“Uno siempre sabe, pero se olvida de que sabe”
Ese es el modo de vivir con sencillez y humildad las aventuras deportivas o la propia vida.
El único placer que uno puede conocer, el único que se parecerá remotamente a la alegría, es seguir viviendo mientras conservas el instinto, el impulso vital.
Es muy posible que con los años, esa fuerza instintiva se vaya perdiendo, entonces hay que apelar a algo parecido a la fe, y hay que trazarse una meta que nos permita sustituir ese impulso medio animal ya perdido.
Me gustan mucho las leyendas, y siempre intento encontrar alguna del lugar al que viajo. Las leyendas expresan los deseos, los anhelos, los temores, los ideales y sueños que son parte de la visión global que tiene un pueblo de su propia historia y su relación con la naturaleza.
Hay una leyenda lapona con la que quiero comenzar estas memorias de la primera expedición a píe sobre el mar Báltico, para colocarnos en ambiente. La Leyenda de “Rika-Maia”.
“Hace muchos muchos años, vivía una bruja lapona muy poderosa en Mausjaur, más allá de Arvidsjaur y no muy lejos de Lulea, donde arribamos en avión desde Barcelona vía Munich y Luxemburgo, en el Norte de Suecia. Se llamaba Rika-Maia.
Rika-Maia era muy acaudalada, y por tanto era dueña de una enorme manada de renos.
También era una bruja muy poderosa, tenía grandes poderes mágicos y por tanto muy buenas relaciones con Tiermes, el dios de las tormentas que allí imperaba. Tiermes era el dios de la tormenta, del agua y del fuego, y volaba por los aires con su vestidura azul, haciendo añicos los montes de Laponia con su poderoso martillo.
Rika-Maia sacrificaba renos para apaciguarle y tras el sacrificio los enterraba de manera que sólo se veían sus cuernos. Tras ello escuchaba un fuerte trueno, que significaba que Tiermes había recibido con satisfacción su sacrificio.
Un buen día se originó un furioso incendio en el bosque que amenazaba los pastizales de los renos de Rika-Maia. Ella, que al llegar a la vejez se había quedado ciega, ordenó a su sirviente que la llevara hasta el río Mausjaur. Allí, echó un velo sobre su cabeza, vadeó un largo trecho y empezó a silbar arrojando agua mientras tocaba un tambor. De pronto de ningún lado, surgió un nubarrón y comenzó un fuerte aguacero que apagó el incendio.
Antes de morir, Rika-Maia pidió que la enterraran en el Storberget (el gran monte) con el propósito de poder escuchar el ruido de los cascos de sus renos mientras pastaban cuando estuviera yaciendo en su tumba, y advirtió que si no se realizara su voluntad, aniquilaría toda su manada de renos. Cuando murió , su yerno consideró que era demasiado pagano enterrarla en el monte, en tierra no sagrada, y decidió enterrarla en un cementerio.
Un año después, fue un año difícil para la cría de renos, no había pastos, y las manadas se fueron yendo más y más lejos bajando hasta el litoral del Océano Antártico. No se pudo hacer nada para detener a la manada de renos, que llegaron hasta el océano ,desaparecieron en el hielo, y todos murieron. Asimismo un día, alguien intentó robar los cuernos de un reno sacrificado y enterrado en la colina, y lo mató un rayo”.
Son muchos los temores que impiden emprender un camino, pero tal vez uno de los que más afecta es el creer que no se puede lograr. Donde fueres haz lo que vieres. Imprégnate de la sabiduría local, y encomiéndate a sus Dioses.
Viernes 5 de Marzo del 2010:
Llegamos a Lulea (Suecia) a las nueve y media de la noche, tras una largísima y agotadora jornada de aviones, trasbordos y esperas (Barcelona-Munich-Estocolmo-Lulea).
En el aeropuerto de Lulea nos colocamos a ambos lados de la cinta mecánica para reunir el equipaje, y poco a poco, cada cual fue alcanzando el suyo.
Los globeros, Angel, Miquel y su equipo, habían enviado ya el grueso del suyo semanas antes en camión junto con los dos formidables globos que iban a utilizar en su intento de travesía por aire.
