viernes, 6 de febrero de 2015

MONOLOGO



Hace tiempo que llevaba en mente escribir un monólogo sobre el running, inspirado en esos tan geniales del club de la comedia. Así que esta semana, humildemente y poquito a poquito lo he ido componiendo, sin más ánimo que  reírnos un poco de nosotros mismos. Espero que os guste:

INICIARSE EN EL RUNNIG MASCULINO :
El runnig está más de moda que hacerse selfies con cara de: -“Mirar gilipollas donde o con quien estoy y tú no”, o un montaje fotográfico con el pequeño Nicolas.
Incluso como la ciática, la perdida de orina, o la disfunción eréctil, el salir a hacer running, se ha convertido en un trastorno mas de la edad, estudiado por psicólogos, neurólogos y psiquiatras, para intentar encontrar una medicación.
Te hallas en la aprensiva mediana edad; ese momento en que le has dado vuelta a tu vida: Antes eras apático y patético; Ahora eres patético y apático... 
Y entonces, en muchos casos eso, coincidiendo exactamente con tus cuarenta y tirado en el sofá (que estás mas indefenso), te arremete un calentón mezcla de adolescencia tardía, coacción moral, e inspiradora primavera, que como el espíritu cabrón que ocupa a la niña del exorcista, te posee.
Y decides así sin anestesiar ni nada, que ya está bien de ese sedentarismo cultivado durante años a golpe birra, mando a distancia, y laxitud de barriga que invita a escarbar en tu ombligo en busca de pelusas.
Y brincas cual resorte del sofá, sufriendo tu primer calambre en un gemelo, pero aún así té sombreas la cara con rallas azules emulando a Mel Gibson en Braveheart, (aunque en realidad pareces un Avatar lloroso); y con la pata sobre una banqueta de la cocina, alzando tu puño exclamas: - “Hubo una vez un tiempo, en que había tiempo para perder el tiempo... ¡pero ya no! ”...
Te calzas unas zapatillas que tenias guardadas para ir a coger robellones (coartada para hacer una comilona con los amigotes), y sales a correr.
Primero a la chita callando y casi sonrojado; Pero al poco, alzas la cabeza y tu mirada, tan orgulloso como Fran de la Jungla tras revolver con las manos los excrementos de un elefante y comerse unas lombrices; embutes el abdomen como Ana Obregón en su posado veraniego, y no solo logras correr con aparente normalidad, sino que encima, a vista de los demás adelgazas, y a la tuya propia rejuveneces, y te vuelves guapísimo, aunque seas tan feo que cuando mueras te tengan que untar con nocilla para que te coman los gusanos. ¡Estás hecho un chavalín!.
Asimismo en pocos meses, si te preguntan por qué corres, sueltas un sempiterno rosario de argumentos, que van desde que es muy sano, que adelgaza, te disminuye el estrés, o que es bueno para tu corazón, hasta que te ayuda a mantener el equilibrio emocional y un profundo estado de conciencia sacramentado con tu hábitat, que te conduce a una experiencia casi mística…
¡Milagro! ...Veintitantos años de tapas, “ilusorios robellones” y cañas con tus amigotes, y jamás habías hablado como Valdano. 
Y te conviertes en todo un experto. De esos que explican algo tan sencillo como el correr  de una forma tan confusa, que te hacen pensar que la confusión es culpa tuya y no tienes ni idea.
Y te depilas hasta los entrecejos (por higiene, lastre y aerodinámica), y además te compras, y peor aún, te pones, unas mallas tan ceñidas que te marcan desde los dobladillos del escroto, hasta las escobillas del ojete; una camiseta rosa bengala que daña la vista, y una absurda tira en el pelo para que este no te moleste, aunque tengas menos pelo que los testículos de la rana Gustavo, o estés tan calvo que si caes de espaldas te golpeas la frente.
Asimismo, de las vulgares zapatillas para simular coger robellones, pasas a unas de marca, color fresa tornasol con cordones fucsias especiales de asfalto, específicas para pisada elegante con ligera probación a la derecha, y... ¡no eres marica! (con respeto a los que lo son); ¡Eres runner!.
Pareces un Petit Suisse andante... ¡Un Petit Suisse de Morcilla!. Porque aun yendo vestido de rosa moña, por dentro no pierdes tu identidad de cazador reproductor.  Es más, la refuerzas exagerando tu rusticidad...
Puesto que puedes escupir gargajos de color verdosos tan consistentes, que un perro al pisarlo, quede atrapado durante días agonizando en él; Puedes sonarte los mocos patrás, tapándote un agujero de la nariz, girando el cuello, y aventando el aire fuertemente por el otro orificio, arrojándolos como un aspersor ; flatulencia nasal sin pañuelo (eso si, aprendiendo la técnica, te has puesto perdido de mocos, pero ya te sale); Puedes rascarte los huevos, o colocártelos si se desalinean en las ajustadas mallas sobre la marcha, e incluso en un momento dado, puedes sacarte la chorra y mear al canto de un camino, que no pasa nada. ¡Eres runner!.
Inmediatamente, te tienes que dar de alta en Facebook, Google +, Twitter, Instagram, Pinterest, Vine, Snapchat y Social Media, porque si corres veinte kilómetros y no lo cuentas, o no lo has hecho, o eres más soso que una sopa de saliva.
Entonces, ya te sientes en la cresta de la ola. Incluso mientras corres ligas con poderío y gracejo, diciendo frases tan ingeniosas como: - “¡Guapa!”...”Si yo fuera Superman, te llevaría volando, pero como no lo soy..., ¡te jodes y vas trotando!”...
