martes, 17 de marzo de 2015

MARATÓN DE BARCELONA, O EL ESCÉPTICO Y EL TIPO DEL MAZO



Llevo muchísimos kilómetros  en mis piernas, y entrenando he cubierto muchas veces la distancia de una maratón.
Sin embargo, maratones oficiales tan solo he corrido  tres de cinco en las que me he inscrito: Mi debut, Barcelona 2008 (2h 52m); San Sebastián 2009 (retirado en el Km. 21 lesionado en el soleo); Nueva York 2013, (suspendida por el huracán Sandy); San Sebastián 2013 (2h 48m), y ahora esta de Barcelona 2015 (3h 1m).
¿Por qué tan pocos para alguien que lleva casi toda la vida corriendo?.
Fácil: Me gusta correr, pero no competir, ni repetir; y nunca corro (para mi mismo) nada peliagudo (un maratón lo es) que no me motive lo suficiente para prepararlo convenientemente, y poder disfrutar a tope tanto de su gestación, como finalmente de su conquista.
Pero... en este caso, reconozco que “no” me dejé llevar por las ganas, ni por la motivación, si no por la intrepidez, más bien “bizarría” de querer recuperarme cuanto antes de la operación del menisco, y me pareció una buena idea tener en perspectiva un maratón a “tres meses” vista. ¡Ole tus huevos! ¡Pringao!
Si lo hubiera razonado convenientemente, creo que no lo habría realizado. Empezaba a trotar por vez primera tras la operación y ya durante la rehabilitación, justo la semana del 20 de diciembre (4 Km. suaves), y llevaba sin correr desde la última semana de septiembre, que es cuando se rompió mi menisco.
Así que correr este pasado domingo una maratón “a ritmo”, cuando aún no se cumplían ni tres meses y medio del quirófano, a priori era una chifladura. Pero me pudo más la irracionalidad que la lógica a la hora de inscribirme.
Y si, como me propuse corrí el maratón. Y si me lo hubieran dicho en diciembre no lo hubiera creído.
No obstante, no ha dejado de ser una obcecación de esas que tenemos los Aragoneses cuando ponemos brazos en jarras, se nos abultan las venas del cuello, y nos apasionamos con una armoniosa jota...
Pero...los que no sabemos cantar jotas, pues en esa postura nos invade eso de.. -“¿A que no hay cojones de...?”.
Pues si hubo, aunque los llevé apurados un buen rato en el gollete del pescuezo.
Incluso cuando me preguntaban:  - “¿qué tiempo harás?”, Sin reserva alguna respondía:- “Entre 2h 55m y 3h 5m”... como si no hubiera pasado por ningún contratiempo... ¡Chalaooo!... Pero este, como otros que practico, es deporte de locos ¿no?
Al final: 3h 1m... ¡¡baturro hasta el final!!. Sabiendo, que si me la hubiera tomado sosegadamente, habría disfrutado de cada kilómetro.
La magia del maratón es que por mucho que la hayas entrenado, por mucho que la hayas visualizado, por mucho que tengas buenas o malas sensaciones, a la hora de la verdad, sale como sale y te puede pasar cualquier cosa. Así que...¿por qué no arriesgar pensé?... No era mi primera maratón y me conozco suficientemente bien... Sencillamente, decidí apostar y apurar.
La magia del maratón es que nos enfrentamos con nosotros mismos para demostrarnos cosas; la primera, sabernos capaces de ir más lejos de nuestros emocionantes e inherentes límites; pero después, cualquier sugestión sirve por simple que te parezca a ti o a los demás. Esta era la mía.
Y conociendo los distintos estados emocionales por los que pasa  un corredor durante una Maratón, me salté casi todos a la torera, en un empeño de estrellarme contra el muro, y saber si realmente existe, jajaja.
Como los incrédulos que por primera vez hacen espiritismo con su tabla Güija y un vasito duralex de cristal, interpelando enérgicamente: -“¡Si estás aquí, manifiéstate!” , enfilé yo al demonio ese del mazo.
Adquirí todos los números y me rodeé de todos los elementos para invocarlo.
Antes de carrera, rodajes más cortos de lo que suelo para preparar una maratón, quizás debido a esa falta de motivación, y correrla un poco por compromiso.
Después ese día, la osadía absoluta:
Ritmo rápido, que por lo sucedido y sentido en la media de Barcelona semanas antes, sabía que aguantaría hasta el kilómetro 30, pero desde allí en adelante tenía todas mis dudas; zapatillas inadecuadas: las que uso habitualmente en carrera (Newton) me habían dejado un soleo  muy afectado durante esa media, y aún no lo había recuperado. Ahora mis zapatillas habituales son las Hokas (¡Error!, Me parecieron poco adecuadas para una carrera así), y opté por tirar de trastero, y correr con unas viejas y desgastadas zapatillas Brooks, que sumado a un inexistente calentamiento, reunieron desde el principio todas las condiciones para que en el kilómetro cuatro y en el siete, me diera en ese soleo sendos dolorosísimos latigazos, pronosticando mi pronta retirada de carrera.
Pero... fui salvando kilómetros y el dolor se fue adormeciendo.
Pasé la media en 1h 26m, dispuesto a aguantar ritmo hasta el 30. Así lo hice, pero no sin pasárseme por la cabeza abandonar en multitud de ocasiones adjudicándome un buen entreno. Porque mi mente no estaba por lo que celebraba. Pero... pasé el treinta, y ya que estaba allí... continué.