Cuando terminó el procedimiento y la cinta se detuvo, ¡sorpresa!, uno de los petates de Arcadi no estaba. Vaya aprieto. Me revivió el pasado año casi por estas mismas fechas, cuando en Whitehorse (Canadá) no nos llegó el nuestro a Salva y a mi a tres días para comenzar la Yukón Artic Ultra, y nos quedamos con lo puesto a -20ºC.
Santi y Arcadi tramitan la reclamación braceando en un mostrador, cuando en estas llega Lowe. Lowe era nuestro contacto, y asesor Sueco. Con él habíamos contactado y tratado desde España unos meses antes, pues tenia una empresa de aventura en la zona, hablaba castellano por ser su mujer de Ecuador y nos iba a proporcionar y alquilar material y servicios de los que íbamos a emplear para acometer nuestra aventura.
Cuando se presentó y lo miramos, todos pensamos y murmuramos lo mismo o parecido: “¡Vaya armario ropero!”. Lowe debía de medir uno noventa y algo, y su perímetro de hombro a hombro, exagerado por el abultado abrigo Grifote que llevaba, figuraba otro metro de ancho de lomos. Un autentico guardián de discoteca Sueco. Su aspecto me recordó a un John Wayne joven; aparentemente rudo, leño y alto saco de músculos, con rostro conformado entre afable y curtido.
Aguardamos los arreglos por el equipaje extraviado, y finalmente nos aseguraron que mañana intentarían que llegara aquí a Lulea. Esperemos que así sea, porque en ese petate Arcadi lleva toda su equipación para la travesía.
En la salida del Aeropuerto, nos estaba aguardando un flamante y aristocrático minibús de dos pisos para llevarnos hasta Brändön a unos treinta kilómetros mas al norte. Nuestro primer plan era partir desde Lulea hasta Oulu, pero hace dos semanas, Lowe contactó con nosotros para indicarnos que esto no sería posible, y que tendríamos que partir desde Brändön e intentar llegar hasta Kemi en Finlandia, también algo mas al norte. Nos refirió que se había abierto un gran agujero en el hielo de unos cincuenta kilómetros de ancho y algo mas de cien de largo frente a la costa de Lulea . Infranqueable, a no ser que queramos hacer la travesía en barco....
En el autobús, exhausto y gastado de viaje, voy observando casi curioseando y evaluando al resto de la expedición, mientras Arcadi el pobre es centro de nuestras ironías tras la perdida del equipaje. La procesión le irá por dentro.
Los cristales están embebidos de frío, pero se aprecian a los laterales de la carretera espectrales luces de lo que parecen recogidas casitas que emergen desordenadas y distanciadas por un umbrío arbolado.
Todo está nevado, y transitando ensimismado por esta carretera coagulada de hielo y después por un estrecho camino entre árboles, recibo el primer revoloteo interior de situación. Ese que se siente cuando empiezas a descubrir y dejas de imaginar. Estamos cerca del límite con el círculo polar ártico, y la primera impresión que da es que hace mucho frío.
Tras algo menos de una hora de marcha, el autobús se detiene al poco de sobrepasar Brändön, frente a una rampa helada ajustada de árboles y engalanada a sus márgenes por dos largas filas de llameantes farolillos de aceite incrustados en el suelo. Al momento dedujimos y Lowe nos explico que no eran para realizarnos una pomposa bienvenida, sino que había un grupo de turistas a los que les habían organizado una cena tradicional Sami (típica Lapona) en una voluminosa y “auténtica” Kota Sami (tienda típica lapona, al estilo tepee indio), asentada sobre la superficie del mar helado. Podemos escuchar sus risas fortalecidas por algo mas que agua...
Bajamos caminando hasta un conjunto de cabañas de madera pegadas a la costa.. Un paisaje irreal, sumergiéndose en una especie de tinieblas. El sol ya se había puesto hace horas; y sobre el fondo oscuro de la noche, se subrayaba un azul oscuro pizarra mas misterioso por momentos.