Y ¿que decir de esta asombrosa erudición que te llega por iluminación divina?: Espontáneamente, adquieres unos conocimientos médicos tan extraordinarios, que ya los quisiera el doctor House tras años de carrera, y ocho temporadas en antena. De no saber ponerte ni un termómetro, ni mucho menos leerlo, pasas a ser un erudito en medicina deportiva.
 Puedes mantener una conversación con cualquier otro corredor en la que aparecen términos como: fascitis plantar, patas de ganso, tendinitis crónicas, síndrome de espolón calcáneo,  bursitis, tuberosidad posterolateral del astrálago o tendinitis poplitea, y todo sin respirar... Y te conviertes en un pesado de esos, que cuando alguien le pregunta cómo está, va y contesta.
Y, “Vengo del medico (sirve físeo) ...¡No tiene ni puta idea!”, se convierte en una de las expresiones comunes de tu vocabulario…
En las calles y los caminos hay mas gente corriendo, que en el comedor de Harry Potther. Todo el mundo corre.
En Barbastro, hay una carretera desierta en la que hasta hace poco, haciendo dedo se manifestaba la famosa chica de la curva, para advertirte que frenaras; Pues bien. Ahora, está tan llena de gente corriendo, que la chica fantasma, ha montado un avituallamiento líquido...
Encontrar un camino solitario para montárselo con tu chica, es más difícil que rascarse el culo con los dedos de los pies, o limpiártelo con confetis.
Eso sí, ante todo tecnología, no sea que te pierdas: Te compras reloj con cronógrafo, pulsómetro, podómetro, acelerómetro, GPS, ABS,  alcoholímetro, mp4, termomix, mp3, desfibrilador, y unas láminas adhesivas con cables de que dan rampas en los músculos, convulsionan y dan gustito ;) … Porque necesitas varios satélites que triangulen tu posición para correr por tu barrio de toda la vida...
Después llegan los nervios para apuntarte a tu primera carrera, y durante unos meses te pones más tenso que los muslos de Beyoncé, hasta debutar en la san Silvestre ataviado con el gorro de Papa Noel de los chinos.
Pero, si los nervios previos a tu primer carrera son tremendos, cuando ya tienes experiencia aún es peor. ¿Que te provoca miedo, escalofríos y sudores?:
Imaginar que a mitad té entra un retortijón de tripas, suscitado por esa mixtura de geles, isostares, gominolas, barritas y plátano masticao...
Porque sabes, que tras el retorcijón, (que es como el ángel anunciador), llega el apretón o "irte patas pabajo"...
Y de repente, kilómetro diez, sientes como se estremecen tus intestinos, e inocentemente piensas,... - “con un buen cuesco solucionao”.
Y si llevas gente corriendo al lado, te distancias disimuladamente un poquito (haces la goma), o aprovechas el paso junto al grupo de Batukada, y …¡zaska!...
Averiguas que tu pedo no era todo lo incorpóreo que suponías, y palpándote la entrepierna con una mano que luego inspeccionas ocularmente e incluso hueles, empiezas a recapacitar porque harías caso a aquella chica, y te compraste estas mallas cortas de color blanco caucásico... 
Podías haber estado corriendo solo por el monte, o en una trail por un bosque, pero no, en la calle más bulliciosa de una gran ciudad, en medio de una media maratón rodeado de 20.000 corredores y otros tantos miles espectadores.
Y lloras por dentro, te afliges, e imploras apretando más el ojete que asistiendo al desfile del orgullo gay.
Pero la urgencia del momento te lleva a perder la poca dignidad que té quedaba, y soltar la argamasa entre dos coches aparcados en batería, ante la atenta mirada de una niña con trenzas con una piruleta en una mano y su abuelo jubilao en la otra que pasaban por allí... Y les pones ojitos y cara de...”En este humilde rincón hasta el mas hombre se baja el pantalón”...
Y después te deprimes...Toda la vida perdiendo... la virginidad, dinero, los nervios, el control, las carreras, y ahora hasta la compostura y la dignidad. Y todo por hacer running...
Encima si va y ganas, aparece la puta competitividad... Como si no tuvieras bastante en tu vida diaria... Y tu recién estrenada sabiduría y tu conciencia, te dice cosas como que en esta vida no te perdonan si dejas de ganar, pero te odian si ganas... y te deprimes aún mas mientras haces series por la carretera de un canal, sintiéndote más inútil que el timbre de un nicho.
¡Mierda de running!
¿Quién me mandaría moverme del sofá? . Mi plan era vivir eternamente, y hasta entonces lo estaba cumpliendo perfectamente.
Y no entiendes cómo, siendo tan listo de niño, de adulto eres tan tonto. ¿Será cosa de la educación?. 
Al final, vuelves al sofá, a los amigotes, a las birras... y de vez en cuando…, sales “a correr”...

8 comentarios:

  1. Esto se lo das a Ernesto Sevilla y lo peta!! jajaj

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  2. No se cuantas veces te he escrito ya a lo largo de los años que no dejas de sorprenderme. Me pareces un genio. Que lagrimones jjjajajajajajajajajaja

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    1. No es para tanto. Tu que me miras con buenos ojos Angel jajaja

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  3. Me ha gustado leerlo!!! Pero....¡¡¡me gustaría escucharlo!!!
    Muy bueno Javi!

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