En el treinta y cuatro percibí claramente que la gasolina se terminaba, y aparte de acordarme de Martín (un amigo) que dijo que nos animaría en el 35 tomando unas cervezas con el hombre del mazo, distinguí que lo estaba invocando irremediablemente (si no lo había hecho ya), y además bramando: -“¡Si estás aquí manifiéstate!”. Andaba derechito a estrellarme como Fernando Alonso contra el célebre muro.
En el 35 notando ya gran debilidad, por vez primera en mi vida paré en un avituallamiento (en una carrera de asfalto...), bebí y me comí medio plátano.
Continué trotando como buenamente pude (por si me veía Martín, que uno tiene su dignidad ;)...), y en el 37 exhausto obligado a caminar de nuevo, y después en el 39, que es donde me rebasó el globo de las 3h y su séquito. Pero el globo en ese momento lo llevaba yo apuntalao en el pecho... jajaja...
He de decir, que jamás me habían animado con tanta persistencia como estos instantes en los que me paraba y caminaba. La gente que literalmente abarrotaba el recorrido, se desgañitaba cuando te veía bajar los brazos..¡¡Chapó!!.
La terminaría aunque fuera andando, pero semejante animación, me hizo apretar los dientes, abrazar un poco la épica, escupir el tormento, y trotar hasta meta lo mas dignamente que pude e incluso como siempre, aplaudir al publico que allí se congregaba...
Soy consciente que no cumplí ningún protocolo del maratón. Ni pasé la fase de euforia previa, ni charlas, ni transiciones. La fase profunda de carrera para nada, y la de dudas comenzó en el kilómetro cuatro y no en los veintitantos como sería lo normal.
Eso sí, por vez primera, la  fase de “sufrimiento”, la cumplí a rajatabla, y el éxtasis final aunque no fue tal, tras diez kilómetros de pesadumbre, por el esfuerzo que me costó, me emocionó atravesar esa línea de llegada.
Escéptico hasta entonces, conocí al insolente tipo del mazo, que me esperó para ofrecerse educadamente, darme la mano, y acompañarme hasta el final. Una pájara en toda regla.
Me di cuenta, que este hombre del mazo no está agazapado en ningún lado. Es un ente que ya vive en tu cerebro cuando no estás bien preparado física y mentalmente, y que  pasada mitad de carrera, algunas veces antes, te recuerda lo que té queda y te sopla al oído que no tienes fuerzas para afrontarlo, ni estás preparado para ello.
Te reitera una y otra vez el muy cabrón: - “quién te mandaba a ti estar aquí”, y te taladra con observaciones como: - “¿por qué no te paras?, ¿Ves como no tenías que haber corrido tanto?, té queda un mundo, o ¡parate ya... que no tienes que demostrar nada a nadie,
Guerra psicológica en campo abierto de pesadumbre, amplio de extenuación y dilatado de desconfianza.
Pero es entonces cuando “no” hay que acepta esta capitulación como una derrota, si no como un medio para transformarla en victoria. Una victoria contra ti mismo y ese señor que te acompaña.
Sé que es jactancioso correr una maratón en tres horas un minuto (buena marca), y sentir que lo has hecho mal. Pero no es por eso. Es por sensación y la franqueza. Es lo que me pasó.
Me siento victorioso, y me he dado el alta tras mi operación... jajaja...
PD: Aparte de mis “memorias”, lo que más me entusiasmó fue compartir día y carrera con amigos de casa como Paco, Alejandro, Nico, Yago o David, y el codiciado debut en general de varios de ellos como Nestor, Mariano o Noemí; pero en particular el de Lucia; buena amiga, a la cual había apreciado mas de cerca sus ansias, ilusiones, dudas, miedos, e incluso al final, una lucha por sobreponerse a una repentina lesión. Observarla tras llegar abrazada a su familia con ese contagioso aturdimiento y delirio  de sueño cumplido, y esas espontáneas y sinceras lagrimas, me emocionó de verdad.
¡Qué grades todos!.Cuantos meses figurando con este sueño que terminaban de cumplir.
Capítulo aparte “Sir” (Si fuera ingles ostentaría ese título) “José Maria Cheliz” superando por treintaicinco vez a sus 75 años la línea de meta de esta maratón, y recibiendo un merecido homenaje de la organización de la misma....
Y Mon, tanto por honorable anfitriona, como por excepcional y sufrida animadora. ¡Gracias a tod@s y enhorabuena!