Estas cabañas de madera, formaban parte de un conjunto anexo a un edificio de recepción mas grande aunque igual de rústico, con restaurante y un pequeño bar. Las cabañas eran para cuatro personas: Cada cabaña tenían fuera un porche de madera y dentro con calefacción, cuatro modestas camas en dos habitaciones, y un saloncito comedor completamente equipado con cocina anexada y un baño (90€ la cabaña/para cuatro). No se puede pedir más. Un verdadero lujo.
Nos colocamos Arcadi y yo en una habitación, y Kike con su mujer Rosa en la otra; lógicamente Kike no nos hubiera dado otra opción...Rosa tampoco.
Nos habíamos distribuido todos entre cuatro cabañas contiguas. Dos para nuestro equipo de tierra (Arcadi, Kike, Rosa, Santi, Iván, Rafa y yo), y dos para el equipo de globeros Kon-Tiki (Ángel, Miquel, Carles, Rosa, Albert, y algunos mas que con mi frágil memoria no recuerdo el nombre... ya perdonareis). Te enamorará nada más contemplar la estética de este lugar. Un estilo que podría calificarse como tosco/chic.
En este preciso instante, a oscuras acurrucado en la cama, comenzaba a comprender que esto ya estaba por comenzar. Pasado mañana partiremos mar adentro. Añoranza de la gente de casa, de Rosana y Miguel que no pudieron venir finalmente, de amigos, y compañeros de caminos.
Hoy aquí con mi nueva familia. Una familia insólita y peculiar que podría protagonizar una de las mejores películas de Woody Allen (en el buen sentido).
Sábado 6 de Marzo del 2010:
Son las cinco y media y me despierto. He dormido…por fin. Ayer pese al agotamiento del viaje, aún sacamos fuerzas, nos juntamos para cenar y organizamos una improvisada fiesta de productos regionales en la cabaña vecina de Santi, Iván y Rafa: jamón (de mi amigo Pedro y (Sabores de entonces) y de Pirenaica del jamón) y el espectacular chorizo y longaniza (de Toño de Carnicería Bernad) regado con dos enormes botellas de vino del Somontano que trajo Santi para celebrar la “llegada”....
Desde la cama, tras el quicio de la puerta de la habitación, veo las grandes ventanas del pequeño comedor, y tras ella unas vistas espectaculares de horizonte blanco, de pinos y mar helado. Amanecer en un sitio tan bello y natural te pone alegre.
El sol mañanero es extremadamente tenue, y apenas se asoma por el horizonte, como queriendo esconderse desconfiado de nosotros o quizás del invierno. Me levanto sigilosamente para no despertar a mis compañeros que aún duermen, y me recargo de ropa para darme un paseo y mirar de frente al mar. En mis pupilas un paisaje helado alumbrado por un sol pajizo.
Hace frío -10ºC; menos del que esperaba y un poquito de viento. El agua que no puedo tocar y espero no tocar, el aire, el frío, todo se concentra en esta emoción o esta locura, este dogma de instinto, o que se yo que incita a venir a lugares como este e intentar aventuras como la que queremos hacer. He conectado el Spot, que es el aparatito emisor GPS con el que por medio de Google maps podrán seguir nuestra posición, y parece que señaliza bien.Observo el mar desde un gastado embarcadero de madera. El mar helado tiene magia...y misterio....me proyecta al futuro...Es como etéreo y se entremezcla con el cielo, se confunde con el ligero viento, y siento una sensación de inmensidad, de salvaje y poderosa energía que me sobrecoge.
El mar Báltico es un mar interior al norte de Europa, abierto al mar del Norte y, al océano Atlántico a través de los estrechos de Kattegat y Skagerrak. Su superficie es de 432.800 km² e incluye dos grandes golfos: el golfo de Finlandia, mas al sur, y el golfo de Botnia, que es en el que nos encontramos. Su profundidad media es de 57 metros; y la profundidad máxima de unos 500 metros. Curiosamente es también, el mayor depósito de ámbar del mundo.
Su salinidad es muy baja. Este hecho se explica por su alta latitud combinada con una gran aportación de agua dulce por parte de muchos ríos, y esto facilita su congelación.
Es bueno vivir, es mejor imaginar, y lo mejor de todo, despertar y actuar.“Ya estamos despiertos”. La primare buena noticia del día que se refleja claramente en el semblante de Arcadi y en la moral de todos, es que su petate ha llegado.
