede afectar el cerebro, esto le impide a la persona moverse o pensar adecuadamente. Así pues, podrías no darte cuenta del peligro. Contra esto conviene alimentarse e hidratarse muy bien. Congelación: provoca una perdida de sensibilidad y color en las áreas afectadas. Más frecuentemente afecta la nariz, las orejas, los mofletes, la barbilla y los dedos de manos y pies. La congelación puede causar daños permanentes al cuerpo. Si sientes dolor o tu piel se ve blanquecina o está adormecida, busca refugio inmediatamente y trata de recibir atención médica. Si no puede recibir atención médica, busca un lugar con calor y si tus pies están congelados, evita al máximo caminar o dar masaje a la parte afectada pues agravaría el daño. Sumergir el área afectada en agua tibia unos 20ºC (no caliente) con algo de antiséptico (Betadine) o calentarla con otra parte del cuerpo (por ejemplo, bajo la axila, entre las piernas.... o en la nuca.) No utilizar estufa, chimenea o un radiador para calentar una parte dañada porque ésta no tiene sensibilidad y podría complicar el problema con quemaduras. La hipotermia es una emergencia médica y la congelación debe ser analizada por un especialista. La mejor forma de evitar complicaciones, es estar bien preparado o por lo menos ser lo mas prudente posible. Guantes y ropa seca de reserva, buena alimentación e hidratación y evitar que el cuerpo se humedezca.