domingo, 2 de octubre de 2011

REFLEXIÓN, CORDURA Y ABSOLUCIÓN

Me marcho para Brasil muy ilusionado. Pero antes de partir, mi cuerpo me pide escribir estas líneas; líneas que he llevado en la cabeza durante todo el dilatado proceso de preparación de esta aventura que estoy apunto de afrontar.
Durante un tiempo, años, vivir es como una labor de exploración. Prueba y error. Exploración del mundo que te rodea, y de esas tus pasiones (cada cual las suyas) que te parecen extraordinarias y únicas. Lo que tu haces es lo conveniente, el resto se equivoca. Finalmente, te das cuenta que toda esa especie de búsqueda exterior, no conduce a otro lugar que a ti mismo, a tu juicio, tu conciencia. Prepararse para una gran prueba deportiva o una gran expedición de montaña es una labor que requiere una inmensa dedicación, e invertir importantes recursos para lograrlo. Requiere el sacrificio de dejar un lado otros hobbies (monte, escalar, esquiar, barranquear, ar, ar, ar...), y tiempo de tu familia, para salir a entrenar, bajo cualquier clima o circunstancia. Requiere mentalización, tesón y dedicación. Requiere disciplina para seguir esas previsiones, pero a la par, queriendo llevar una vida normal, que suele contener usualmente 8 o 10 horas diarias de trabajo (no somos profesionales, y sinceramente, tampoco me gustaría serlo). Por eso, implica exprimir al máximo tu tiempo libre y los fines de semana . Al final, terminas en un prólogo casi obsesivo y sin medida, reivindicando horas al sueño, pero sobre todo a los que te rodean. Y por mucho que nos repitamos consignas, o nos recordemos que lo estamos haciendo porque verdaderamente es lo que nos gusta, nos llena, nuestro motor en la vida y por propia satisfacción, la excesiva u obsesiva práctica nos conducirá si no nos damos cuenta a tiempo, a una especie de desorden, e incluso, aunque parezca contradictorio, a una sensación de frustración por el abandono de esas actividades cotidianas del día a día, solo para conseguir esa mejora física necesaria, esa marca, o esa determinada gesta, que comienza como un mero o determinado reto, y finalmente se convierte sigilosamente en una adictiva obsesión. La extravagante y a veces interesada o (egoísta) labor de intentar ser una persona normal, acometiendo propósitos excepcionales. Aunque mi andadura deportiva mas severa comenzó paulatinamente el año 94, llevo cuatro años donde consecutivamente he empalmado un proyecto deportivo tras otro: (Sables, Yukón, Báltico, y ahora la Selva). Proyectos que por exigentes me requerían muchísimas horas de entrenamiento durante muchos muchos meses. Muchos fines de semana y muchos festivos hipotecados a un solo fin; el mío. Y aunque en mi caso sé que me comprenden, me alientan y me secundan, hay que pararse y recapacitar. No debemos engañarnos ni ser egoístas; compaginar una intensa vida deportiva (no solo lúdica) y la familiar, con los durísimos horarios de entrenamientos que nos demanda y marcan el día a día, supone un esfuerzo grandísimo, y no solo para nosotros, también para los que nos rodean, para nuestra familia. Y ellos no eligen ese gravamen. Ellos lo soportan, dispensan, y en ocasiones padecen; es mas, ellos nos eligen a nosotros, y no nos pueden tener como deberían porque, “estamos entrenando”. Se supone que somos capaces de todo, y debemos serlo. Por eso mismo, en algún momento hemos de tomar conciencia de todo esto y del tiempo libre. Darle al Cesar lo que es del Cesar. Tomar conciencia que lo importante del deporte es eso, el deporte; no son los récords ni las hazañas. “Un viaje no es mejor por hacerlo mas lejos”. Ser conscientes de la satisfacción interior que sentimos, la reflexión, el gusto de lo sencillo y de tantas cosas relacionadas que hemos descubierto en el camino, y aplicarlo. Al final del recorrido, creo firmemente que las cosas realmente importantes de la vida se ocultan tras las cosas que en un principio nos parecen por cercanas intrascendentes, para que así no las distingamos con demasiada facilidad. Para que nos cueste. Por todo esto quería escribir estas líneas, como un modo de dar las gracias y pedir perdón en general, a todas esas mujeres, padres, madres, hijos o amigos que nos sufren, y particularmente a la mía, a mi familia, pero sobre todo a Rosana por su constante y consagrado apoyo incondicional, sus ánimos y su generosa paciencia. ¡Te quiero!. El otro día alguien me preguntó: - “¿Cuánto tiempo llevas entrenando para la jungla?”. Rosana, anticipándose y bromeando con una sonrisa respondió:- “¡Cuatro años...!” Cuatro años en los que no solo me ha ayudado, además me ha respaldado y alentado incondicionalmente. Me voy para la selva, pero habiendo descubierto tras muchos kilómetros recorridos lo primordial... Las ganas que tengo de escalar, correr, esquiar, barranquear y disfrutar de/con mi familia. Realmente que mas da como empiece o como termine tu vida, que mas da lo que suceda o lo que hagas en ella, mientras en algún momento de la misma te pares; halles o descubras lo verdaderamente importante, lo que te colma incondicionalmente. Eso que haga que vivirla merezca la pena. PD: Aunque parezca bucólico es verídico que: “Siempre que la vida me supera, miro al cielo. Su visión me hace sentir insignificante, pero al mismo tiempo, poco después...,especial”. Javi

6 comentarios:

  1. Gran post Javi. Ya hemos hablado en algunos entreno de todo eso y creo que esoy de acuerdo en todo. Tomo nota. Buen viaje.

    ResponderEliminar
  2. Gran reflexión, todo es un gran "paquete" y qué bueno es valorar cada "pieza".
    Pisa fuerte: tierra, hierba...
    Feliz aventura.

    ResponderEliminar
  3. Yo también me siento identificado tu reflexión. Es exactamente como lo planteas. Lo malo, es que por lo menos en mi caso no lo puedo evitar, mi familia me tiene que sufrir en un sin sentido de excesos y "aventuras" que como tu bien dices, al final nos llevan a encontrarnos con nosotros mismos.
    Que complicado es todo esto cuando se tiene familia y como en mi caso, niños.
    Estoy seguro que cuando vuelvas de la Jungla, cuando consumes tu nueva aventura, buscaras otra nueva.
    Ni se cuantas veces le he dicho a mi familia, esta es la ultima. Javi, aunque no te conozco en persona, me da que tu eres un aventurero insaciable, es lo que hay.

    ResponderEliminar
  4. No se como lo haces, pero siempre te superas. Me has hecho llorar. Te seguiremos. Muchisimo animo

    ResponderEliminar
  5. Javi: este articulo lo comparto al 100%, ahora solamente nos falta ponerlo en practica.
    MUCHA SUERTE DESDE BURGOS.

    ResponderEliminar