Después, durante todo el día, hemos hecho prácticas con el equipo que utilizaremos durante la travesía, raquetas, encordamientos, evolucionar con la pulka, técnicas para sobrepasar grietas, etc, mientras nuestros refuerzos Rafa Ariño e Iván Talavera se afanaban en filmarnos en video y a hacernos espectaculares fotos que puedan valer para documentar la película que queremos elaborar para narrar y divulgar nuestra experiencia durante la travesía .
Lowe nos ha descrito las pautas de actuación y protección a seguir ante una caída por quebrarse el hielo, o dentro de una vía de agua. Cada uno llevamos muy accesible una pequeña bolsa con un cordino, similar a las utilizadas para un salvamento en raftin, para si alguno cayera al agua podérsela arrojar rápidamente y sacarlo. Para esto debemos estar muy prevenidos, porque es una incidencia muy habitual, nos dice Lowe, y por ello llevamos una muda de ropa seca y aislada para en el caso de caer al agua, cambiarse velozmente mientras los compañeros preparan la tienda y el saco de plumas para poder meterte antes de una previsible hipotermia.
Otro sistema curioso que yo desconocía, son “los cuchillos esquimales”: Dos punzones en forma de dos puñalitos que llevaremos colgados del cuello como si fuera un collar, cuyos mangos están unidos por cordeles a una pequeña, rígida y ligera funda de plástico en forma de V, para así en el caso de romperse el hielo y hundirte, agarrarlos fácilmente por estar muy accesibles y a la altura del pecho, incrustarlos en la superficie del hielo y así poder asirte a ellos y salir del agua. – “Estos esquimales piensan en todo”.
También llevamos un “traje seco”. Un traje denominado trilaminado, por estar hecho de un tejido compuesto por tres láminas de diferentes materiales.
En estos trajes el tejido, es más flexible y mas manejable que uno convencional de neopreno, pero no aporta ninguna capacidad aislante contra el frío, tan solo asegura la no entrada de agua, por lo que te lo pones encima de tu propia ropa. En el caso de encontrarnos con alguna vía infranqueable de agua de varios metros de anchura, esta será nuestra única alternativa para poderla cruzar. Introducirnos en el traje seco, y de uno en uno alcanzándonoslo de nuevo por medio de la cuerda, o de una pulka a modo de barca, introducirnos en el agua y franquearla. - Solo de pensarlo ya tirito.
Los globeros durante su vuelo, tendrán que ir directamente enfundados en estos trajes por si cayeran al mar, y concretamente estos, también llevan una baliza de señalización de posición para en ese caso, y una vez alertados los centros de coordinación de salvamento marítimo, organizar un dispositivo de rescate lo mas rápidamente posible pues tienen una la autonomía de aguante limitada.
Estamos agotados de tanto preparativo, pero antes de acomodarnos y descansar, distribuimos con Kike y Arcadi el material en las tres pulkas, organizamos las raciones de comida, el gas, etc.
Lo último que hemos hecho antes de cenar sentados alrededor de la mesa en la cabaña, ha sido reunirnos con Lowe para tener información de ultimísima hora de la ruta, y un parte de hielo lo mas actualizado posible.
Un parte de hielo es muy curioso; lo plasman mediante colores. Hay una parte de color blanco que significa que es mar abierto (no hay hielo), después una parte azul, que indica que el hielo es nuevo y puede tener un grosor solamente de 2 a 20 cm; roja: placas de hielo roto, quebrado y amontonado que pueden llegar a tener hasta diez metros de altura; y negro: la parte de hielo seguro, firme y grueso, que es la que vamos a intentar tomar, aunque según vemos, deberemos introducirnos en algún punto de zona roja para poder atravesar. Eso si, intentaremos evitar la zona azul, y en la blanca sin barco no nos será posible.....
A diario nos irán redirigiendo porque las condiciones cambian en horas para bien, o para mal.