9 comentarios:

  1. Bonita crónia, menos mal que te tomas las cosas con ese optimismo y sentido del humor que te caracterizan....
    Ya nos dijiste antes de salir que no tenías ganas de correr....aun así, ole tus....eso!
    Muy buena marca Javi, quién la pillara!
    Gracias por la parte que me toca, gracias por tus consejos y tu apoyo.
    Para mí fue un gran día, y por ello lo recordaré y os recordaré con lacrimógena emoción!!!!
    Gracias locossssss!!!!

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    1. Gracias Lucia. El sentido del humor consiste en saber reírse de tus propias adversidades ¿no?
      Lo de las marcas es una tontería. Todos tenemos un motor “diferente”, que nos viene dado de fábrica, de serie; ese motor lo ponemos lo mas apunto que podemos, y ese “apunto” para nadie es igual. Uno puede haber hecho peor marca que otro, y sin embargo haberse exprimido al 100%.
      Enhorabuena maratoniana!!!

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  2. Jodo petaca! Pues menos mal que te pego el tipo ese, si no subes al pódium.
    Me encanta como describes cuando escribes. Yo he conocido a ese del mazo en varias ocasiones, y nunca nadie lo había descrito tan bien. Enhorabuena Javier eres un krak

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    1. Gracias Luis. Es que tuve un buen rato de charla con él, y me fijo mucho. Jajajjj
      Muchísimas gracias a ti!!

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  3. ENHORABUENA CAMPEÓN. MENUDA MAQUINA ESTÁS HECHO. EN TAN POCO TIEMPO Y YA COMO SI NADA.

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    1. gracias Angel. He de reconocer que si. La rodilla perfecta. lo demás.... ;)

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  4. Parece que esto va de sentido de humor... pues allá vamos... estas fatal Javi !!! Te enamoras de cualquiera.!!! Te explico he leído una historia de amor corta pero intensa de un tipo con un mazo, increíble tuuu!!! Otra con un Sr. mucho mayor que tu que lo llamas "Sir" y todo!!! Otra con una tipa larguiricha y emocionado que creo vende gafas Otra con Mon!!! Otra con amigos varios amigos!!! En fin... lo dicho... estas fatal!!! Solo me queda despedirte con una canción para ti y tu maraton:
    " Hay que ser torerooo
    poner el alma en el ruedo
    no importa lo que se venga
    pa que sepas que te quiero
    como un buen torero...
    me juego la vida por tí...(bis) "

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    1. Ole!!!
      Siempre hay que reír Ana ;)
      Y si no lo hacemos con las cosas que hacemos por gusto, como para hacerlo con las que nos disgustan... y si, mucho amorrrr.
      Ja ja ja ja ja lo de torero me ha gustao, aunque salí un poco corneado... con dos trayectorias una ascendente, y otra por poco de rodillas.

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  5. Gran maraton Javi, gran pelea, gran lucha interior. Admirable. Y hay que quedarse con lo bueno... tres meses antes estabas cojo en un quirofano. Salud y kms.

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