UNA MAS

Hay una serie de creencias sobrenaturales sobre la suerte, y aunque muchas veces somos recelosos sobre estas cosas de Dioses, doctrinas o fetiches, casi todos creemos en ella; la buena o la mala suerte. No hace tanto tiempo, un día cualquiera nos topamos Arcadi, Kike y yo, una coincidencia nos unió (bueno una coincidencia y Santi Santamaria), para organizar la primera Ultra Trail Guara Somontano. Ahora esa imborrable amistad a primera vista, la ha sellado el mar helado del Báltico, que tanto nos fascinaba a los tres. No quiero empezar este post sin dar las gracias a los que nos habéis dado la oportunidad de estar aquí, a los que habéis estado animándonos día a día (Habéis sido tantos que no quiero nombrar a nadie y lo haré/haremos personalmente en cada oportunidad). Cinco días en aventura irrepetibles.Sueños de soñadores, lejanos, añorados, esperados. Y entre estrofas, iluminaciones, imágenes, los tres seguimos transitando este camino de quijotes con todas sus letras. Lazos que se van uniendo en nudos imposibles de desatar, pues están hechos con el afecto, cariño, noches gélidas, extenuación resignada y “amistad”; ésa, que se siembra cada día con abrazos imaginarios, bromas y sonrisas de tu color preferido... en este caso el azul del hielo. Siempre hay que tener en cuenta la forma en que la suerte te favorece. Porque a que todo vaya bien o mejor se le suele llamar suerte Como ya escribí una vez, soñar, pensar, ¿qué diferencia hay? no sabemos si lo soñado es pensado o lo pensado fue primero imaginado o soñado. Lo que ayer era una realidad, hoy ya es un anhelado sueño que tres amigos pensaron…o acaso lo soñaron, y quisieron hacerlo realidad. El final, un final que si soñaron y finalmente consiguieron. En la mayoría de los casos, el deporte de aventura nace de la expresión de alguien que se cree capacitado para enfrentarse a lo misterioso y aceptar e incluso disfrutar la revolución interna de un ser deseoso ante un destino que desconoce y a la vez, de manera callada, teme. Afrontar un desafío, sabiendo que el único final posible es la meta o el éxito, haría perder ese fulgor de hazaña e incertidumbre, que tanto nos motiva a los que nos motiva este tipo de vida.Esta travesía ha sido extraordinaria, dura y extrema contigo mismo en el sentido más estricto y severo de la palabra. Como siempre, emocionados en muchos momentos ante el espectáculo de sentirte tan pequeño pero a la vez tan grande en un lugar tan agreste y a la vez tan auténtico y chocantemente tan familiar. Cruzar kilométricos desiertos de hielo que te contempla silencioso lleno de almas dormidas, todo encuadernado junto a tres amigos y un sueño. Cruzar solitarios extensos y solidificadas llanuras heladas en un silencio solo perturbado por tus propias reflexiones y el retumbo de las pulka enredados con el rechinar de los bastones y el crujir de las pisadas en la nieve. Al final, al transcurrir de los días ver el entorno como un provecho, una subvención de la naturaleza y no como un hostil enemigo, ha sido el truco que nos ha facilitaba las cosas. Aparte de todos vosotros, la nieve nos ayudaba a arrastrar la pulka con más facilidad y nos daba de beber, los arboles de las pequeñas islas nos resguardaban de vientos de más de cien kilómetros por hora, cuando nuestra ruta giraba, casi al unísono lo hacía el viento para hostigarnos por la espalda y no de frente, los rompehielos determinaron no pasar, y el que decidió pasar, lo hizo prematuramente por la tarde y esa noche hizo tanto frio que su trayecto se congelo en pocas horas. Incluso comenzamos a amigarnos con el frio y sus percepciones. He tenido la suerte de llegar al final de esta aventura con dos grandes compañeros, percibir de nuevo el frio en mi cara, distinguir como se me entumecían las manos, los pies e incluso el alma. He tenido mucha suerte. Según mi particular punto de vista, poniendo como siempre mi mirada un tanto escéptica y terrenal, es decir, exenta de misticismo y con una cierta resignación vital, este tipo de aventuras, es muy muy difícil llevarlas hasta el final. Son tantos factores; preparación, mentalización, climatología, rompehielos, grietas, focalización y finalmente “suerte” o la falta de esta. Aun hoy, mis músculos tenían la sensación de estar tirando aun de la pulka, la sentían y se convulsionaban solos en automático movimiento de recuerdo. Gran recuerdo. Recuerdo de un sueño y la suerte; la buena suerte. Buscada y encontrada. Como decimos los montañeros, “la montaña muchas veces te deja o no te deja subir”, aquí, “el mar Báltico nos ha dejado cruzar” pero allí estábamos para intentarlo. Gracias a todos y en especial a Rosana, Rosa, Santi, Iván, Rafa , Miguel y los globeros de Kon tiki Angel y Miquel.

Seguro que estos tres amigos no será el último sueño que vivan juntos…

http://www.diariodelaltoaragon.es/Deportes/NoticiasDetalle.aspx?Id=619693