Con este parte de ultima hora, Lowe nos ha indicado que hay una enorme abertura en la parte central del golfo (blanca), y durante la tarde, nos dice que se ha extendido más al norte debido a los fuertes vientos que sacuden las placas de hielo rompiéndolas por la enorme presión que estas ejercen. Eso nos obliga a efectuar la ruta más segura posible trazando una línea entre islas comenzando mas hacia el sur de lo que pensábamos, dirigiéndonos hacia la isla con un extrañísimo nombre que no recuerdo, para pernoctar en su costa el primer día y progresar después en dirección norte para tratar de cruzar la zona más expuesta por allí (roja), y después intentar llegar en línea recta a Kemi .
Rutas en sitios espectaculares, habitados por seres que conquistan mis ganas y las de un puñado de personas más.
Si tenemos mala suerte, nos dice, nos podemos encontrar con cuatro vías de rompe hielos, y si la diosa fortuna nos sonríe, tan solo con una supuestamente infranqueable en una refinería de petróleo ya cerca de Kemi, que es a donde llegó la expedición que logró cruzar con esquís.
Para terminar el día, nuestros auxiliares/amigos nos han obsequiado con una cena de despedida a base de macarrones al horno con jamón y unas enormes chuletas de cerdo a la brasa que ha aderezado Rafa Ariño. Traté con Rafa cuando vino a la Ultra Trail Guara Somontano como fotógrafo, pero con el trajín de la carrera no pude conocerlo bien. Aquí, en tan solo dos días me ha sorprendido sobre todo por su entusiasmo. Es como el hermano pequeño simpático y parlanchín. Siempre y en todo momento lo veo “haciendo oficio”, fotos, y aunque parece refugiarse en un aparente pero cuidado desorden que aumenta la desenvoltura de su cabeza, sabe lo que hace en cada instante. Hace un gran equipo con su álter ego Iván. Iván que en un principio aparenta ingenuidad y timidez, al poco te asombra y amplia considerablemente y para bien sus registros de presencia volviéndose en una persona tan afable como tu peluche preferido. Junto con Rafa, como comentamos entre bromas, parecen Pepa y Avelino de escenas de matrimonio vivacidad combinada con parsimonia. Un ratito observándolos sería mas o menos (pero de muy buen rollo):
- Churri, ¿qué has hecho hoy?; - Nada; - ¿Cómo que nada? algo habrás hecho.; -NO; -¿Has filmado?; - Sí. ; Y, ¿has desayunado?; - Si; -¿te has echado la siesta?; - Si; - Coño Iván, ¡dime algo más largo!; - ¡Gilipollas!...
Todo esto entre risas. Que lujo de compañia.
Mañana a las siete de la mañana tenemos previsto salir e intentar llegar a la isla que nos ha recomendado Lowe. Los “globeros” no tienen buenas condiciones climatológicas para mañana (quizás nieve un poco), así que han pospuesto su intento de travesía para el lunes si las condiciones son favorables.
TIO. SIGUES ENGANCHANDO CON TUS RELATOS.
ResponderEliminarRAMÖN
Tienes ya un estilo propio que me encanta. Ya estoy deseando seguir leyendo esta nueva aventura.
ResponderEliminarBonitas cabañas tosco-chic... pero, que paso el domingo 7? cruzasteis lo baltico?
ResponderEliminarEste blog es como una ventana al mundo exterior. A un mundo de hacer las cosas de otra forma. Bonita fábula y conclusiones. Fantástica aventura que leemos encantados y con cierta envidia aunque no dejaría de hacer lo que ahora estoy haciendo.
ResponderEliminarSaludos
Ramon Gracias
ResponderEliminarYuma y Paco, paciencia que el siguiente capítulo estará pronto. Nome presioneis...jajaja
Gracias y bienvenida a este blog "Viento a Favor"
He aplazado la lectura hasta hoy para poder ller con calma y paladearlo como se merece, estupenda narración!
ResponderEliminarYa tenemos el viento (de la aventura) a favor, ya volvemos a disfrutar e lo que otros sabeis hacer y contar.... Me tiene un poco mosca eso de la mayor concentración de "ámbar" ¿a qué habeis ido? ¿HE?
ResponderEliminarVenga Javi sigue contando.... que se sepa todo...
Javi me quito el sombrero , como siempre un placer leerte.
ResponderEliminarJaume